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Matías Viña: de Empalme Olmos a Roma en base a juego, humildad y superación

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Matías Viña
NELSON ALMEIDA

MERCADO

Hace no mucho tiempo, casi siete años, Matías Viña tomó la decisión de venir a Montevideo. En Empalme Olmos, su pueblo natal y a una media hora de la capital, la vida era tranquila y él la disfrutaba jugando en Ferrocarrilero Fútbol Club. Pero lo convencieron de que probara suerte en Nacional y entonces, le cambió la vida.

Hoy el aún joven (23 años) lateral izquierdo de la selección uruguaya se prepara para viajar a Italia, incorporarse a la Roma, ser dirigido por José Mourinho y compartir plantel, por ejemplo, con un campeón del mundo como el español Pedro o con dos recientes campeones de la Eurocopa como Leonardo Spinazola y Bryan Cristante. Atrás queda toda una historia interesantísima en siete años que reflejan un gran espíritu de superación, una gran humildad y ni que hablar que un gran juego que le ha permitido ser, entre otras cosas, campeón sudamericanos Sub 20 con la selección y de la Copa Libertadores con Palmeiras.

Llegada y fractura

Luego de verlo jugar en Ferrocarrilero, Ruben García (un exfutbolista de Nacional que recorre el interior captando futbolistas para la institución) lo recomendó. Le hablaron y lo convencieron de que viniera a probarse a Los Céspedes. Lo hizo, gustó y se quedó, aunque tuvo que esperar un largo tiempo para debutar: un año.

Al llegar el periodo de pases ya estaba cerrado, por lo cual se decidió que continuara entrenando en el club para ficharlo en enero. Sin embargo, en noviembre sufrió una fractura de clavícula que hizo tambalear todo.

Nacional estaba tan convencido de que no podía perderlo que se hizo cargo de la operación pese a que no tuviera contrato firmado. La recuperación duró más de lo previsto y recién pudo jugar en agosto de 2015. Esa lesión, aseguran, fue quizás lo mejor que le pudo pasar, porque forjó su personalidad, lo hizo fuerte para aceptar los contratiempos, le dio espíritu de superación para enfrentarlos y derrotarlos y hasta lo formó físicamente, porque hizo un gran trabajo del tren inferior que le permitió luego ganar en potencia.

La Cuarta cambió su figura por él

Matías Viña en Los Céspedes donde se siente como en su casa. Foto: Leonardo Mainé.
Matías Viña en Los Céspedes. Foto: Leonardo Mainé.

Apenas estuvo pronto para jugar fue a la cancha y no defraudó. Y el problema lo tuvo Carlos Rodao, técnico de la Cuarta División, quien en 2019 reconoció a Ovación que tuivo que cambiar la figura táctica del equipo para que pudiera jugar. Le había tocado competir en el puesto de lateral izquierda con una de las grandes apuestas del club, Mathías Olivera (hoy en Getafe, de España), pero el entrenador quería que jugaran ambos.

Fue así que cambió la figura táctica para jugar con tres en el fondo, con Viña como zaguero y Olivera como carrilero. Luego, al ser ascendido este último al plantel principal, el de Empalme Olmos se quedó con el puesto de marcador de punta definitivamente y comenzó a brillar. Entonces, vino la etapa de Celeste.

Campeón de América Sub 20

Matías Viña celebrando su gol en la hora frente a Brasil en el Sudamericano Sub 20. Foto: AFP
Matías Viña celebrando su gol en la hora frente a Brasil en el Sudamericano Sub 20. Foto: AFP

Fabián Coito, hoy entrenador del seleccionado de Honduras, convocó a Viña para la Selección Sub 20 que prepararía el Sudamericano de Ecuador a disputarse en enero de 2017. No era de los nombres que más resaltaban, pero él se ganó su lugar. Una vez más, Olivera era el candidato para el puesto de lateral, pero el técnico sorprendió para el debut con Venezuela y eligió al entonces desconocido Viña, dejando al "famoso" en el banco.

Con el correr de los partidos Viña alternó entre el lateral y la zaga, pero con el correr del certamen las sandías se fueron acomodando en el camión y Coito los puso a ambos en línea de tres. El despegue de Viña se produjo el 2 de febrero de ese 2017, cuando jugando como zaguero pero con su experiencia como lateral, se mandó en un ataque y en el segundo minuto de descuento del partido anotó el gol del triunfo 2-1 sobre Brasil.

Ese fue el gran paso que dio Uruguay ya en hexagonal final hacia el título y también fue el gran salto del botija de Empalme Olmos. Allí comenzó a hablarse de él.

Esa generación Sub 20 de la Celeste rompió con 36 años de sequía a nivel juvenil. Uruguay fue campeón sudamericano por primera vez desde 1981 con futbolistas como Santiago Mele, Olivera, Santiago Bueno, Marcelo Saracchi, Facundo Waller, Rodrigo Amaral, Nicolás De la Cruz, Agustín Canobbio, Rodrigo Bentancur, Agustín Canobbio y Nicolás Schiappacasse.

Luego vino el Mundial de la categoría en Corea y otra dificultad para superar para Matías: una lesión. Sin embargo, se recuperó y jugó en un Uruguay que fue cuarto.

El ascenso a Primera

Matías Viña
Matías Viña.

Su gran actuación en el Sudamericano Sub 20 generó su ascenso al plantel principal de Nacional. Martín Lasarte lo hizo debutar oficialmente el 2 de abril de ese 2017 como titular en la derrota 3-1 ante Boston River. El resultado no le ayudó nada y entre eso y la preparación para el Mundial Sub 20 recién volvió a jugar en junio.

No tuvo mucha continuidad por esas dos temporadas. Apenas sumó cinco presencias entre 2017 y 2018, pero en 2019, con la llegada de Eduardo Domínguez a la dirección técnica, comenzó a jugar regularmente y como titular. Entonces comenzó a aparecer también la faceta goleadora de Viña, quien convirtió cinco tantos y fue uno de los pilares de la consagración tricolor en el Uruguayo, aunque de la mano de Álvaro Gutiérrez, quien reemplazó al entrenador argentino luego de un mal inicio de temporada.

La convocatoria del maestro Tabárez

Diego Godín, Matías Viña, Sebastián Coates y Martín Cáceres defendiendo a la selección uruguaya. Foto: Nicolás Pereyra.
Viña cantando el himno con la Celeste entre Godín y Coates. Foto: Nicolás Pereyra.

En medio de esa gran campaña suya y del equipo de Nacional llegó el tan esperado momento de cualquier jugador: la citación a la selección mayor. Óscar Tabárez hizo debutar a Viña con la celeste absoluta el 7 de septiembre de 2019 en un amistoso ante Costa Rica. Jugó 8 minutos en el triunfo 2-1 conseguido en San José de Costa Rica con goles de Giorgian De Arrascaeta y Jonathan Rodríguez. Su ingreso fue por Diego Laxalt.

Cuatro días más tarde, en otro amistoso pero ante Estados Unidos en Saint Louis, fue titular por primera vez y allí se adueñó del puesto de lateral izquierdo que hoy sigue teniendo en su mano.

El pase y la consagración

Matías Viña
Matías Viña, ya con la medalla de campeón, admira la Copa LIbertadores junto a Luiz Adriano. Foto: AFP

En 2019 ya comenzaron a llegar las ofertas desde el exterior por Matías, pero fue en enero de 2020, luego que Matías fuera elegido el Mejor Jugador de Uruguay en la Encuesta América Responde a El País, que Palmeiras se lo llevó a cambio de 4,5 millones de euros por un porcentaje cercano a la mitad de su ficha.

Con el equipo brasileño se coronó campeón de la Copa Libertadores en su primera temporada y Viña tuvo una importante participación, convirtiendo un gol clave en la semifinal ante River Plate en el Monumental.

Siguió brillando en Palmeiras y finalmente llegó el salto a Europa. La poderosa Roma, que para la siguiente temporada contrató a Mourinho como entrenador, puso los ojos, los euros y se lo llevó.

Los desafíos en Europa

La Roma finalizó la pasada temporada en la posición siete de la Serie A de Italia, por lo cual clasificó a la Europa League. El debut del equipo romanista está previsto para el 21 de agosto en casa ante la Fiorentina.

Consolidarse en el plantel, ganarse un lugar entre los titulares, llegar lo más lejos posible a nivel continental y ser un top 4 de Italia al finalizar la temporada para clasificar a la Champions 2022-23 serán los principales desafíos del lateral izquierdo celeste, quien también tendrá con la selección el de lograr la clasificación a la Copa del Mundo de Catar.

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