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Goleada terapéutica

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Foto: Marcelo Bonjour.

EN EL CAMPEÓN DEL SIGLO

Peñarol precisaba ganar confianza y River le dio una mano

Media hora. Eso fue todo lo que le llevó a Peñarol ahuyentar todos los fantasmas. La derrota con Progreso en el debut por el Intermedio, la eliminación de la Copa Libertadores pese a la victoria sobre The Strongest, el estado anímico del plantel luego de los dos cachetazos recibidos y hasta la respuesta del capitán Cristian “Cebolla” Rodríguez luego de su diferendo público con la dirigencia se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos.

A los 30 minutos el aurinegro ya le ganaba 3-0 a River Plate en el Campeón del Siglo como para dejar en claro que a lo pasado, pisado. Pocos minutos pasaron para que Peñarol se diera cuenta que el tema pasaba por hacer lo que mejor hace: llegar por las bandas; sobre todo por la derecha, en donde Fabián Estoyanoff fue imparable para Diego Rodríguez, incluso luego de recibir un fuerte puntapié que casi lo hace abandonar el campo con el partido 0-0. Pero el “Lolo” apretó los dientes y respondió, metió un intento de centro y Williams Martínez a los 12’ colaboró al mandar la pelota a su propa red. Ese gol cambió el estado de ánimo de todos, porque el darsenero acusó el golpe de verse en deseventaja tan rápidamente y el aurinegro se quitó de encima la presión de no defraudarle a su gente. Todo lo demás estuvo casi de más. El equipo de Leonardo Ramos encontró espacios para llegar en velocidad y el de Pablo Tiscornia no halló nunca la forma de pararlo. Por eso, cada llegada al área defendida por Nicola Pérez fue sensación de gol.

Cristian Palacios y “Maxi” Rodríguez liquidaron el pleito en dos minutos (28’ y 30’) y el “Cebolla” puso el cuarto antes de los 45 como para ya no tener que preocuparse de más nada.

¿Jugó tan bien Peñarol? No, pero sí aprovechó muy bien los espacios que dejó el rival y también su liviandad en todas las líneas. Guzmán Pereira fue el patrón del medio al ganar casi todas las divididas, “Maxi” puso pases profundos que encontraron al “Lolo” dispuesto a picar y al ataque encendido para aprovechar todas las facilidades que dio una defensa ayer inexistente.

River fue una palidísima imagen de un equipo que llegó al partido como líder del Grupo B, como uno de los más goleadores del torneo (31), solo un gol debajo de Nacional y un partido menos y 11 tantos en los últimos cuatro juegos. Fue, sin embargo, incapaz de generar situaciones de gol y mucho menos de contener a un Peñarol que, sin jugar un partido brillante, goleó y se ilusiona con llegar el miércoles a la punta de la Anual.

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