El rival del estreno de Uruguay está dirigido por un técnico europeo de 65 años.

Igual que los aviones cuando están acercándose a un aeropuerto, la selección comenzó sus operaciones de "aproximación" hacia la pista de su aterrizaje en la Copa América 2015: Jamaica.

Por eso, entonces, como el comandante que busca en el plan de vuelo el punto de llegada, es hora de ir conociendo los datos al menos más elementales del adversario; y en ese sentido, lo primero que surge es lo que ha trascendido por las versiones salidas de bocas de los pocos testigos que vieron el partido de práctica que los rivales jugaron contra Cobreloa el martes: compatriotas de Usain Bolt, al fin y al cabo, los jamaiquinos son muy veloces, pero imprecisos en la definición, sobre todo porque su manejo de la pelota se hace en base a recursos técnicos muy precarios; o elementales.

En lo que refiere a los futbolistas de Jamaica, el otro aspecto resaltable es que buena cantidad de ellos son, en realidad, nacidos en Inglaterra, pero hijos de padres jamaiquinos residentes en dicho país, en el que juegan en clubes que, obviamente, no son en ningún caso los más poderosos o tradicionales.

Más allá de eso hay un detalle, quizá no menor, que tal vez puede tener que ver con lo que represente el rival de Uruguay adentro de la cancha: su entrenador es Winfried "Winnie" Schafer, que es alemán, tiene 65 años, entre 1968 y 1985 fue jugador del Borussia Moenchengladbach, el Kalsruher y el Kickers Offenbach de su país, y luego dirigió a los dos clubes nombrados en primer término, al Al-Ahli de Emiratos Árabes, al FCBaku de Zerbayan, y a las selecciones de Camerún, incluso en el Mundial de Corea y Japón 2002, la de Tailandia, y desde el 18 de julio de 2013 la de Jamaica.

Quizá el logro más trascendente de Schafer fue haber llevado a Camerún a ser vicecampeón de la Copa Confederaciones 2003, donde el equipo africano perdió la final con Francia por 1 a 0 en tiempo suplementario; pero, como también ganó el campeonato de la Liga Árabe del Golfo con el Al-Ahli, se ve que algo sabe; al menos, se supone que su condición de entrenador alemán y, por lo tanto, esquemático, ordenado y pragmático, le debe dar a los futbolistas del país cuya idiosincrasia se identifica a nivel universal con el ritmo del reggae la aplicación —sobre todo de carácter táctico— que, por ejemplo, el serbio Bora Milutinovic no consiguió injertarle a Nigeria, que fue sorpresa y sensación en el primer tramo del Mundial de Francia y luego hizo un ruido estrepitoso al perder por 5 a 0 y ser eliminado por España en el cruce de la segunda fase.

Dos días después de aquel insuceso, en los jardines de un antiguo pero señorial hotel de París, mientras las palomas caminaban sobre la mesa al aire libre como interesadas en la charla, el pintoresco entrenador europeo sentenció: "Estos africanos son así… en cualquier equipo, cuando un lateral va al ataque, el otro se queda; acá, en cambio, si uno sube, el otro va igual, ¡y ninguno de los dos baja! ¡La táctica no les importa nada!"

Aventurero y trotamundos como Bora, que llegó a dirigir a la selección de Irak con los tanques de guerra destrozados y aún humeantes por las calles de Bagdad, capaz que "Winnie" Schafer anda en eso; aunque, aparentemente, lleva una ventaja: la cantidad de futbolistas jamaiquinos que juegan en Inglaterra, donde —aun cuando lo hagan en equipos de escasa importancia— están acostumbrados al corset de un fútbol mecánico como el británico, donde un enganche representa una especie tan extinguida como la de los dinosaurios.

Bruno Metsu fue el técnico de Senegal en el Mundial de Japón y Corea 2002. Uruguay igualó 3-3 con los africanos.

Richard Páez, en Venezuela, fue otro de los DT aventureros —como Schafer en Jamaica— que enfrentó a Uruguay.

Raymond Domenech condujó a Francia en el Mundial de 2010. Los celestes igualaron 0-0 en el estreno del torneo.

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