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El proceso va por dentro

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Mensaje. “Les decía a los muchachos: ‘Lo que ustedes están transmitiendo, es lo que yo quiero para mis hijos en la vida”.
Archivo El Pais

El Prof. José Herrera corre el velo de un cuerpo técnico receptivo, pero reservado y hasta impenetrable.

Alegría. "Lo de Sudáfrica y, fundamentalmente, lo que trajo aparejado a nivel social, de país, esa comunión de la gente con la selección, puede no haber sido un logro deportivo; pero, para mí, fue lo máximo. Lo que trajo. La Copa América 2011 la pongo en ese paquete, ¿eh? Cómo se involucraron los niños y las mujeres en particular: con el fútbol y con ‘la Celeste’. Para mí, fue la mayor alegría. Cuando volvíamos de Sudáfrica, no nos imaginábamos lo que estaba pasando acá; y para mí es porque la gente se sintió identificada con lo que los futbolistas transmitían, y la forma, los valores: en definitiva, es lo que yo les decía a los muchachos: ‘Lo que ustedes están transmitiendo es lo que yo quiero para mis hijos en la vida’. Que la peleen, que la luchen, que no se den por vencidos, que le pongan el pecho a las adversidades… porque la vida es eso; por eso creo que la gente se sintió identificada".

Tristeza. "Quedamos muy contentos con lo de Sudáfrica, pero el partido con Holanda fue tristísimo, porque nos dábamos cuenta de que podíamos haber estado en la final, perfectamente; y una final puede ser para vos, para mí, es una jugada".

Dolor. "Muy triste fue lo que pasó con Luis (Suárez) en el Mundial; golpeó al grupo, no ya por lo deportivo, sino por la sanción, por la forma. Dolió mucho por el ensañamiento con la persona, casi una persecución, una discriminación".

Amargura. "En el lapso de la última Eliminatoria donde ganamos dos puntos de 18, sentíamos amargura por los resultados, porque en lo futbolístico no había gran diferencia con lo de otros momentos en los que se ganaba. La amargura era porque estábamos quedando afuera del Mundial y no le encontrábamos la causa. Se estaban dando partidos que los perdíamos y no habíamos sido menos que los rivales".

Descanso. "La individualización que se logró hacer del estado de forma de los jugadores antes de la Copa América y los mundiales fue muy importante. Por el seguimiento que hicimos, sabíamos que había cuatro o cinco que tenían una cantidad de partidos encima y no había que meterles más partidos, sino hacerlos descansar, mientras que había otros que venían jugando poco, era al contrario".

Convivencia. "Hemos quedado muy contentos con la forma de convivencia en las concentraciones en el Complejo (Celeste), y con la alternancia de esas concentraciones: en qué momento estar concentrados y cuándo darles algunas horas para ir con la familia, lo mismo que las familias participaran de la concentración… venían al Complejo y ahí se formó un ambiente familiar. Todo eso es importante, como el hecho de mejorar la infraestructura de la concentración para que se sientan como en casa. Mantenemos la austeridad, pero se ha mejorado. Incluso se han tomado en cuenta sugerencias de los propios futbolistas para sentirse más cómodos. La última distribución de los módulos que hicimos en el vestuario, por ejemplo, fue a sugerencia de los jugadores: ahora están todos contra la pared, antes en algún momento algunos quedaban de espaldas…y, de la misma manera, hay una esquina debajo de unos árboles, donde se puso una parrilla en el piso, y se formó un ambiente como para tomar mate o antes de la cena tirar un pedazo de carne…son cosas que van fomentando la unión del grupo, y la participación es una forma de compromiso".

Tensión. "Uno no transmite, o trata de disimular, pero en esta situación de la selección uno vive muy intensamente los partidos, porque pasan semanas y hasta meses en los que se prepara un partido, o incluso anticipándose a ese partido que tiene por delante. Uno no se acostumbra a encararlo de distinta forma: es la ilusión de un país, es una responsabilidad grande. También durante los partidos; y después, quedo muerto…muerto, muerto, tan cansado que termino de cenar y me estoy cayendo. Hay períodos en las Eliminatorias que me cuesta varios días recuperarme".

Admiración. "En eso, yo admiro al jugador, porque ellos vienen para acá, nosotros los recibimos, los concentramos, los preparamos y estamos cada minuto recordándoles que jugamos el domingo, y después llega ese día, juegan, se toman el avión…¡y allá los están esperando! Hasta los van a buscar al aeropuerto, los meten en una concentración otra vez, para jugar al domingo siguiente, cuando nosotros estamos en ese período de recuperación. A este nivel el estrés del futbolista es impresionante; y no paran, pasó ese domingo siguiente y después juegan por una copa europea o la Libertadores entresemana, y cuando terminan la temporada… ¡nosotros los estamos esperando! Es tremendo, lo del jugador es admirable, debe tener las cosas muy claras; no se puede dar ninguna licencia durante la competencia, porque la paga".

Emoción. "Después de los partidos termino muerto, y también muy emocionado. Por ejemplo, después de los partidos yo no hablo con mi familia. Nos mandamos mensajes, porque no puedo hablar. Me es imposible. Las veces que he intentado hablar después de un gran triunfo, no lo he logrado. Así que ahora nos mandamos un mensaje y recién al día siguiente hablamos. Aunque en el último Mundial, después de Inglaterra e Italia, no pude ni comunicarme".

Conocimiento. "El Dr. Alberto Pan sabe muchísimo y la tiene clarísima. Cuando Suárez vino con una lesión desde Inglaterra y la sintió en el Complejo, sin siquiera haberle hecho un estudio, cuando salió de la cancha, me dijo lo que tenía: Lo tenemos que operar ya mismo. Todo el mundo pensaba: Se le terminó el Mundial a Luis; pero él dijo: Tenemos que hacerle esto, esto, esto…y juega el Mundial. Fueron momentos muy fuertes, como la recuperación del día a día y hora a hora que el doctor armó con Walter Ferreyra, y todo lo que puso Luis; porque la recuperación fue notable, pero una cosa es volver a estar sano para jugar, y él estuvo muchos días entrenando por debajo de las exigencias normales, y después jugó como jugó, aunque se acalambraba adentro de la cancha".

Festejo. "Sudáfrica nos dejó cosas imborrables. Era una cultura que uno no conocía y hay que ver cómo se fueron involucrando los empleados del hotel de Kimberley donde concentramos: festejaban, se pusieron tanto la camiseta, que nos hicieron cantos… hubo momentos muy lindos, como la despedida de Kimberley con todos ellos cantando y bailando, y los jugadores participando. Igual que la vuelta al hotel (en Johannesburgo) y el festejo en la entrada, después del partido contra Ghana, con los uruguayos que estaban ahí, tocando los tamboriles y cantando ¡fue impresionante! "

Alegría. Tristeza. Dolor. Amargura. Descanso. Convivencia. Admiración. Conocimiento. Festejo. Hubo de todo. Sensaciones. Vivencias. Estados de ánimo. No es para menos. El actual proceso de Tabárez al frente de las selecciones nacionales cumplió 9 años; y son 35, con una breve interrupción de dos y medio, que el Prof. José Herrera está a su lado. Un preparador físico que —como el resto del cuerpo técnico— da el perfil de un grupo de trabajo receptivo, amable, pero a la vez reservado, cerrado, impenetrable; aunque, como lo trasluce Herrera, la procesión —del proceso— va por dentro, claro.

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Mensaje. “Les decía a los muchachos: ‘Lo que ustedes están transmitiendo, es lo que yo quiero para mis hijos en la vida”.

JOSÉ HERRERAJORGE SAVIA

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