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Obrero y popular: Peñarol jugó en modo Copa y le dio una gran alegría a su gente

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Peñarol vs. Nacional

COPA SUDAMERICANA

Nacional ganó el clásico por 1 a 0 en el Campeón del Siglo, pero no le alcanzó y el carbonero celebra una clasificación que se gestó en el Gran Parque Central.

"Jugadores... Se lo pide la hinchada, vamo’ a ganar la Copa... La Sudamericana...". El canto de los futbolistas lo dice todo. Peñarol se sacó de encima a su tradicional rival y avanzó a los cuartos de final del torneo continental. Motivos para celebrar sobran, pero el camino sigue: se viene Sporting Cristal de Perú. Y la ilusión mirasol es gigante.

Tan gigante como el partido que ganó en el Gran Parque Central. Tan gigante como su historia. Y tan gigante como la entrega de cada uno de los jugadores que ayer entraron a la cancha a dejar bien en alto los colores y sobre todo, a dejar la piel en cada pelota porque sabían que el objetivo estaba cerca luego del 2-1 de la ida.

Pero como todo en la vida de Peñarol, nada fue fácil y el equipo sufrió hasta el último instante del encuentro.

Es que en la primera parte, el aurinegro salió a jugar con el resultado a favor de la ida. La desesperación corría por cuenta de Nacional y el tricolor lo supo, se adueñó de la pelota y la tuvo más que su rival, pero sin concretar ideas claras.

Por la derecha del ataque Brian Ocampo y por la izquierda Leandro Fernández. Los dos intentaron desnivelar, pero no lo lograron. Sumado a eso, los zagueros centrales carboneros -Fabricio Formiliano y Gary Kagelmacher- controlaron a un Gonzalo Bergessio que en la única que se desmarcó notable se encontró con una rápida y certera salida de Kevin Dawson.

Del otro lado un equipo mirasol con Pablo Ceppelini manejando los tiempos, marcando mucho y observando el campo con la cabeza levantada, pero más preocupado por el accionar defensivo que por el ofensivo.

Y fue ahí donde el mirasol resignó mucho el ataque porque no tenía a Ceppelini para eso y tampoco aparecían las asociaciones entre Agustín Canobbio y Facundo Torres y mucho menos el juego asociado por las bandas que tanto rédito le había dado en la victoria lograda en la ida.

Pero el tiempo pasaba y la visita no encontraba cómo dañar a su rival. El reloj corría y el de la tranquilidad era Peñarol, que esperaba bien armado en la última zona y que se aprontaba para salir rápido y generar un contragolpe, aunque los de la ofensiva no estuvieron nada claros anoche.

El equipo de Mauricio Larriera se preocupó más por no pasar zozobras en la retaguardia que por atacar con la calidad con la que lo hizo en el Gran Parque Central y esto no quiere decir que no tuvo chances.

Complemento

En el segundo tiempo Peñarol generó no menos de tres o cuatro llegadas en las que bien pudo anotar, pero le perdonó la vida a Nacional.

Y el tricolor, sin ideas, con más fuerza e impulsos que fútbol, con un Felipe Carballo que empujaba, con un Armando Méndez que intentaba desbordar permanentemente y con un batallador Gonzalo Bergessio en la ofensiva, quería buscaba ese gol para ponerse en partido o mejor dicho, en serie, porque sabía que si anotaba, el trámite iba a pasar a ser otro en el Campeón del Siglo.

Y ese tan buscado gol llegó. Pero llegó cuando no quedaba tiempo para nada más que la reposición de mitad de la cancha del mirasol después de que el cierre se calentara y tomara temperatura con la expulsión de Felipe Carballo a los 93’ por una innecesaria entrada sobre Damián Musto y por la roja directa al argentino por una grosera falta sobre Emiliano Martínez.

Fin de la llave. Fin de la serie más conversada de los últimos tiempos. Y fin del sufrimiento para Peñarol. La derrota 1-0 en su casa -en el primer clásico que ganó Nacional en el Estadio Campeón del Siglo- poco importó. Hoy el pueblo carbonero festeja y tiene sus razones para hacerlo.

La incertidumbre en cuanto a la continuidad de Larriera quedó atrás. El DT mostró su chapa, sacó a relucir sus credenciales y los jugadores respondieron. El resultado: la clasificación a los cuartos de final de la Copa Sudamericana.

El Peñarol de Larriera dejó afuera a Nacional y va por más.

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