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Cinco historias curiosas de Les Bleus

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Foto: archivo El País.

FRANCIA

Un recorrido por los orígenes del campeón del mundo.

Foto: archivo El País.
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1) Campeones tras 80 años

Francia cumplió un papel central en la organización del fútbol, tanto en la FIFA como en la UEFA. Su seleccionado participó desde muy temprano en las competencias internacionales (fue uno de los equipos que inauguró la Copa del Mundo el 13 de julio de 1930), pero demoró 80 años en conquistar su primer título.

Fueron ocho décadas y dos meses de sequía: su seleccionado debutó el 1° de mayo de 1904 ante Bélgica en Bruselas, un empate 3-3, y recién el 27 de junio de 1984 pudo celebrar la conquista de la Eurocopa, tras vencer 2-0 a España en la final de París.

Pese al entusiasmo demostrado ya a comienzos del siglo XX por sus dirigentes y sus jugadores, el fútbol francés demoró en alcanzar jerarquía competitiva. En sus primeros tiempos sufrió estrepitosas goleadas: en 1906 perdió 15 a 0 con Inglaterra en París, en 1912 cayó 17 a 1 ante Dinamarca por los Juegos Olímpicos de Londres y en 1910 recibió un 10 a 0 de los ingleses en Brighton. Cuando enfrentó a Uruguay en Colombes, por los Juegos Olímpicos de 1924, fue derrotada por 5 a 1.Entre 1930 y 1954, participó en cuatro mundiales y apenas una vez alcanzó los cuartos de final, cuando fue local.

Pese a esos 80 años sin éxitos, en 1958 logró armar un excelente equipo, tercero en el Mundial de Suecia. Y su delantero Just Fontaine fue el goleador con 13 tantos, una cifra nunca igualada. Pero se trató de una alegría fugaz, pues fueron eliminados del Mundial de Chile 1962. Francia estuvo en Inglaterra 1966, pero de nuevo faltó a México 1970 y Alemania 1974. Recién volvió a clasificarse para 1978 en Argentina. Y allí comenzó la primavera para Les Bleus, con el técnico Michel Hidalgo y una generación de futbolistas encabezada por Michel Platini que se consagraría, precisamente, en la Eurocopa de 1984. Y después, los trofeos llegaron muy a menudo: los Mundiales de 1998 y 2018, la Eurocopa 2000, el oro olímpico 1984, la Copa Franchi 1985, la Copa Confederaciones 2001 y 2003.

Foto: archivo El País.
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2) Ya en 1931 jugó un negro

El primer futbolista de piel oscura que defendió a la selección de Francia fue Raoul Diagne, nacido en la Guayana Francesa, que debutó en la derrota ante Checoslovaquia por 2 a 1 en 1931.

En realidad, Diagne era de origen senegalés: su padre se desempeñaba como diplomático de esa nación africana y cuando cumplía su misión en la Guayana nació Raoul. Este, tras su retiro como futbolista, se convirtió en el primer director técnico de la selección de Senegal.

Para la Copa del Mundo de 1938, disputada en Francia, el entrenador Gaston Barreau convocó a varios jugadores de origen extranjero: los argelinos Abdelkader Ben Bouali y Jean Bastien, Oscar Heisserer (de raíces alemanas) e Ignace Kowalczyk (alemán-polaco), además de Diagne. E incluso un uruguayo nacionalizado, el defensa Héctor Cazenave.

Esto demuestra que el plantel multiétnico que llevó a Francia a conquistar el Mundial de Rusia 2018 no representó una novedad. Entonces, como hoy, lo explican la situación de Francia como potencia colonial, más la importante inmigración extranjera que atrajo durante varios períodos del siglo XX.

A diferencia de lo ocurrido en otros países europeos, los jugadores provenientes de África se destacaron pronto en el fútbol francés. Y algunos de ellos fueron ídolos. Por ejemplo, Larbi Ben Barek, nacido en Marruecos y con actuación internacional antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Como Marruecos era un protectorado, su selección solo podía disputar amistosos. Ben Barek jugó por su país natal en algunos de ellos, pero también defendió a Francia.

El delantero Thadée Cisowski, con importante actuación en la década de 1950, había nacido en Polonia y se hizo ciudadano francés para jugar por Les Bleus.

Algunos integrantes del gran equipo francés de 1958 también tenían origen extranjero. El goleador Just Fontaine nació en Marruecos cuando este país era un protectorado francés. El delantero Raymond Kopa (en realidad Kopaszewski) era hijo de inmigrantes polacos. Lo mismo ocurría con el delantero suplente Maryan Wisnieski. Otro delantero, Roger Piantoni, tenía ancestros italianos. Y el defensa Kazimir Hnatow venía de una familia ucraniana.

Un nombre relevante en la década de 1960 fue Jean Djorkaeff, nacido en Francia pero descendiente de rusos y mongoles de la etnia Kalmyk. Su hijo Youri también jugó por la selección y fue campeón mundial en 1998.
El defensa Marius Tresor, que jugó los mundiales de 1974 y 1978, era de Guadalupe. Su compañero Gérar Janvion provenía de Martinica. Cuatro años más tarde apareció el habilidoso mediocampista Jean Tigana, natural de Mali. Y el delantero Gérard Soler nació en Marruecos de una familia catalana.

Entre los campeones mundiales de 1998 también había múltiples orígenes. Empezando por su estrella Zinedine Zidane, nacido en Marsella de padres argelinos.

Foto: archivo El País.
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3) Papelones y líos internos

Las dos veces que Francia llegó como gran candidato a un Mundial protagonizó ruidosos papelones. En Corea-Japón 2002 resultó eliminado en la primera fase, sin conquistar siquiera un gol; en Sudáfrica 2010 también se fue rápido, dejando el único recuerdo de un peliagudo conflicto interno.

Los franceses habían ganado la Copa Confederaciones de 2001 con un equipo muy parecido al que había conquistado el Mundial 1998. Para Corea-Japón ya no estaba el técnico Aimé Jacquet, que había preferido retirarse, y en su lugar se desempeñó Roger Lemerre, que citó a 13 campeones del 98.

Los problemas comenzaron a poco de llegar al Lejano Oriente, cuando la estrella Zinedine Zidane se lesionó en el último amistoso preparatorio. Ya en el Mundial, los galos perdieron ante Senegal 1-0, empataron sin goles con Uruguay y volvieron a caer ante Dinamarca (2-0), aunque ya había regresado Zidane. Un punto, ningún triunfo, cero gol...

Peor le fue en 2010. Tras el empate inicial con Uruguay, Les Bleus cayeron ante México, con lo cual su clasificación quedó seriamente comprometida. En el entretiempo de ese segundo encuentro, el técnico Raymond Domenech decidió reemplazar al delantero Nicolas Anelka, al parecer por no seguir sus instrucciones. El jugador se lo reprochó con un grueso insulto. La expresión llegó a oídos de los periodistas del diario L’Equipe, que la incluyeron con todas sus palabras a ocho columnas en la tapa del día siguiente: “Va te faire enculer, sale fils de pute”.

La Federación Francesa mandó a Anelka de regreso a Francia. El jugador admitió haber mantenido una discusión con el técnico pero negó haber utilizado esas palabras. Todo ello originó un motín de sus compañeros, que se negaron a entrenar y emitieron un comunicado en defensa de Anelka.

No todos estuvieron de acuerdo, por lo cual también el grupo de jugadores se resquebrajó. El capitán Patrice Evra discutió airadamente con el preparador físico Robert Duverne, a la vista de los periodistas que habían ido a cubrir la práctica. “El problema no es Anelka, es el traidor que está entre nosotros. Es a ese traidor al que hay que eliminar del grupo”, declaró Evra, en referencia a quien contó lo ocurrido en el vestuario.En medio del caos, Francia perdió contra Sudáfrica, y quedó eliminado.

Debe decirse que Domenech era un técnico muy cuestionado: se lo señalaba como ferviente seguidor de la astrología, por lo cual podía incluir o sustituir un futbolista por lo que le indicara el horóscopo... Ya había perdido autoridad ante su plantel durante la Eurocopa 2008 pero la Federación lo mantuvo en el puesto. Anelka, por su parte, también era un jugador conflictivo.

Domenech y el presidente de la Federación, Jean-Pierre Escalettes, perdieron sus cargos e incluso tuvieron que dar explicaciones ante el Parlamento. Anelka fue suspendido por 18 partidos y, de hecho, nunca volvió a defender su selección. Otros futbolistas recibieron sanciones menores. El presidente de la República Nicolas Sarkozy reclamó la reestructuración del fútbol francés.

Con los años, Domenech aclaró que el insulto de Anelka había sido otro: “Maricón, haz el equipo tú solo, yo me largo”.

Foto: archivo El País.
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4) Una increíble eliminación

Cuando se retiró la generación de Michel Platini, Francia volvió a tener una selección del montón, que incluso resultó eliminada de los mundiales de 1990 y 1994. En este último caso, el revés tuvo aristas increíbles.

Los franceses de 1993, liderados en la cancha por Didier Deschamps, el actual técnico campeón del mundo, comenzaron bien las eliminatorias para Estados Unidos 1994: cuando restaban dos partidos para cerrar la serie, que compartían con Bulgaria, Israel, Suecia y Austria, les alcanzaba un punto para sellar el pasaje. Ambos partidos, además, los jugarían como locales.

El primero fue ante Israel, al cual Francia había vencido 4 a 0 como visitante. Faltando siete minutos, todo marchaba según la lógica: los galos ganaban 2 a 1 y estaban en el Mundial. Sin embargo, los israelíes Eyal Berkovic y Reuven Atar marcaron a los 83 minutos y al tercer minuto de descuento respectivamente, y se llevaron el triunfo.

Todavía quedaba un encuentro, el 17 de noviembre de 1993 en el Parque de los Príncipes ante Bulgaria. Un solo punto les seguía sirviendo, en tanto los búlgaros debían ganar. La antesala de aquel duelo estuvo cargada de malos presagios en la prensa francesa. Sin embargo, Les Bleus se pusieron en ventaja a través de Eric Cantona.

Antes del final del primer tiempo, Emil Kostadinov empató de cabeza tras un corner y comenzó el sufrimiento en la cancha y las tribunas. De cualquier manera, salvo el nerviosismo general, en el segundo tiempo no había pasado nada hasta el minuto 90.

Faltando segundos nada más, Francia tuvo un ataque por la derecha, que culminó con una falta de la defensa. Guerin tocó suave hacia David Ginola, que había entrado 20 minutos antes en reemplazo del goleador Papin. Pero este, en vez de recurrir al famoso baile del banderín, lanzó un fuerte centro al área, donde no había un solo compañero.

Los búlgaros recuperaron la pelota y corrieron al ataque, en búsqueda de su última oportunidad. La pelota fue hacia el mismo Kostadinov, que sacó un remate inatajable: Bulgaria estaba en el Mundial. Y Francia eliminada, por supuesto.

“Los franceses estaban tan asustados que jugaban con las nalgas apretadas. Jugaron para empatar y nunca buscaron una victoria. No merecían clasificarse y los golpeamos donde más dolía”, afirmó luego la estrella búlgara Hristo Stoichkov.

El técnico francés, Gérard Houllier, no titubeó en acusar a Ginola de la derrota: “Envió un misil Exocet al corazón del fútbol francés y cometió un crimen contra el equipo”, dijo. Houillier fue cesado, por supuesto. Lo reemplazó su ayudante, Aimé Jacquet. Y Ginola nunca volvió a ser convocado.

“Es algo que me atormentará por el resto de mi vida”, escribió Ginola en su autobiografía. “Una persona más débil hubiera sido destruida. Mi ‘crimen’ fue hacer un centro demasiado largo para Cantona”.

Al otro día de la eliminación, el diario parisino Liberation tituló conj ironía: “Francia clasificada para el Mundial 98”. Claro, serían anfitriones de la siguiente Copa del Mundo. Y también campeones, demostrando que la derrota absoluta puede estar a cuatro años de distancia del triunfo absoluto.

Foto: archivo El País.
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5) Dificultosa integración

Pese a que la integración de futbolistas negros o de origen extranjero es una vieja tradición en los seleccionados de Francia, el tema nunca termina de quedar saldado, porque abarca una cuestión social más amplia.

Hace algunos años, el entonces líder del ultraderechista Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, afirmó que los franceses no se sentían “completamente representados” por su selección de fútbol porque “quizás” su técnico “exageró la proporción de jugadores de color”. Hace poco, su hija Marine, nueva líder del Frente Nacional, atribuyó los malos resultados de la selección al “ultraliberalismo” aplicado a este deporte, que, según dijo, había dado “resultados espantosos”. Le Pen padre no ocultó que deseaba el triunfo de Croacia sobre Francia en la final de Rusia.

Pero el problema va más allá de los políticos radicales que observan si los jugadores cantan o no con entusiasmo La Marsellesa: la discusión también se da en el fútbol.

Cuando Laurent Blanc era técnico de Les Bleus, entre 2010 y 2012, se planteó un debate en el seno de la Federación Francesa, que se filtró a través de una grabación. “Estamos formando al mismo prototipo de jugador: grande, fuerte, potente. ¿Y a quiénes tenemos actualmente así? A los negros”, decía Blanc. El director técnico nacional, François Blanquart, planteó en ese momento la posibilidad de limitar al 30% la presencia de futbolistas juveniles con doble nacionalidad. La filtración determinó la formación de una comisión investigadora.

El actual técnico, Didier Deschamps, tampoco se salva. El exfutbolista Eric Cantona lo acusó de no citar para la Eurocopa 2016 a Karim Benzema y Ben Arfa por su origen norafricano. “Deschamps tiene un nombre muy francés. Quizá sea el único en Francia en tener un nombre genuinamente francés y en su familia nadie se ha mezclado con nadie, como los mormones en América”, declaró.

Ahora, tras el triunfo en Rusia, también se señala a medios de izquierda de practicar un “racismo al revés”, cuando afirman que “sin los negros no hubiéramos sido campeones”, lo cual según sus críticos está cerca de decir que los jugadores blancos son inferiores.

En estos tiempos, muchos recuerdan la respuesta que el jugador (negro) Lilian Thuram dio a Le Pen en 1998: “¡Viva Francia, pero no la Francia que él quiere!”.

Didier Deschamps. Foto: Reuters
Foto: Reuters

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