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Verano del 52: cuando Central evitó una final clásica

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Foto: archivo El País.

HACIENDO HISTORIA

Si Nacional vencía a los palermitanos, forzaba un desempate por el Campeonato Uruguayo. Pero perdió, y Peñarol se enteró por la radio que había ganado el título.

Foto: archivo El País.
Foto: archivo El País.

El Campeonato Uruguayo, en su larga historia, conoció definiciones dramáticas, polémicas, brillantes, apasionantes por lo ajustadas o largamente anunciadas por la superioridad exhibida por el campeón. Y también tuvo la definición del torneo de 1951.

La increíble forma en la cual se resolvió el certamen a favor de Peñarol, ya en el verano de 1952, refleja también lo mucho que cambiaron la organización del fútbol, el hincha e incluso el periodismo desde entonces.

El aurinegro, base del equipo celeste de Maracaná, había perdido el Uruguayo de 1950 ante Nacional en las fechas finales, lo cual representó un duro golpe. El técnico húngaro Emérico Hirsch estuvo en la cuerda floja, pero al final el club le renovó el contrato, aunque sometió ese acuerdo a un singular plebiscito entre sus asociados.

Peñarol comenzó dominando la temporada 1951. Ganó los torneos Competencia y de Honor y era puntero del Uruguayo, hasta que en las últimas semanas del año perdió algunos puntos. Nacional, que también tenía un muy buen equipo, con el argentino Rinaldo Martino como mayor figura, se le acercó en la tabla.

Por entonces, los torneos locales comenzaban avanzado el almanaque, lo cual llevaba a definir el Uruguayo en enero del año siguiente. El clásico de la segunda rueda se disputó el domingo 6 de enero, una fecha tradicionalmente reservada en este país a la visita de los Reyes Magos y al Gran Premio José Pedro Ramírez en Maroñas. De cualquier manera, el Centenario estuvo repleto.

Era la penúltima fecha y Peñarol llevaba cuatro puntos de ventaja, pero Nacional tenía un partido atrasado. Un triunfo aurinegro liquidaba el campeonato, mientras que una victoria del tricolor lo dejaba en condiciones de forzar una final.

Aquel clásico pasó a la historia como la gran tarde de Martino, que convirtió tres goles para que Nacional ganara 3-2 y pateara el tablero del campeonato. Una semana después, tonificado por ese resultado, los tricolores le hicieron seis goles a Danubio. Peñarol también se impuso sobre Wanderers y así completó su fixture. Pero como el desempate era un horizonte probable, continuó entrenando e incluso el viernes 18 de enero disputó un amistoso ante Liverpool.

Para el domingo 20 fueron fijados tres encuentros de la décima fecha que en su momento se habían suspendido por mal tiempo: Nacional-Central, Defensor-River y Wanderers-Danubio.

Todo indicaba que habría final entre los grandes, porque incluso Central había perdido sus últimos cinco partidos.

El encuentro entre albos y palermitanos comenzó con el libreto previsto: a los 16 minutos, Souto puso en ventaja a Nacional. Sin embargo, Central -dirigido por Juan López, el técnico celeste en Maracaná- lo empató antes de terminar el primer tiempo, con un cabezazo de Barreto.

El 1-1 no le alcanzaba a Nacional, por lo cual en el segundo tiempo se volcó con todas sus fuerzas al ataque. Cuando faltaba apenas un minuto, Orfeo Fratesi de contragolpe convirtió el gol que le dio el triunfo a Central y el título a Peñarol.

A veces se recuerda aquel campeonato como el del festejo en la vieja sede de la calle Maldonado. Sin embargo, la mayor parte de los jugadores aurinegros seguramente se enteró en sus casas, a través de los relatos radiales. Hubo alguna actividad ese domingo en la sede, sí, pero porque estaban próximas las elecciones en el club. Y no hubo festejos, por lo menos allí. Incluso los comentarios previos, según la prensa, fueron lamentos y quejas por la forma en que se perdió el clásico del 6 de enero.

Una definición así resultaría imposible hoy, porque se ha vuelto norma que los equipos que disputan el campeonato o el descenso jueguen sus partidos de la última fecha el mismo día, a la misma hora, como sucedió en el Clausura 2017. Un encuentro atrasado como aquel Nacional-Central se tendría que haber fijado antes de la fecha final.

Si el periodismo de 1951 hubiera sido el de hoy, sería fácil imaginar a los cronistas siguiendo Nacional-Central junto a los jugadores de Peñarol, para contar luego qué hizo Roque Máspoli al escuchar el gol de Fratesi o cómo celebró Obdulio Varela el campeonato. Y enseguida se hubiera armado algún festejo conjunto. En cambio, los titulares de los diarios fueron tan simples como “Perdió Nacional y Peñarol es el campeón”. Y al día siguiente pasaron a otros asuntos, aunque los comentaristas criticaron al tricolor por haber dejado pasar su gran oportunidad..

Al final, y pese a lo particular de los episodios, Peñarol tuvo su vuelta olímpica de 1951. En circunstancias también curiosas. El martes 29 de enero enfrentó a Defensor para definir el Campeonato de Honor de… 1947. Aquella temporada había quedado inconclusa por la huelga de jugadores, de manera que el desempate se fue postergando hasta que cinco años más tarde se encontró la fecha. Esa noche, el aurinegro celebró sus tres títulos de 1951 y también el de Honor 1947, porque ganó 5-2. Para la temporada siguiente, Hirsch dejó su cargo y lo reemplazó Juan López.

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