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El tridente prometedor que inspira a soñar en la Copa del Mundo

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Fotos: Francisco Flores

MUNDIAL SUB 20

La Celeste se potenció con la llegada de los Rodríguez y el crecimiento de Thomás Chacón.

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Un gran equipo no se forma por la mera existencia de una buena camada de jugadores o la sapiencia de un gran entrenador. Para alcanzar la victoria, para llegar al éxito deseado, para terminar arriba de todos, es innegable que hay que tener esa buena materia prima, pero también una verdadera disciplina colectiva. Y, además, una preparación psicológica que permita fortalecer desde las raíces a un plantel de futbolistas, para que esa gran suma de talentos termine logrando lo más difícil de todo: saber emerger en los momentos decisivos.

La Selección deja de ser una simple armado de piezas una al lado de la otra y se convierte en un verdadero equipo cuando por encima de los nombres se configura una mole sin divisiones. Cuando hay autocrítica y rebeldía. Cuando impera la confianza, esa que va incrementándose desde la interna -por el apoyo que dan todos- y se potencia con los resultados.

Uruguay está bien en muchos aspectos. Este sueño mundialista, aún sabiendo que puede pasar cualquier cosa, no es una quimera. La Celeste tiene futbolistas con talento y, fundamentalmente, un proyecto que guía a los jugadores. Hay una historia atrás que fortalece.

No se trata de caer en la tentación de anticipar que la Copa estará en las manos de Bruno Méndez, pero sí de creer que los futbolistas que se han incorporado al equipo lo van a dotar de un potencial que no se tuvo en el Sudamericano clasificatorio de Polonia 2019.

Este Uruguay está a la medida de las exigencias actuales, porque Gustavo Ferreyra encontró -ya sea por su crecimiento o su aparición- tres pilares muy fuertes para levantar dos rubros clave: generación de juego y definición.

Imposible no evaluar como sumamente positivo que para la gran cita juvenil Sub 20 al equipo se hayan incorporado Brian Rodríguez y Santiago Rodríguez, y que en poco tiempo Thomás Chacón haya logrado una evolución sostenida.

Gustavo Ferreyra en una charla técnica con los futbolistas
Gustavo Ferreyra en una charla técnica con los futbolistas de la selección.

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Y lo mejor de todo es que Ferreyra les está mandando un mensaje contundente: cuentan con su confianza. Desde los entrenamientos en el Complejo Celeste, cuando hasta en las más simples tareas tácticas los juntó para que entregaran toda su creatividad, habilidad y aprendieran a moverse en beneficio propio y de todo el equipo, les quedó claro que se les iba a otorgar la responsabilidad de llevar del equipo hacia el arco rival.

Quizás muchos consideren que sea arriesgado anticiparse a lo que puede ocurrir en cada una de las historias que los botijas celestes vivirán a partir del 24 de mayo, día en el que se medirán ante Noruega, pero la apuesta audaz de creer que todo es posible tiene como origen el valor que se le entrega al salto de calidad que consiguió Uruguay.

La construcción de las jugadas de gol con la que se consiguió la victoria en el amistoso ante Senegal son una pequeña muestra de lo que se puede lograr cuando hay capacidad para romper las líneas defensivas y, especialmente, mucha clase para lograr que esa usina generadora se aproveche adecuadamente.

El golazo que se gestó con la combinación de Santiago y Brian Rodríguez es apenas un simple bosquejo del modelo de juego que se puede terminar consiguiendo para ganar los partidos.

Esto, de forma rotunda, colabora para que lo bueno que mostró Uruguay en el Torneo Sudamericano de Chile -que le permitió ocupar el tercer lugar- se eleve.

Si el equipo tuvo una zaga fuerte, un mediocampo combativo, jugadores que aguantaron partidos muy intensos bajo condiciones climáticas complicadas por el calor, entereza espiritual y mucha garra, es estupendo que se consiga agregarle otros ítems.

Lo que aportan

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Es fácil de exponer: habrá sorpresa, desborde por las bandas, diagonales con opción para definir por el jugador que lleva la pelota o construcción de jugada de gol.

Colocar a estos tres futbolistas por detrás del delantero (por ahora Darwin Núñez, pero se supone que ese lugar le corresponderá a Nicolás Schiappacasse) le darán al equipo variantes ofensivas interesantes.

Si el plan se ejecuta de la forma en la que se pudo apreciar en los ensayos, Chacón puede meterse entre los zagueros o retrasarse. Brian y Santiago alternarse en las bandas o tirarse hacia el medio para que Thomás vaya por afuera. O, meter el 2-1 con los laterales, porque tanto Maximiliano Araújo como Ezequiel Busquets se proyectan con velocidad para que el ataque sea profundo.

Además, Ferreyra, que les ha demando a todos los futbolistas que se esfuercen por hacer correr el balón y que se superen en el control orientado, piensa en un doble cinco que pondere el armado del juego. En realidad, el DT ha procurado que todo comience desde la retaguardia, para que la Celeste se imponga en el trámite del juego.

Claro que por más cuidado que se tenga o más acento se ponga en la posesión, si después no se toman decisiones arriesgadas en los pases, si no hay desequilibrio individual en el mano a mano o no aparecen jugadores que visualicen correctamente al lugar que deben mandar la pelota, aquello que se quiere hacer termina siendo infructuoso.

Eso hoy, por la forma que pinta, por las características de los futbolistas y su actual nivel, no se vislumbra que pueda ocurrir.

Es real: este equipo inspira a soñar. Por la categoría de sus titulares y por el nivel que también se contará en el banco de suplentes.

Foto: Francisco Flores
Foto: Francisco Flores.

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Porque el ingreso presumible de Schiappacasse el once titular, dejará a Darwin Núñez en el banco de suplentes, zona en la que también estará Juan Manuel Boselli.

Uno y otro perfectamente pueden entrar en sintonía con el juego que se busca y hasta dotar al equipo de otras variantes. Boselli puede ayudar moviéndose por un costado o hasta ocupando el lugar de Chacón. Lo que también podría hacer Schiappacasse y le daría a Núñez la función de número 9.

Boselli, por otra parte, podría también ir por izquierda o por derecha, lo que también es altamente valorable porque no es fácil conseguir jugadores que se muevan bien por cualquiera de los dos perfiles.

A todo ello hay que agregarle que si juega Francisco Ginella en el medio en el banco estará Nicolás Acevedo, uno de los futbolistas más importantes que tuvo la Celeste en el Sudamericano.

Y algo similar pasa en la zaga, porque Sebastián Cáceres no podrá actuar en el debut por estar suspendido y su lugar lo ocupará Ronald Araújo, hoy jugador del Barcelona y que no estuvo en el Sudamericano -pese a que iba a ser el capitán- porque el club no lo quiso ceder.

Uruguay creció. Está tan bien armado en el fondo y en el doble cinco como antes, pero ahora tiene más poder de ataque. Da para soñar.

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