TORNEO CLAUSURA

El desgaste sicológico de Peñarol el fin de semana se presenta más peligroso que Sud América.

Con la tranquilidad de los cinco puntos de ventaja que sacó en el Clausura sobre Defensor Sporting, al que venció el domingo, y con la motivación de mantener la marcha perfecta (ocho triunfos en ocho partidos), Peñarol va esta noche (hora 20) al Estadio Centenario para enfrentar al último de la Anual: Sud América.

A simple vista y por estos mismos datos puede pensarse en un encuentro más que accesible para el elenco dirigido por Leonardo Ramos, pero puede que no sea tan así. El juego encierra cierto peligro y no tanto por el rival en sí, sino porque el principal enemigo puede ser el propio Peñarol.

Los aurinegros tienen todo a favor. La principal ventaja la tienen en el plantel. En juego y confianza también. La producción goleadora ni que hablar (21 goles a favor en ocho encuentros contra 12 del buzón); tienen el arco menos vencido (3 contra 13) y el desgaste de haber jugado hace pocas horas lo va a sentir más Sud América que Peñarol. Entonces, ¿dónde está el peligro? En la concentración.

Las ausencias de Guillermo Varela en el lateral derecho y del “Cebolla” Rodríguez (ambos por estar con la selección) en la mitad del terreno serán importantes, pero a Peñarol le serán más fáciles de disimular con Mathías Corujo y Guzmán Pereira que a Sud América las de Julián Perujo y Jonathan Píriz, ambos suspendidos.

Sin embargo, el desgaste mental que significó el encuentro crucial ante Defensor Sporting puede pasar factura a los mirasoles. Y es ahí donde debe apuntar Leonardo Ramos, que no hará más cambios que los obligados.

Sud América, por su parte, llega luego de obtener un triunfo importante (2-1) como visitante sobre River Plate, que fue además el primero bajo la dirección técnica de Gustavo Bueno. No obstante, necesita seguir sumando para mantener la categoría, pues está en posición de descenso.

El elenco naranja sabe que el encuentro de hoy es uno de esos en los que se tiene mucho para ganar y nada para perder, porque el rival no es uno directo en su batalla por la permanencia, pero también que falta menos de medio campeonato y todas las unidades perdidas empiezan a pesar.