Publicidad

¿Un nuevo Zalayeta?

Compartir esta noticia
Actitud. Gonzalo Carneiro siempre pensó en el fútbol. Foto: Francisco Flores
Francisco Flores

Gonzalo Carneiro entraba con el exdelantero aurinegro de mascota y siempre fue su ejemplo a seguir.

Gonzalo Carneiro se retrasó unos minutos para la práctica violeta de la tarde. Estaba conversando con Ovación y tenía autorización del técnico Acevedo para hacerlo, pero eso poco le importó a sus compañeros, que lo recibieron con una pasarela de golpes.

"Como hacía tiempo que no hacíamos doble horario cansó un poco y dormimos una buena siesta", contó Carneiro, quien comparte habitación con los dos "Zorritos" (Bueno y Suárez), Matías Zunino y Facundo Castro. "Es la habitación que duerme hasta más tarde y hace más relajo", admitió el delantero, que parece muy tímido pero es un gran desfachatado. "Cuando no conozco mucho a una persona trato de ser callado y educado, pero cuando tomo confianza soy bastante jodido", admitió entre risas.

Creció mucho en los dos últimos años: entre ocho y 12 centímetros. Acostumbrarse a su 1.94 no fue sencillo. "Me sentía raro, tuve que adaptar el peso a la altura y sufrí lesiones en los tendones que me costaron bastante. Hasta ahora lo llevo con tratamiento, pero estoy mucho mejor", relató.

En el Apertura fue titular solamente en dos partidos, aunque entró desde el banco en otros siete. Ahora, ante la partida de Maximiliano Gómez, tendrá otro protagonismo. "Estoy tranquilo, me lo tomo con calma. Mi juego es totalmente diferente al de Maxi. Con él jugamos juntos en juveniles, los dos arriba. Siempre hablábamos entre nosotros de que yo jugaba más retrasado y a Maxi le gustaba más ser el nueve. Pero a veces cambiábamos de roles. Se vio en el último partido con Fénix, cuando me dijo que fuera yo a la pelota aérea y terminó con la jugada en que se le bajé para el gol. Me siento bien en las dos funciones. Y también puedo jugar de enganche o de volante", aseguró.

"Los minutos ayudan al jugador a progresar. Los partidos te dan más experiencia y te hacen más completo", admitió quien tuvo un solo objetivos desde niño: ser futbolista. De todas maneras, cursó hasta quinto de liceo sobre todo por el pedido de su madre. "Era buen alumno y me comportaba bien, pero lo único que quería era jugar al fútbol. Nunca pensé en otra cosa que fútbol. Mi meta era jugar en Primera. Lo logré y me tocó ser campeón del Apertura. Los sueños y las metas van aumentando. Uno piensa en la familia. Hoy me gustaría irme al exterior, a un buen club para seguir creciendo y algún día poder jugar en la selección", dijo quien se compró el auto cuando subió a Primera. Y así va y viene de Jardines del Hipódromo, donde vive.

Como casi todos, admira a a Luis Suárez, pero su espejo fue otro. "En este momento Suárez es el mejor jugador uruguayo en el mundo. También me gustaba mucho Forlán, pero Zalayeta fue mi ejemplo a seguir. Es conocido de mi familia desde antes que yo naciera. Y entré con él como mascota. Lo conozco hace mil años y me ha apoyado mucho", finalizó.

En la escuelita lo mimaron más.

Hizo el baby fútbol en el Club Ciclista Fénix y llegó a probarse a Danubio por un convenio con la liga, cuya selección integraba. En Danubio querían que se quedara e incluso viajó con ellos a Maldonado. Además, criado en Jardines del Hipódromo le quedaba cerca de su casa, pero no le gustó. "Yo era más calladito y no me gustó la forma en que trataban a los chicos. No me sentí cómodo", contó quien aún sigue en Jardines, donde vive con sus padres y su hermano menor. Llegó a la escuelita del profesor César Santos antes de cumplir los 12 años y le gustó. "Me sentí más mimado en Defensor". Hizo todas las formativas hasta que fue ascendido por Juan Tejera.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Actitud. Gonzalo Carneiro siempre pensó en el fútbol. Foto: Francisco Flores

DEFENSORSILVIA PÉREZ

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad