Tacuarembó, con un pie en la "B", vive y lucha cada fin de semana. Bajó a Danubio en Jardines como si nada.
Fénix, que todavía intenta zafar del fantasma del descenso le complicó la tarde a Nacional que se llevó el triunfo sin sobrarle nada.
Rampla, otro que mira el descenso de reojo, le hizo partido a Peñarol que respiró profundo después del gol (de penal) del "Tony" Pacheco.
Gustará o no, pero el fútbol uruguayo es apasionante, cambiante y parejo como pocos.
Seguro que Mourinho declararía en Montevideo lo mismo que declaró después de consagrarse campeón con el Chelsea en el fútbol inglés: "Ganar aquí, en Inglaterra es muy difícil. La Premier está cambiando y todos se hacen más fuertes. Es imposible ganar por marcadores de 8 a 0 o 6 a 0...", dijo Mou.
Lejos de comparar el fútbol uruguayo con el inglés, lo cierto es que aquí cualquiera le puede ganar a cualquiera, y eso hace que los torneos sean más atractivos y emotivos.
Claro, los críticos abundan, y me hacen acordar a los que reniegan del país, se van a trabajar de lo que sea al exterior, y después chatean diciendo que extrañan los asados, la rambla y el carnaval.
Sobran contras, de eso no hay dudas.
Desde el Arco