Años 60. Peñarol jugaba con Liverpool en Belvedere y los jugadores aurinegros miraban el partido de Tercera en la tribuna. Con su voz baja, Juan Joya —ex boxeador amateur en su Perú natal— le dijo a José Sasía, que llevaba adentro suyo al "taura" de Aires Puros: "Oie, ‘Pepe’, ¿por qué fuiste a hablar por los premios tú solo?" Sin bulla, se fueron al vestuario vacío con un pacto: "Menos la cara, así no hay marcas, vale todo"; y se dieron "como adentro de un gorro", hasta que Herrera, el utilero, quiso entrar para preparar los equipos del "Primero" y, como la llave estaba pasada por dentro, empezó a gritar "¡abran, abran!", porque oía que adentro había golpes. De pronto, se abrió la puerta, salieron Sasía y Joya, al rato entraron todos, sin preguntas, y luego Peñarol ganó 2 a 1.
JORGE SAVIA
La anécdota vino por la buena nota de José Mastandrea de ayer: si ya no hay códigos en el fútbol; lo que pasa es que hoy Juan habría mandado un whatsapp: "Oie, Pepe, ¿por qué fuiste a arreglar los premios tú solo?; Sasía hubiera subido a Facebook el desafío para el vestuario; y, enterado todo el mundo, se abortaba el lío, como pasa ahora entre los guapos de los foros.
EL ANÁLISIS