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La piedra del escándalo

Suspensión. Jorge Larrionda dio por terminado el partido a los 62` por agresión a Mauricio Espinosa

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María Inés Hiriart

JOSÉ MASTANDREA / RAÚL MERNIES

Otra vez la violencia le ganó al fútbol. Una piedra impactó en la cabeza del línea Mauricio Espinosa y el árbitro Jorge Larrionda dio por finalizado el encuentro a los 62 minutos de juego, cuando Danubio ganaba 3 a 1.

El informe de la terna arbitral será decisivo ya que si se comprueba que la agresión partió de la hinchada de Peñarol, puede haber una dura sanción a los aurinegros debido a sus antecedentes. Hasta puede ser desafiliado de la AUF.

Todo parecía transcurrir normalmente pero tras la conversión del tercer gol de Danubio, el línea levantó su bandera, Larrionda corrió a su lado y junto al cuarto árbitro terminaron acostándolo en el césped. Espinosa tenía un corte sobre su ceja derecha. Había recibido una pedrada.

De inmediato, Larrionda alzó sus brazos e hizo señas inequívocas de que el partido se daba por finalizado.

En ese mismo momento, se desencadenó una verdadera trifulca en el Palco Oficial de Jardines.

Hinchas danubianos festejaron la conquista, la finalización del encuentro e insultaron a varios jugadores de Peñarol que observaban el encuentro desde el Palco.

José Franco, Maximiliano Arias, Sebastián Galán y Alejandro González reaccionaron a los insultos.

Ahí se desencadenó una batalla entre los futbolistas, hinchas de Danubio y la policía que empezó a golpear a los involucrados. Al que más le pegaron fue a Franco que terminó escudándose en otros hinchas de Peñarol que llegaron para socorrerlo.

Pero el lío no terminó ahí. Los jugadores que dejaron el campo de juego vieron cómo les pegaban palazos a sus compañeros. Marcelo Méndez, Nicolás Vigneri y Carlos Díaz subieron corriendo las escaleras del vestuario y terminaron en el Palco. El lío, a esa altura, era mayúsculo y todo el mundo corría en busca de la salida.

Ahí hubo golpes a quien se pusiera en el camino y fue Gustavo Matosas el que logró unir a sus jugadores, sacarlos del escenario y llevarlos hacia el vestuario.

"Me cagaron a palos.. a palazos", dijo Franco cuando se fue del estadio. Los demás futbolistas no abrieron la boca y sólo se quejaron del trato policial. "No le pegaron a ningún hincha", dijo Sebastián Galán.

La piedra del escándalo hizo que la fiesta en Jardines quedara trunca. El clima enardecido se trasladó a los vestuarios donde hubo varios desmanes de allegados a los danubianos contra los periodistas y fotógrafos.

Afuera, hubo más corridas y más palos. La policía recorrió la zona y terminó deteniendo a diecinueve personas.

Otra vez la violencia le ganó al fútbol.

Agresor identificado

"Cuando salimos de Jardines un oficial nos dijo que tenían al agresor, un hincha de Danubio discapacitado" dijo Ángel Tucci, uno de los delegados de Peñarol ante la AUF. "Lo insólito del caso que después no se sabe cómo se fue el hincha de la custodia policial. De todas formas Víctor Cabrera y yo anotamos la matrícula de la camioneta donde el cabo de la Dirección de Seguridad dijo que tenían al sospechoso: ACU 169 de Canelones, era una camioneta Willys verde y blanca", agregó el delegado aurinegro.

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