Lamentar lo que pasó en la llegada de Fénix al Parque Central ya no tiene sentido. Lo que hay que hacer es un diagnóstico de la situación, saber qué pasó realmente y evitar que vuelva a ocurrir.

Desde hace muchos años Nacional con Wilson Miraballes como referente, viene haciendo un gran esfuerzo para darle seguridad al estadio tricolor y no es justo que se tengan que vivir momentos como los del sábado porque la inseguridad la provoca quien tiene que asegurarla: la Policía. Quizá hubo alguna respuesta fuera de lugar de Rosario Martínez, pero nada hubiera pasado si el ómnibus ingresaba al estacionamiento o incluso parado en la misma puerta.

Lo que no debió haber ocurrido tampoco es que se jugara el partido. Se acusa a Munúa de presionar, pero aún si lo hubiera hecho, él defendió su causa. Los principales responsables de que hubiera fútbol fueron los propios agredidos, los jugadores de Fénix, quienes deberían haberse ido. Y los segundos responsables sus colegas de Nacional, que debieron solidarizarse y decirles que juntos se iban del Parque. Porque a esta altura aquella pancarta de "tocan a uno, tocan a todos", hoy suena a verso.

EL ANÁLISIS - DANIEL ROSA