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Polémica sobre un estadio que conoció glorias de la Celeste, Peñarol y Nacional

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Obdulio Varela

FUTBOL INTERNACIONAL

En San Pablo denuncian la demolición de tribunas de Pacaembú, un estadio que es patrimonio de la ciudad

Las excavadoras están actuando sobre la cancha de Pacaembú, el estadio más tradicional de San Pablo, en el inicio de un amplio plan de renovación. Para algunos, a esas excavadoras se les ha ido la mano mecánica, pues están destruyendo las tribunas y con eso se afecta la imagen de un ícono en la historia del fútbol paulista y brasileño (ver aparte).

Desde Montevideo se puede agregar: también del fútbol uruguayo, porque en ese campo, que ya cumplió 80 años con sus tribunas en forma de U, se registraron episodios fundamentales de la Celeste, Peñarol y Nacional.

Por ejemplo, el 6 de mayo de 1950 Uruguay le ganó allí a Brasil por 4-3 un partido por la Copa Rio Branco. Ese resultado, en vísperas del Mundial, demostró a los uruguayos que su rival no era invencible y a los brasileños que los celestes eran adversarios de cuidado, lo cual pesó en la mente de unos y otros cuando llegó el momento de definir la Copa del Mundo en Maracaná.

Ya en este torneo, Uruguay jugó dos partidos en Pacaembú por la ronda final: el empate 2-2 con España el 9 de julio, con goles de Alcides Ghiggia y Obdulio Varela, y el triunfo sobre Suecia por 3-2 el 13 de julio, conquistas de Oscar Míguez (2) y Ghiggia. Fueron dos compromisos muy difíciles, cuyos resultados se resolvieron cerca del final y por supuesto también fueron construyendo la conquista del título mundial: sin lo ocurrido en Pacaembú no hubiera existido el Maracanazo.

Frente a los españoles, Ghiggia marcó un gol casi idéntico al que luego le haría a Brasil. No había emisiones de televisión, por lo cual Barbosa solo supo demasiado tarde que cuando el puntero encaraba en diagonal por el área solía rematar fuerte al primer palo. El encuentro con los suecos fue dramático, porque hasta faltando un cuarto de hora se estaba perdiendo.

LIBERTADORES. Precisamente en Pacaembú y ya en la era de los clubes, el 11 de junio de 1961 Peñarol conquistó frente a Palmeiras su segunda Copa Libertadores, camino a su primer título mundial. Las emociones empezaron pronto: a los 5 minutos José Sasía sacó una volea impresionante desde el borde del área: la pelota rompió la red y siguió viaje a la tribuna. Los jugadores de Palmeiras protestaron la sanción del gol ante el árbitro argentino Praddaude, pero este les mostró el agujero que el remate del Pepe había dejado en la red.

Nardo empató para el local en el segundo tiempo. Después, una defensa impenetrable delante de Luis Maidana aseguró mantener ese resultado, que le dio el título a los aurinegros. En la ida Peñarol había vencido 1-0, con un gol de Alberto Spencer sobre la hora.

Diez años más tarde, el momento de gloria en Pacaembú fue de Nacional. El 2 de mayo de 1971, en su viaje hacia la Libertadores y luego la Intercontinental, el tricolor goleó allí al siempre poderoso Palmeiras por 3-0, con dos goles de Luis Artime y uno de Ruben Bareño.

También fue clave la actuación de Víctor Espárrago, quien con su marca personal borró a la gran figura del conjunto paulista, Ademir da Guía. Tuvo tiempo además para irse al ataque. A los 15 minutos, sacó un remate que rebotó, la pelota quedó suelta en el área, ideal para el oportunismo de Artime, y fue el 1-0.

El delantero argentino volvió a mostrar su olfato de gol a los 38 minutos. Manga sacó con el pie con su característica potencia, el 10 de Nacional fue a pelearle la pelota a un defensa, se la ganó y definió.

Sobre el final, Bareño dio el último toque al resultado, aprovechando un pase de Ildo Maneiro. Nacional ganó tres de los cuatro partidos de esa llave semifinal con Palmeiras y Universitario de Perú para avanzar a la final contra Estudiantes, también resuelta con éxito.

Mucho más cerca en el tiempo, el 22 de junio de 2011 Peñarol jugó en Pacaembú la última final de un club uruguayo por la Libertadores, frente al Santos de Neymar. Fue la noche en que el astro brasileño sacó de la cancha a su eficiente marcador Alejandro González con una falta que pudo ser de expulsión.

Santos pasó a dominar en el segundo tiempo y marcó dos goles, pero Peñarol reaccionó, descontó con un gol en contra de Durval ante centro de Fabián Estoyanoff y luchó por un empate que nunca llegó. En su momento la derrota representó una frustración, pero con la perspectiva de los años queda claro que fue una gran campaña del aurinegro, en un torneo cada vez más difícil.

Todo ello forma parte de la historia de Pacaembú, que no se perderá más allá de los cambios que pueda tener su estructura.

reacciones en brasil

"Cuiden ese estadio"

La difusión de fotos de las obras en Pacaembú provocó sorpresa y alarma esta semana entre los aficionados paulistas, al descubrir que se había demolido gran parte de las tribunas, pese a que el escenario se encuentra protegido como patrimonio público. El reclamo fue “cuiden al estadio”.

La empresa concesionaria Allegra divulgó un comunicado asegurando que “las gradas laterales se reconstruirán con la misma geometría que las originales, según un proyecto aprobado por los organismos de preservación del patrimonio histórico y los departamentos municipales”.

El estadio Municipal Paulo Machado de Carvalho, en homenaje al presidente de las delegaciones brasileñas campeonas del mundo en 1958 y 1962, llamado Pacaembú por el barrio donde se cuentra, fue inaugurado en 1940 como el primer gran estadio de la ciudad de San Pablo. Por razones sentimentales (fue sede de numerosos triunfos de los clubes locales) y por su ubicación, bastante céntrica en la gigantesca urbe, se convirtió en el escenario preferido del hincha.

La Prefeitura (gobierno municipal) otorgó su concesión por 35 años a Allegra, que se comprometió a una inversión de 400 millones de reales, unos 80 millones de dólares. Se proyecta levantar un complejo comercial, un hotel y un centro de convenciones. Nadie se preocupó por la demolición de la tribuna de cabecera, conocida como “tobogán” por su forma, porque fue un agregado (y bastante feo) de los años 70, pero algunos periodistas recordaron que las tribunas laterales representaban una solución arquitectónica muy característica y temen que el resultado de la obra sea “otro Pacaembú”.

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