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De la mano de la "Fiera" y el "Toro"

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Foto: Nicolás Pereyra.

TORNEO APERTURA

Peñarol fue más que Liverpool, pero ganó con lo justo.

Peñarol ganó y merecidamente, porque fue superior a Liverpool salvo en los últimos 15 minutos del primer tiempo. Sin embargo, el triunfo volvió a dejar una especie de sinsabor porque al igual que el fin de semana pasado en el empate ante Wanderers, el aurinegro evidenció una serie de inconvenientes.

En primer lugar, de creación. Sí, es cierto que es un equipo intenso y que abre la cancha constantemente, eso no lo ha perdido, pero sin el “Cebolla” Rodríguez (ayer terminó de cumplir la suspensión) no encuentra un jugador que ponga la pausa justa, un pase entre líneas y/o que saque adelante al equipo. El único que, en parte, se le parece es “Maxi” Rodríguez cuando retrocede en la cancha; pero Leonardo Ramos quiere al rosarino de punta al margen de que pueda dar una mano en esa zona de la cancha.

Segundo, la falta de eficacia. Peñarol erra muchos goles. A diferencia de anteriores partidos, le está costando demasiado cerrar las jugadas que elabora.

El partido. Peñarol tomó la iniciativa y de inmediato arrinconó a una defensa negriazul que mostró claras falencias para controlar a los atacantes rivales. Lo tuvo primero Fidel Martínez y luego Agustín Canobbio, pero entre la falta de puntería y Jorge Bava impidieron que el aurinegro se ponga en ventaja.

El negriazul, en tanto, buscó salir de contra con la velocidad y habilidad de Martín Alaniz y la potencia de Carlos Núñez intentando ganarle las espaldas a los zagueros.

Recién a los 30’ (un par de minutos antes Leodán González no sancionó un claro penal sobre Núñez) llegó el tanto de la apertura: centro de Fabián Estoyanoff, Fidel la bajó de pecho y “Maxi” le rompió el arco a Jorge Bava para desahogar al CDS en un solo grito.

Liverpool no se desesperó, siguió con la misma idea y antes de irse al vestuario llegó al empate. Federico Platero la bajó de cabeza y Núñez definió con un tiro cruzado. El ex Peñarol celebró el tanto y se ganó los silbidos de los hinchas locales.

En el complemento, Leonardo Ramos apostó y ganó. A los 56’, largó a la cancha a Gabriel Fernández y a Cristian Palacios. Sacó a Guzmán Pereira, un volante de marca, y puso más hombres de ataque ante un conjunto negriazul que defendía con una línea de cinco. Al minuto, el cambio ya le dio resultados al DT. Buen centro de Lucas Hernández, uno de los mejores de la cancha, y cabezazo perfecto del “Toro” para poner el 2-1.

Liverpool nunca reaccionó, a pesar de que Paulo Pezzolano cambió sus dos hombres de ataque. Peñarol se fue adueñando del trámite del juego y siempre dio la sensación de poder estar más cerca del tercero.

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