Damiani lo apoyó y hasta intentó levantarle el ánimo, pero Da Silva se toma unas horas para resolver si sigue.

Hoy Jorge Da Silva y Juan Pedro Damiani volverán a conversar para definir el futuro del entrenador. El "Polilla" decidió tomarse unas horas para decidir si continúa en el club o no. En la conferencia de prensa se lo notó amargado y desgastado. Y reconoció que estaba cansado de ser siempre el culpable. "¡Arriba ‘Poli’! Se perdió un partido nada más", le dijo Juan Pedro Damiani a Da Silva ni bien entró al vestuario tras la derrota sufrida ante Wanderers. El técnico respondió diciendo que estaba pensando si no sería mejor descomprimir un poco la situación. Pero no puso su cargo a disposición.

Ayer el técnico aurinegro, que siempre es el primero en concurrir a las conferencias de prensa tras los partidos, se demoró. En la sala de prensa del CDS primero se llevó a cabo el lanzamiento de la 5K de Peñarol, carrera que tendrá lugar dentro de 15 días. Estuvieron presentes Dolores "Lola" Moreira y Andrés Zamora, quienes se pusieron la camiseta de la corrida. El evento ya estaba planificado y no iba a ser cancelado por la derrota ante los bohemios, pero lo cierto es que todo el mundo esperaba al "Polilla", que una vez más se había ido insultado de la cancha.

Es más, luego llegó Gastón Guruceaga. El arquero, que está siendo capitán en estas fechas, dio la cara tras la derrota. El técnico seguía demorándose porque estaba reunido con los directivos en el camarín del local.

"Si el culpable soy yo, si soy yo el que le hago mal al club, no tengo problema en irme. Me voy agradecido al club y seguiré mi trabajo en otro lado", dijo Da Silva, cuando por fin se enfrentó a cámaras, celulares y micrófonos.

Tras admitir que no habían tenido un buen día, y que Wanderers los había superado, siguió con su dolor. "Siento que para mi trabajo hay tolerancia cero. Es difícil trabajar en la semana y aislarse de todo lo que se dice. No son semanas fáciles, más en un club como Peñarol donde hay repercusiones por todos lados", afirmó.

"Los muchachos están muy dolidos, pero hay que levantarse. Hay muy buenos jugadores, muchachos jóvenes y se tienen que ir adaptando a lo que es Peñarol. Ya lo están comenzando a palpitar, a darse cuenta lo que es esto. Pero como decimos siempre, hay que tener personalidad y confianza en el trabajo y en la capacidad de cada uno de los jugadores. Son ellos lo que tienen que salir adelante. Como digo siempre nosotros trabajamos en la semana, pero al entrar a la cancha son ellos los que resuelven y los que toman las decisiones", añadió.

"Esta vez, repetimos el equipo del otro día y yo no planteé que jugáramos diferente, pero no tuvimos un buen día y jugamos contra un buen equipo como es Wanderers. Y nos complicó mucho, fue así", reconoció. Y pasó a referirse a la reunión que acababa de tener con los directivos.

"No salí disconforme de la charla con los dirigentes, todo lo contrario. Tengo muy buena relación con la dirigencia, con la mayoría de ellos, siempre me han respaldado. Me respaldaron cuando me tocó perder en el Franzini en el 2013, en un momento muy complicado. Me respaldaron en el semestre pasado cuando las cosas no salían de la mejor manera. Y siempre tuvimos un final feliz, porque fuimos campeones. Ahora, igual. Volvieron a respaldarme. Esto pasa más por una decisión personal que por lo que los dirigentes pudieron plantearme. Estoy muy agradecido a los dirigentes, lo que quiero es lo mejor para Peñarol. No quiero complicarlo. Así que me tomaré algunas horas, pensaré y después veré", reflexionó. Sus palabras reflejaban su estado de ánimo. Y su rostro también.

"Mi cara hoy no es la mejor y es lógico. No puedo estar contento ni feliz por el resultado. Ni por el momento que nos está tocando vivir. Con el correr de las horas voy a replantearme muchas cosas. Estoy muy tranquilo y recibí el total apoyo de la dirigencia, que es muy bueno para un entrenador. Reitero, quiero lo mejor para el club...veremos. Quizás nos juntaremos o no, charlaremos o no", dijo sobre la posibilidad de que en la presente jornada se reúna con el presidente.

"Lógicamente, que estoy un poco cansado de que siempre el único responsable sea Da Silva. Es así, salimos campeones y al otro día se estaba hablando de mi continuidad o no. Fui el último técnico campeón con Peñarol las dos veces, pero siempre soy responsable. Entonces eso genera un poco de desgaste o de cansancio", señaló. Y en el aire quedó la sensación de que estaba mucho más afuera que adentro de Peñarol. "Pero tengo una fuerza bárbara para el trabajo y creo en mi trabajo. Será acá o en otro lado. Esto es fútbol", añadió.

Tras la reunión con Da Silva, el presidente carbonero no se fue del Campeón del Siglo. Se quedó reunido con su vicepresidente, Walter Pereira, y con el gerente de fútbol, Juan Ahuntchain.

Los tres le dieron su apoyo al entrenador y esperan que con el paso de las horas, y tras las conversaciones que mantendrá con su familia, el "Polilla" siga dirigiendo al equipo.

De todas maneras analizaron qué hacer en caso de que Da Silva decida irse y se mantenga firme en su posición. No quieren dar un manotazo de ahogado, pero lo cierto es que creen que no hay en este momento muchos técnicos con los pergaminos o la trayectoria necesaria para estar al frente de un club como Peñarol. Al menos que no se encuentren trabajando.

"El rival fue superior", reconoció Gastón Guruceaga. "No tuvimos chances de gol. Hay que tener paciencia", dijo el capitán. "Tenemos un estadio precioso, y la gente alienta, pero no podemos ganar. Si la gente se pone impaciente, tenemos que mantener la tranquilidad y jugar".

Gastón Rodríguez no tuvo un buen partido. No le fue fácil jugar contra su ex equipo. Ya cuando dijeron su nombre por los altoparlantes los hinchas bohemios lo silbaron. Y en el complemento, cuando fue a tirar un corner junto a la hinchada visitante, fue muy insultado.

Daniel "Coquito" Rodríguez, campeón de América y del Mundo en 1982 con Peñarol, regresó al país y estuvo por primera vez en el Campeón del Siglo. Dio la vuelta olímpica y fue ovacionado por las tribunas. Estuvo un rato en el palco de Ruglio y luego vio el partido en la Damiani.

PEÑAROLSILVIA PÉREZ