Fénix dio la nota. Venció a Peñarol, lo dejó sin invicto, y se mantuvo arriba.
Mérito absoluto de su entrenador, que una vez más, dio muestras claras de su inteligencia, de su capacidad para plantear un partido acorde a sus necesidades, sin dejarse llevar por ese ‘clamor popular’ de estos tiempos que corren en donde lo único que parece tener validez es atacar y atacar.
Rosario Martínez es un entrenador bien uruguayo. Que conoce las raíces de este fútbol, y que las aplica en sus equipos. Marca, entrega, actitud, orden táctico, despliegue físico, y delanteros veloces para encabezar los contragolpes de la mejor manera.
Esa identidad (sin prensa, ni elogios) le ha permitido ganar seguido y ‘bajar’ a varios rivales que llegaban (como Peñarol) con viento en la camiseta y pleno de figuras. Rosario le saca jugo a un ladrillo. De la nada, arma un equipo. Y lo hace ganar. Apalusos.
DESDE EL ARCO