PEÑAROL
Tuvo su chance y se consolidó como goleador.
Muchos se habrán acordado durante este Clausura cuando Peñarol a principios de año le ganó la pulseada a Nacional por Gabriel Fernández. A mediados de enero se anunciaba que el goleador de Racing se iba para Los Céspedes y terminó en Los Aromos.
El comienzo fue alentador. Ingresó en un clásico de verano a los 65 minutos y nueve más tarde puso el 2-0 definitivo. Sin embargo, luego se fue desinflando. Solo marcó tres goles en el primer semestre entre el Apertura, Intermedio y la Libertadores. Nunca pudo terminar de ganarse el puesto y cuando jugó, se mostró muy lejos del arco. Leonardo Ramos lo utilizó como Lucas Viatri, fuera del área, de espaldas al arco y forcejeando con los rivales. Nunca se sintió cómodo en esa función y fue perdiendo en confianza.
La llegada de Diego López para la segunda parte del año fue como un renacer para Fernández. El u201cMemou201d lo tomó como primera opción de ataque y ahí sí encontró su mejor versión. Aprovechando su potencia, se reencontró con el arco de frente y con el gol y empezó a pagar la confianza que habían depositado en él a principio de año. Mucho más cuando el DT también acertó poniéndole a Viatri al lado. Ambos se entendieron a la perfección a pesar de tener características similares.
El u201cTorou201d jugó en 12 de las 14 fechas del Clausura (solo faltó ante River, que estuvo en el banco, y ayer frente a Progreso, por precaución) y marcó nueve tantos. Es decir, el triple de los que hizo en la primera parte del año.
Por su entrega constante, también por su compromiso a la hora de bajar a defender y sacar adelante al equipo y principalmente por sus goles, el u201cTorou201d fue el punto más alto del campeón del Clausura. Peñarol lo necesita así de enchufado en la definición.