Publicidad

El recuerdo de los uruguayos que lo vivieron

Compartir esta noticia
Uruguay
ARCHIVO EL PAIS

Según Miguel Peirano, "no los fue a buscar ni el loro".

SILVIA PÉREZ

“Yo lo recuerdo cada 23 de agosto. ¿Cómo no lo voy a recordar”, dice José Luis Sosa, el arquero de aquella selección panamericana dirigida por Óscar Washington Tabárez que ganó la medalla de oro en 1983 al derrotar a Brasil en la final.

“Éramos una banda que llegó a Caracas con una semana de entrenamiento. Y hasta último momento no sabíamos quiénes iban a viajar porque los clubes se negaban a dar a los jugadores. No había política de selección. Lo que teníamos eran muchas ganas de ganar y no por el pase al exterior, sino por lograr algo. Y lo hicimos”, le contó Sosa a Ovación.

El hoy técnico de las divisiones formativas de Rentistas se refirió a su vez, a la gran camaradería que reinaba en la delegación celeste. “Recuerdo a Scanavino, que era la gran figura de Uruguay, a los atletas, a los ciclistas. Nosotros estábamos acostumbrados al ambiente del fútbol, y ahí descubrimos otra cosa. Tratábamos de ir a verlos y no era como ahora que te lleva el micro, teníamos que ir por las nuestras. Y a veces costaba regresar a la Villa”, relató Sosa, quien desea fervientemente que los gurises de Coito obtengan esta tarde el oro.

"Para que compartan con nosotros una mochila a la que nunca le dieron bola. Y no quiero decir nada más porque hay gente que está muerta. No soy resentido, pero siempre fui rebelde. En el ‘83 jugaba con una T en el pecho y no era precisamente la de Tenfield", finalizó.

Miguel Peirano fue el autor del gol frente a Brasil en la final. “Seguramente, la alegría de estos muchachos el otro día fue la misma que sentimos nosotros, aunque sin tanta cámara ni difusión, porque era otro mundo”, dijo el exceleste que hoy es entrenador en el Carrasco Lawn Tennis. Es más, ayer había anotado un gol en la categoría más 35 porque cuando falta algún jugador se mete en la cancha.

“Siempre le digo a Rudy (Rodríguez) que hice aquel gol por él. Yo había viajado lesionado a los Panamericanos no iba a jugar la final. Pero como había hecho los dos goles en la semifinal frente a Guatemala el maestro me pidió que jugara con Brasil. Faltando 15 minutos le pedí el cambio porque estaba tironeado. Como Rudy jugaba por la derecha y se movía cerca del banco, el maestro le preguntaba cómo estaba. Y Rudy en lugar de decirle que quería salir, le decía que no me sacara que iba a hacer el gol. Y al final tuvo razón”, contó Peirano, quien prácticamente no pudo festejar.

“Me estaba esperando el contador Damiani para viajar a España porque jugábamos la Teresa Herrera con Peñarol. Lo que sé es que los demás se quedaron como una semana en Venezuela y cuando llegaron a Montevideo no los fue a buscar ni el loro”, añadió. “Pero en Venezuela la colonia uruguaya, unos 6.000 uruguayos, nos iban a alentar en cada partido”.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Uruguay

HISTORIAS

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad