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Pasión en la cancha de los reglamentos

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Hernán Navascués. Foto: Gerardo Pérez.

HERNÁN NAVASCUÉS

El Dr. Hernán Navascués, un fanático de Atilio García que se hizo experto en las normas del fútbol y que se transformó en fuente de consulta permanente.

En Hernán Navascués conviven la pasión del hincha con la racionalidad del experto en leyes. Eso le permitió jugar partidos en la intrincado cancha de los reglamentos, lo que más de una vez lo puso -a su pesar-en el primer plano de las polémicas. Y sin embargo, él añora los tiempos en que iba a ver clásicos en una camioneta, juntos los hinchas de Nacional y Peñarol. Este es un resumen de sus recuerdos de hincha y sus experiencias como dirigente.

Mi primer recuerdo de Nacional es un partido contra la selección de Salto en el Parque Dickinson. De niño me sentía hincha pero no tenía una cabal comprensión de lo que era el partidarismo. Entonces entró a la cancha el equipo con Paz, Walter Gómez, Raúl Pini. Y la gente empezó a gritar: “¡Atilio, Atilio!”. Atilio García cruzó los brazos, bajó la cabeza y entró como avergonzado por esos gritos. Y yo empecé a gritar “¡Atilio, Atilio!”. Fue una manifestación colectiva que me identificó por siempre como hincha. A lo largo de los años, y mire que fui testigo del 70% de la historia del fútbol, nunca vi una idolatría como la de Atilio García.

Me crié en un fútbol al cual íbamos sábados y domingos. Cuando vinimos a vivir a Montevideo en el año 57 veíamos tanto a Nacional como Peñarol. No había televisión, ¿cómo iba a saber cómo jugaban Hohberg y Míguez si no los veía en el estadio? Y se daba la situación inversa. Cuando vivíamos afuera veníamos a los clásicos en la camioneta de don Zeballos, juntos los hinchas de Nacional y Peñarol. La sociedad era distinta. Ahora estamos llegando a un terreno donde la pasión por el fútbol se transformó en algo diferente. Mucha gente busca un escapismo a través de la violencia. Veo esto con bastante tristeza porque viví una convivencia diferente.

En la década del 60 estaban en Uruguay dos de los mejores delanteros del mundo: Spencer y Artime. Eran casi de la dimensión de un Messi. En las copas Montevideo estaban los mejores futbolistas del mundo: vi a Didí, Tostao y Rivelino. A Carlos Bianchi en Vélez, lo más parecido a Luis Suárez. Antes el grueso de los ingresos venía por venta de entradas. La televisión cambió mucho al fútbol uruguayo, porque el país tiene menos mercado y por lo tanto menos ingresos.

Me acerqué a Nacional relativamente tarde. Fue en los 80, durante la primera presidencia de Dante Iocco, junto al mejor delegado que vi, Luis Rodríguez Ituño. Lamentablemente renunció al poco tiempo. Estuve seis años, interrumpí la actividad por temas familiares y reaparecí en 1995. Permanecí 17 años en la delegación. Cuando el doctor José Luis Corbo pasó a presidir la AUF me ofreció la secretaría técnica. Volví a Nacional en 2011 como secretario. Y a la AUF en algún caso especial, para algún asesoramiento.

Es difícil decir quién sabe más de reglamentos. Puede haber alguien que sepa menos pero litiga mejor. Es muy relativo. Lo que es cierto es que no son muchos los que se han dedicado al derecho deportivo en el Uruguay. Serán unos ocho o diez, todos de muy buen nivel. En esa área participé en tres casos internacionales contratado desde Brasil. Lo fundamental es el estatuto de la FIFA sobre transferencia de jugadores. La gente no advirtió la trascendencia que tenía y explotó con el caso de Rodríguez, Bueno y Bizera.

Las dos bibliotecas en el Derecho existen en todas partes del mundo. Y pueden ser más, porque si alguien deduce una tercería puede aparecer una tercera biblioteca. Lo que pasa en el fútbol es que la pasión despierta tal ímpetu que se llevan a asambleas aspectos que deberían ser de los tribunales.

Aquella interpretación del reglamento, cuando Juventud perdió los puntos ante Peñarol pero Peñarol no los ganó, fue un caso curioso. La responsable fue mi hija, que me preguntó: ¿no vas a hacer nada, te vas a quedar quieto? Me puse a estudiar. Y encontré una particularidad del reglamento. Hacía tres distinciones según el caso: en alguno decía ‘se adjudica el punto logrado’ por el concurso del jugador, en otro caso no decía nada y en otro ‘se adjudicarán los tres puntos’. Eso fue consecuencia del cambio del reglamento de los dos puntos por triunfo a los tres puntos. Antes cerraba con los dos puntos, pero después no y creó la gran incongruencia de tres situaciones distintas. Como en ese caso concreto no se decía nada, fue el argumento que yo sostuve. El Tribunal de Contiendas, con abogados de mucho prestigio, entendió que efectivamente fue así. Luego hubo que corregir el reglamento.

Me molesta cuando se dice que los dirigentes del fútbol uruguayo no sirven. Si no sirven para nada, me pregunto cómo es posible que Uruguay haya descubierto el fútbol para el mundo. No olvidemos la visión de Atilio Narancio, la gestión del Dr. Buero ante la FIFA y la nacimiento de la Copa del Mundo, iniciativa de dirigentes uruguayos. Un país con tres millones de habitantes tiene todos los títulos que tiene, ¿lo hizo con dirigentes que son incapaces? Como en todos los ámbitos, los dirigentes son buenos y malos, honestos y deshonestos. No hay que creer que el elemento oscuro es el común denominador. Conozco gente honrada, gente que hasta perdió propiedades personales por su pasión por el fútbol.

Es difícil buscar equilibrios en la conducción del fútbol. Imperan la desconfianza y la pasión, en el sentido de que si alguien es propuesto por Danubio, se está averiguando si en el fondo no es hincha del otro cuadro grande. Pero esto, que da una imagen bastante negativa, no tiene en cuenta el gran valor que significó el fútbol para el Uruguay. El fútbol contribuyó a la pacificación de este país, aunque muchos no se hayan dado cuenta. Este país hasta 1904 tuvo guerras civiles y a través del fútbol aprendieron a convivir familias enfrentadas por motivos políticos. Y el fútbol no solamente contribuyó a esa pacificación sino que difundió los valores del Uruguay en el mundo.

Nacional y todo el fútbol uruguayo están pasando un momento difícil, consecuencia de lo que ha cambiado el profesionalismo. Es un profesionalismo bastante irreal Desde luego los dirigentes hacen los mejores esfuerzos para solucionar los problemas. Y yo siempre he encontrado en Nacional gente que se preocupa notoriamente por los problemas del club, para encontrar soluciones. Nacional y todos los clubes a veces hacen milagros.

LA FIFA

El escándalo y el dinero de Suiza

“Lo que ocurrió con la corrupción en la FIFA ocurre en casi todas las organizaciones mundiales que mueven mucho dinero. En la banca suiza está radicado todo el dinero espúreo del mundo, y con lo de la FIFA Suiza encontró una forma de atender distintos requerimientos internacionales sin tener problemas con los gobiernos”.

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