La polémica se instaló en la Argentina después de la derrota ante Chile en la final de la Copa América. Messi si. Messi no. Las aguas se dividieron a favor y en contra del astro del Barcelona.
JOSÉ MASTANDREA
El periodismo y el hincha recorren los dos caminos desde el momento que los trasandinos se consagraron campeones. Fue un golpe, claro. Y a raíz de esa nueva frustración, toda la artillería le apuntó a Messi. Lo defenestran, lo maltratan, lo acusan de "pecho frío", de no "sentir" la camiseta de la selección y una sarta de disparates más.
Messi debería llamar a Enzo. Sí, a Francescoli. Debería preguntarle cómo hizo para bancar todo lo que tuvo que bancar cuando venía a jugar a la selección y la mayoría le apuntaba a él, y lo pasaba por una máquina de picar carne. Francescoli, a diferencia de Messi, había ganado dos Copas América (1983 y 1987) como figura de la selección uruguaya, y recién en 1995, cuando levantó la Copa por tercera vez, tuvo el reconocimiento de la gente.
También lo tildaban de "pecho frío", de "traidor" y mucho más... A diferencia de Messi, Francescoli enfrentó a los medios. Y les ganó por goleada.
Desde el Arco