SELECCIÓN
Al cabo de los primeros 45 minutos de la final de la China Cup ante Gales, por encima del empate del 0-0 transitorio, la Celeste está exhibiendo muchas virtudes futbolísticas.
Uruguay avanza, y con paso firme, en ese rumbo por el cual quiere transitar para tener mayor protagonismo en los partidos. Es una Celeste bien distinta a la de los últimos tiempos, tan agresiva en la marca como siempre, pero mucho más dueña del trámite del juego, con enorme vitalidad para meter la presión alta y con un llamativo dominio del balón.
Las virtudes de los primeros 45 minutos de juego en la final de la China Cupa ante Gales quedaron bien marcadas: 1) presión alta para robar balones en la salida del equipo europeo; 2) mucha posesión de pelota y con tranquilidad para moverla de un lado al otro a la espera de la aparición del hueco que posibilitara la filtración; 3) movilidad en el medio para procurar sorprender; 4) muchas llegadas al área rival y 5) culminación de las jugadas.
Quizás esto último sin el resultado esperado porque el balón no besó la red, pero hubo dos tiros en los caños, otros remates peligrosos y hasta una acción en la que a Edinson Cavani le faltó un centímetro para poder definirla.
Esos puntos no son los únicos sobresalientes de esos primeros 45 minutos de acción, porque también fue interesante -una vez más- la tranquilidad y efectividad con la que el juego se elabora desde los pies de Matías Vecino y Rodrigo Bentancur. Un doble cinco llamado a convertirse en el eje del estreno celeste en Rusia 2018.