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El volantazo: cambio de dirección en el mediocampo

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Foto: Archivo El País

A Peñarol le falta generación y pone otro volante de marca; Da Silva no inventa: ya lo hizo y le dio resultado.

Mayor o menor, según el equipo del que se trate, cuando de un partido a otro un entrenador hace cinco cambios, provoca un impacto: al menos, representa una novedad que llama la atención, sobre todo si el cuadro no viene logrando los resultados esperados.

Es lo que generó Jorge Da Silva el miércoles pasado en Los Aromos cuando, de mañana paró un equipo y de tarde hizo un trabajo táctico en base a una alineación que, respecto al último partido que Peñarol jugó ante Boston River, tenía media decena de variantes.

Polvo.

Ahora bien, después que voló el polvo que levantó la decisión de "Polilla", sobre todo por la geografía en la que se mueve actualmente Peñarol tras haber ganado un solo punto de los seis últimos disputados, quedó a la vista cuál es el sentido conceptual que encierra la determinación del técnico al hacer por lo menos dos de esos cambios: con Nahitan Nández y Guzmán Pereira por Ángel Rodríguez y Hernán Novick, trata de tener una mayor cuota de marca en el mediocampo, pues jugarán dos volantes de contención en vez de uno solo en esa zona de la cancha que en el fútbol moderno muchos consideran neurálgica.

Debate.

Aún en el entendido de que Tomás Costa no es un volante de marca, sino uno de armado que colabora en la recuperación de la pelota por su orden y visión para reducir espacios, la decisión de "Polilla" puede dar lugar a debate, porque un dato —futbolístico, no matemático— de la realidad que rompe los ojos indica que en los cuatro partidos que jugó por el Uruguayo Especial y los dos de la Copa Sudamericana, a Peñarol le faltó volumen de juego; y, más puntualmente, generación de fútbol atacante.

Pruebas al canto: aunque le convirtieron un gol en cuatro partidos, hizo sólo dos, ambos en el mismo encuentro contra Fénix, y como consecuencia de eso está 10° en la tabla de posiciones, algo que resulta inusual para el día a día del fútbol uruguayo de cabotaje.

Crédito.

Sin embargo, a Da Silva parecen ampararlo —o, al menos, darle crédito— tres aspectos básicos, relacionados con la diferente composición funcional del mediocampo: 1) La coherencia; 2) La realidad; y 3) Una regla no escrita del juego que en el fútbol de todas las épocas tiene el valor de un abecedario.

Lesión.

Es que al pegar el "volantazo", Da Silva innova en forma profunda sólo con relación al pasado inmediato, pero no inventa nada, y es coherente con lo que hizo en el primer semestre del año, que empezó jugando con un "doble 5" integrado por Costa y Nández, y de la octava fecha del Torneo Clausura para adelante, a partir del partido contra Danubio, lo hizo con Marcel Novick y Nández, dupla con la que no pudo contar en la presente temporada porque el "Vikingo" se lesionó de consideración en la final del Uruguayo pasado contra Plaza.

Contraste.

A su vez, la estadística muestra (ver tabla aparte) que en los diez partidos que jugó por el Torneo Clausura y la Copa Libertadores con Nández como único volante de marca, Peñarol ganó sólo cuatro, empató uno y perdió los cinco restantes, consiguiendo un 43% de los puntos disputados, mientras que en los once encuentros que jugó con dos mediocampistas de contención, en diez de los cuales actuaron Novick-Nández y en uno Nández-Freitas, logró cinco triunfos, cuatro empates y sólo dos derrotas: con Wanderers y Plaza; esto es, ganó el 57% de los puntos jugados, realidad que contrasta no sólo con la de la "segunda parte" del semestre pasado, sino también —y hasta más—con la primera del actual: jugando con Costa y Ángel Rodríguez, de nuevo un solo volante de marca, Peñarol cosechó una victoria, una derrota y cuatro empates, con lo cual obtuvo el 38% de las unidades que ha disputado.

Tradición.

Por último, para generar volumen de juego y fútbol ofensivo, hay que tener la pelota, es el requisito básico; y para eso es preciso recuperarla cuando el que la tiene es el adversario. Al fin y al cabo, eso es lo que le costó bastante —sobre todo tiempo— a Peñarol en los partidos con Wanderers y Boston River, dos cuadros que al final de sus partidos ante los aurinegros terminaron yendo contra la tradición del fútbol uruguayo de cabotaje: el chico atacando al grande.

Probablemente sea por eso, entonces, que "Polilla" pegó el volantazo para cambiar la dirección en la que viene Peñarol, que teniéndolo en el 10° puesto de la tabla no parece la más confiable; y menos aún la que impone su historia, y quiere y exige su hinchada.

RAYADAS.

Boselli - Vuelve a concentrar.

Martín Boselli, ex punta de Juventud que fue la primera contratación de Peñarol para esta temporada a impulso de Damiani, justo vuelve a concentrar, luego de haberlo hecho para el partido de la primera fecha con Liverpool, aunque esa vez luego no estuvo en el banco. Ante su ex equipo tiene la revancha.

Almada - muchas razones: 250.000.

Después de la derrota con Wanderers, cuando Da Silva renunció en el vestuario, Juan Pedro Damiani llamó a Guayaquil e hizo un sondeo con Guillermo Almada. Luego "Polilla" siguió y se dijo que el DT de Barcelona de Ecuador es candidato para sucederlo a fin de año, cuando aquel termine su contrato, pero no sería fácil: Almada debería pagar US$ 250.000 para desvincularse.

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Foto: Archivo El País

PEÑAROLJORGE SAVIA

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