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Este Nacional ya tiene marca registrada

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Los jugadores tricolores inician la carrera del festejo ganador

SUPERCOPA

Sin vergüenza para montar un esquema defensivo, temple para jugar más de media hora con diez hombres y desparpajo en un futbolista juvenil (Santiago Rodríguez) que empezó a mostrar chapa de crack. 

Matías Zunino ya metió el penal que liquidó el clásico y desde el centro de la cancha nace la carrera de la celebración. Emerge con fuerza un grito desenfrenado, de desahogo. Que estaba contenido por las frustraciones arrastradas, aunque muchos de estos jugadores no fueron parte del pasado sin alegrías ante el rival de todas las horas, igual sentían la responsabilidad de cumplir. Y lo hicieron.

Fue una imposición clásica -por los penales- que deja una huella. Que marca muchísimo. Con un valor más grande que el que pudiesen entregar tres puntos en una recta final de un torneo, porque en el mano a mano contra Peñarol y afrontando varias dificultades se consiguió levantar la Supercopa.

Y todo triunfo, toda alegría deportiva, siempre llega cimentada sobre la base de una conjunción de factores. Esta no es la excepción, porque si Nacional se llevó para sus vitrinas este primer trofeo de la temporada 2019 fue porque muchas cosas se hicieron bien.

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La inteligencia del entrenador

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Eduardo Domínguez en la charla antes de los penales
Eduardo Domínguez en la charla antes de los penales. Foto: Gerardo Pérez.

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Toda historia, es claro, tiene un comienzo. La de la imposición de Nacional comenzó después del pitazo final de Gustavo Tejera el clásico del verano. Allí, el técnico Eduardo Domínguez tiró una frase reveladora de lo que iba a realizar el 3 de febrero en la contienda oficial: "El objetivo no era hoy, el objetivo es a mediano y largo plazo, por más que tenemos una final de por medio y como tal la vamos a jugar, porque sabemos cómo jugar ese tipo de partidos. Esto nos sirve para prepararnos para ese partido y ya entendemos un montón de situaciones. Sabemos lo que debemos mejorar, sabemos cómo hacerlo".

Y lo demostró. Para empezar sin vergüenza alguna montó un esquema más protector de su arco. Abandonó la búsqueda de un fútbol más dominante del trámite con la agresividad ofensiva y protegió las bandas, para que sus jugadores siempre estuvieran mejor parados y con mayor número que su rival en la custodia del fútbol exterior.

Mostró inteligencia, buena lectura del tiempo en el que se encuentra su tarea al frente del primer equipo y también de las virtudes del rival.

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Rebeldía y mucho corazón

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Matías Viña corta con convicción un intento ofensivo de Estoyanoff
Matías Viña corta con convicción un intento ofensivo de Estoyanoff. Foto: Gerardo Pérez.

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Para salir al frente en este tipo de contiendas a veces no es suficiente con jugar mejor que el adversario. En realidad, si se tratase de medir los méritos del partido por lo que hicieron los equipos pensando en el arco de enfrente, Peñarol se llevaba la de ganar, porque propuso más. A su favor está el hecho del conocimiento colectivo y de una identidad adquirida por mantener la casi totalidad del plantel jugando juntos. A eso también se sobrepuso el tricolor.

Buena marca por afuera, certeza en los quites y anticipos. Convicción para salir a cortar y, especialmente, mucha rebeldía. El desgaste al que fue sometido el equipo tras la expulsión de Santiago Rodríguez fue muy grande y, sin embargo, nadie aflojó un pan de césped. Como lo dijo su entrenador, el coraje y el temple fueron reveladores de que se va por buen camino.

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Un jugador que pinta para crack

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Santiago Rodríguez demostró tener muchas condiciones
Santiago Rodríguez demostró tener muchas condiciones

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Si hay otra señal que se convierte en marca registrada del Nacional que está construyendo Eduardo Domínguez esa es la creatividad y el atrevimiento del chiquilín Santiago Rodríguez.

Jugar con desparpajo y sin temor a encarar a los rivales, aunque tenga que meterse entre tres "pesados" jugadores (por su historial) de Peñarol no es para nada común. Pedir la pelota y resolver con la calidad y claridad -no le tiembla el pie- de un "veterano de mil batallas" es sinónimo de que se está ante un proyecto de crack.

El control de balón que realizó dentro del área, con el pelotazo largo que le mandó Guillermo Cotugno, más la velocidad con la que resolvió la jugada para que Marcos Angeleri quedara de cara al gol también es reveladora de su visión de juego y de su inteligencia.

El crecimiento de este Nacional dependerá de lo que siga haciendo Domínguez en Los Céspedes, pero queda claro que la obra en construcción empieza con buenos cimientos. Hay aptitudes futbolísticas y, sobre todo, muchas ganas de defender la camiseta hasta el último suspiro del partido. Mejor combinación, imposible. 

 

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