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Nuevo-viejo campeón

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Francia es campeón de la Copa del Mundo. Foto: Reuters

RUSIA 2018

Francia mereció tanto el título como Croacia los aplausos

Francia es campeón de la Copa del Mundo. Foto: Reuters
Francia es campeón de la Copa del Mundo. Foto: Reuters

Francia es el nuevo campeón del mundo y nada puede decirse. Ganó sus últimos cuatro partidos sin necesidad de ir al alargue y fue junto a su vencido Croacia el más goleador del torneo con 14 goles. La mayoría de los uruguayos estarán contentos por Antoine Griezmann o bien por simpatizar con el país galo, pero ¿cómo no contagiarse de esta Croacia emocional que aun viendo que no podía contener al rival siguió yendo al frente?

Perdió 4-2 la final, es verdad, pero en cierta manera será recordada al igual que la Holanda de 1974 como uno de los vicecampeones más meritorios de la historia de los mundiales. Porque Croacia contagió a propios y extraños. Luego de jugar tres alargues consecutivos, corrió y logró meter a Francia en su área cuando el marcador ya estaba completo.

Esta vez no fue la velocidad de Mbappé ni la del equipo francés la que abrió el partido, sino la pelota quieta. Y en este apartado tiene un destaque especial Griezmann. Para aprovechar las faltas no es tan importante tener buenos cabeceadores como tener un buen ejecutante y el delantero francés ha demostrado que lo es a lo largo de todo el torneo.

Puso la pelota que Mandzukic a los 18’ mandó a su propia red apurado por Varane y luego anotó de penal el 2-1, en un gol que hará historia porque por primera vez en una final se marcó desde el punto blanco luego de que el árbitro (Néstor Pitana) utilizara el VAR y, correctamente, señalara la pena máxima por mano de Perisic. Para Griezmann fue el cuarto tanto del certamen (tres de penal) y la tercera asistencia.

Francia demostró ser práctico. No pudo desarrollar su velocidad porque Croacia (4-2-3-1) cubrió muy bien los espacios. Sin embargo, la falta generada por el propio Griezmann y la imprudencia de Perisic al saltar con el brazo extendido castigaron a un conjunto balcánico que tuvo más la pelota y generó mayor cantidad de situaciones de peligro antes y después del 1-1 marcado por el mismo Perisic.

La actitud con la que salió Croacia a jugar el segundo tiempo marcó la pauta: era al todo o nada. Las fuerzas ya entraban a flaquear y necesitaba encontrar el empate, pero no tuvo potencia ni claridad. Deschamps la vio toda: debía recostar el equipo para que se generaran en ofensiva los espacios que no tenía. Puso a Nzonzi, sacó a Kante, armó un 4-3-3 y se jugó al contragolpe. Y así liquidó la final con dos goles en seis minutos (entre el 58 y el 64) y con Pogba y Mbappé como protagonistas.

Francia ganó con sus armas: la pelota quieta el contragolpe. Croacia perdió con las suyas: buen trato de pelota y nunca bajar los brazos.

El mundo tiene un nuevo-viejo campeón y merecido. Se llevó el trofeo, pero los aplausos fueron, son y serán para Croacia.

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