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Hoy fue hace cuatro años

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La Quinta Tribuna.

LA QUINTA TRIBUNA

Entre el 12 de junio de 2014 y hoy, 14 de junio de 2018, que empieza el Mundial de Rusia, cambiaron muchas cosas, pero algunas siguen igual.

Hay algo en el aire. Hay algo que le pesa a los brasileros, una leyenda que los presiona, una derrota que les dice que el cuento no puede volver a repetirse, el nombre de un estadio que se transformó en la peor derrota de su historia y en una de las hazañas más épicas de nuestro fútbol y del fútbol del mundo.

Son las 15:17 del jueves 12 de junio de 2014 y el Mundial de Brasil está comenzando. El Corinthians Arena es una fiesta de colores y música. Una pelota gigante en el centro del escenario se abre y Claudia Leitte empieza a cantarle a su gente. Segundos después, Jennifer Lopez y Pitbull emergen desde el suelo y cantan “We are one”. Es una fiesta, como tiene que ser un Mundial y como tiene que ser en Brasil. Nadie sabe que, más allá de la fiesta, de la presión, de la historia y de que sean uno de los mejores equipos del mundo, 26 días después, Brasil va a vivir una nueva derrota en su propia casa que va a abrir más la herida del Maracaná.

Nosotros tampoco lo sabemos. Nosotros, los uruguayos, que estamos confiados porque somos los campeones de América y por un cuarto lugar en Sudáfrica 2010, no sabemos que en unos días vamos a perder contra Costa Rica, el que parecía más fácil dentro del grupo más difícil, ni que ese será el último partido de Diego Lugano en la selección. Pero tampoco sabemos que vamos a resurgir de un 3 a 1 para enfrentarnos con una Inglaterra agrandada y confiada.

Lo que sí sabemos es que nos hacemos grandes contra los más grandes y que cuánto más difícil sea, más nos gusta. Es como si fuese parte de nuestra esencia: eso de jugar mejor cuando parece que no hay nada por hacer, eso de hacerle frente a los rivales que parecen imposibles, eso de vestir de celeste a David para meter un cabezazo inalcanzable al segundo palo de Goliat. Porque ahora no lo sabemos, pero en una semana, vamos a ganarle 2 a 1 a los ingleses con dos tantos de Luis Suárez, que hace un mes era operado de la rodilla izquierda. No tenemos idea de que en ese partido, Palito Pereira se transformará en leyenda ni que días más tarde vamos a dejar afuera del Mundial a nuestro espejo futbolístico en Europa, a Italia. Tampoco sabemos que luego de eso nos van a lastimar, nos van a dejar sin Suárez y con él se van a llevar todo lo que teníamos planeado, pensado, soñado.

Pitbull, Jennifer López y Claudia Leitte en la inauguración del Mundial de Brasil 2014. Foto: Reuters.
Pitbull, J-Lo y Claudia Leitte en la inauguración del Mundial de Brasil 2014. Foto: Reuters.

Es 12 de junio de 2014 y Colombia no ha llegado más allá de octavos de final en un mundial. Chile no ganó una sola Copa América y Perú observa otra vez el mundial por televisión, acostumbrado a su lugar tras 32 años de hinchar por otros, sin un futuro en la cabeza. Una eliminación de España en primera ronda es un chiste malo, pero no tanto como decir que Costa Rica puede llegar a cuartos de final.

Pitbull se mueve de acá para allá mientras Dilma Rousseff mira la ceremonia inaugural desde el palco. Jennifer López canta, luego de varias horas de vuelo proveniente de un país donde Donald Trump es un millonario excéntrico y gracioso que sale en la tele cada tanto. A Porto Alegre arriban hinchas franceses, prontos para debutar en tres días sin que se les pasen por la cabeza la existencia de la revista Charlie Hebdo o que el Bataclán será asociado, dentro de un año, con una matanza. Los uruguayos que ya están en Fortaleza usan poco y nada la tarjeta de débito y en su país la Policía todavía te para si te ve con un porro. Las hinchas argentinas cantan “Brasil decime qué se siente”, inconscientes de que un año después van a estar pidiendo “ni una menos” y que dentro de cuatro, un día antes de que empiece el próximo mundial, estarán con pañuelos verdes cantando que “se va a caer”.

Luis Suárez celebra un gol ante Inglaterra en el Mundial de Brasil. Foto: AFP.
Luis Suárez celebra un gol ante Inglaterra en el Mundial de Brasil. Foto: AFP.

Recoba y Pacheco todavía juegan al fútbol, al igual que Totti, Henry y Gerrard. Alcides Ghiggia está vivo, y China Zorrilla también.

Entre el 12 de junio de 2014 y hoy, 14 de junio de 2018, que empieza el Mundial de Rusia, cambiaron muchas cosas, pero algunas siguen igual. Tabárez sigue dirigiendo a la selección uruguaya, en tiempos en que los vecinos cambiaron de técnico tres veces en cuatro años y España despide al suyo un día antes de que empiece el mundial. Muslera sigue en el arco, pero ahora está por convertirse en el primer golero en vestir 100 veces la camiseta de la selección. Godín sigue en la defensa solo que ahora la lidera, y también a todo el equipo. Suárez y Cavani siguen siendo unas bestias que no paran de hacer goles, solo que ahora se entienden más que nunca.

Y nosotros seguimos confiados e ilusionados. Nosotros seguimos ahí, muriéndonos de ganas de estar en la cancha, gesticulando y cabeceando como si fuéramos ellos y apoyándolos desde el inicio. Nosotros, como en 2014 o como en 2010, seguimos acá, y algunos están allá, en Rusia. Pero no importa. Nosotros seguimos siendo tres millones que se hacen uno cada vez que juega Uruguay.

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