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Manga aprendió en Nacional

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Que se recuerde a Manga por un gol de arco a arco, es una herejía. Porque el brasileño fue un fenómeno con sus manos. Atajó todo, fue figura en aquel Nacional del ‘71 que obtuvo la Copa Libertadores y más tarde la Intercontinental.

JOSÉ MASTANDREA

Pero claro, bien de uruguayos, le recordamos el gol de arco a arco. Fue importante, por supuesto, pero mucho más fueron sus tremendas atajadas, sus voladas de palo a palo, sus tapadas a boca de jarro, sus descolgadas fantásticas, como su tuviese un resorte en sus piernas.

Manga fue un estupendo arquero, de los mejores que pisaron nuestras canchas. Un superdotado, con físico privilegiado y temple de acero. ¡Llegó a jugar fracturado! y sin embargo, siguió con los guantes puestos y atajando. Sus manos no mienten. Tiene los dedos hechos trizas. Los meñiques deformados, porque aún lesionado, no quería dejar de atajar.

Manga se hizo arquero aquí. Porque cuando llegó de Brasil arrastraba una imagen de golero vulnerable. Sin embargo, en el arco de Nacional fue enorme, y se hizo insustituible en los cinco años que jugó. Ganó todo. Atajó todo. Y sí, hizo un gol....

Desde el Arco

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