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Maglione y Suero: amigos

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Julio César Maglione y Carlos Suero. Foto: Marcelo Bonjour

Uno lleva 30 años al frente del COU; el otro50 años en la sanidad de Nacional.

Julio César Maglione y Carlos Suero son amigos desde los 13 años, cuando ambos nadaban juntos en el club Neptuno. La amistad persiste 68 años después. Y se extendió a sus familias. Maglione es el presidente del Comité Olímpico Uruguayo desde hace 30 años, presidente de la FINA y presidente vitalicio de Odepa. En el COU fue siempre reelecto por votación secreta cada cuatro años.

Carlos Suero, Grado 5 en traumatología, fue jefe del Instituto de Traumatología, creó el Centro de Prótesis de la Asociación Española y trabajó en la sanidad de Nacional durante 50 años. Fue campeón de América y del Mundo tres veces con los tricolores. Ambos son brillantes en lo que hacen y jamás hubieran imaginado lo que les esperaba en la vida cuando pasaban las tardes en la chata de Neptuno en la bahía.

De niño Maglione era asmático y durante dos años vivió en Dolores, donde su padre era maestro. En esa época, en los veranos lo mandaban a Mercedes a nadar porque eso ayudaba a su enfermedad. Luego se vinieron a vivir a Montevideo y en Neptuno conoció a Suero.

“Nos pasábamos todo el día juntos, en la piscina y en la chata. Después nos bañábamos, charlábamos y si teníamos plata nos comprábamos un refuerzo”, dijo Maglione sobre cómo nació su amistad. “Casi nunca teníamos para el refuerzo. Éramos unos piojos y no teníamos nada que hacer más que nadar. De mañana hacíamos piscina y al mediodía a la chata. Toda la tarde en el agua”, acotó Suero.

“Nos llevaban en un barco hasta la chata; el ‘Gallego’ Alfonso, un veterano que era una institución en Neptuno”, recordó Maglione. “Y tenía dos hijas preciosas y que andaban todos atrás”, agregó Suero. “Dos nadadoras muy buenas que fueron campeonas nacionales”, dijo Maglione.

“Teníamos un técnico japonés, Sunau Yshijaraba, que había sido campeón olímpico en 1500 metros. Nosotros nos tirábamos a la piscina y él iba por abajo del agua, debajo nuestro, mirando como nadábamos”, relató Suero y pasó a describir al hoy presidente de la FINA como nadador.

“El fue nadador en serio. Nadaba pecho y mariposa. Era un avión nadando. En mariposa se elevaba, tenía un estilo especial. Parecía que iba volando por arriba del agua, que no la tocaba. En pecho fue campeón Nacional durante 11 años. Y recordman sudamericano 4 x100”.

El estilo del doctor, por su parte, era crol, pero luego se destacó en el waterpolo. “Como nadador fui un desastre; como waterpolista bastante bueno, pero me mató la piscina de Trouville porque no había luz y se nadaba de noche, con las luces de la calle nomás. De día era un avión, pero de noche, como era miope, me costaba ver la pelota. Los compañeros me gritaban cuando la pelota venía y me la llevaban”, relató el traumatólogo.

“Además, Guruyú y Neptuno eran los grandes rivales de waterpolo. Se odiaban y no había partido que no acabara con patadas y trompadas en la plaza al lado de la piscina”, agregó Maglione, quien siguió nadando hasta los 28 años, cuando ya se había recibido de odontólogo.

Suero, mientras tanto, dejó el waterpolo por la Facultad. “Medicina me exigía mucho y además tenía el problema de la vista de noche. Igual jugué en Primera División, pero era un ayudante. Había gente, como Dante Iocco, que me llevaba 20 años. Yo era un chiquilín”, contó sobre quien luego fue exitoso presidente de Nacional. “No es que con Dante nos hayamos reencontrado en Nacional, nos seguimos tratando siempre. Porque Dante era un hombre muy afable, muy de crear unión. También fue presidente de Neptuno”, dijo Suero.

“Nosotros no teníamos ambiciones. El ‘Negro’ tampoco. Las cosas se le fueron dando. La mitad las quiso y la otra mitad se las dieron. Él no las buscó. Lo que tiene es una gran simpatía”, añadió Suero sobre la carrera directriz de su gran amigo. “Yo siempre he sido el ‘Negrito’ y lo sigo siendo”, se defendió el presidente del COU.

VIVOS. “Sigue viajando porque tiene un espíritu especial. Pero no tiene ambición de número uno y por eso no se hace mala sangre y sabe ir cuerpeando todo”, insistió Suero, quien contó que su habilidad para operar fue innata, porque eso no se lo dieron los libros por más que fue medalla de oro en la escuela y el liceo de la Sagrada Familia. Medalla de oro en Preparatorios; y cuando recién había terminado primero de Facultad ya era ayudante de clase de anatomía. “Estuve 20 años en anatomía, haciendo todos los escalones. Un día me llamó el decano y me dijo que había dos cátedras: la de anatomía y la de traumatología y que yo era el número uno en las dos. Que debía elegir. No quise ser el número uno en los muertos y elegí ser profesor de traumatología”, señaló.

“Carlos es un amigo espectacular. Nos respetamos y nos queremos mucho. Y eso trasciende a nuestras esposas, a Mireya y a Nilda, que se llevan sensacional. Pero es sobre todo un gran médico, un gran traumatólogo. Y una persona muy humilde. A mí me atendió toda la vida. Y cuando le pedí ayuda para el Comité me la dio en forma totalmente desinteresada. Se brinda siempre”, dijo Maglione sobre el médico.

No solo Suero atendió a Maglione, también este era el dentista de Suero y su esposa. “Hasta que nos abandonó”, acotó el doctor. “Es que cuando fui Subsectretario de Salud Pública y presidente de Educación Física, pedí seguir trabajando dos o tres veces por semana por los pacientes”, contó Maglione, por cuyo consultorio pasó toda la selección uruguaya en épocas en que dirigía el “Pulpa” Etchamendi. “El ‘Tornillo’ Viera era paciente mío y me fue trayendo a todo el equipo. También atendí a Celio, el goleador brasileño, y con Carlos le arreglábamos los dedos al arquero Manga. Tenía los dos pulgares y los meñiques torcidos y deshechos. Entonces inventamos rodeárselos, casi enyesárselos, para que pudiera atajar”, relató Julio.

“Un día, en el estadio, Manga salió de la cancha con el guante lleno de sangre. Yo quise que saliera para cosérselo, pero no me dejó. ‘Manginha no sale, poneme una tabla’, dijo. Se lo entablillé como quería y jugó todo el segundo tiempo”, contó mientras tanto el exmédico tricolor. “Manga se iba manejando de acá hasta San Pablo sin parar. Eso habla de su gran fortaleza física. Era bestial”, acotó Maglione.

“Hoy soy la reina de Inglaterra”, bromeó Suero, refiriéndose a que desde que no sigue en Nacional se siente una figura representativa. “Soy un enamorado de las plantas y tengo un jardín precioso en casa. Pero el problema es que crecen muy despacio, entonces no siempre hay algo para hacer”, contó sobre sus actividades hoy. Ante la pregunta de su amigo sobre si le habla a las plantas respondió negativamente, pero dijo que les ponía música. “Y me quieren las plantas, pero hay que tener cuidado con el agua”, sentenció.

“Estás en Montevideo ‘Negro’, ¡qué raro! ¡Y que bueno!”, se burló al final Suero sobre la vida itinerante de su amigo de toda la vida que hoy parte otra vez de viaje.

El suplente del “presi” cervecero.

Maglione también es el suplente de Raúl Rodríguez, el presidente de Racing, club del que es hincha fiel. “Soy de Racing por culpa de mi señora, porque su padre fue uno de los fundadores del club. Vivíamos a 20 cuadras de la cancha de Racing e íbamos siempre, me tocó un período impresionante. Era la época de Mariolo Vergara, Racing tenía un cuadrazo”, contó. “Hoy sigo yendo a ver al club, estando acá y si el tiempo acompaña voy. Me encanta”.

Un loquito que nació “bolso”.

“Yo no me hice hincha de Nacional, nací bolso”, explicó Suero. “Mi padre era terrible hincha de Nacional y en mi familia, que somos 18, somos todos de Nacional”, explicó Suero. “Ya no soy aquel loquito de antes. Los años te tranquilizan. Si yo siguiera siendo el loquito de antes no me hubiera quedado quieto con lo que me hicieron en Nacional. Con la forma en que me sacaron. Siempre fui muy pasional”, agregó sobre la actitud de los actuales dirigentes tricolores.

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Julio César Maglione y Carlos Suero. Foto: Marcelo Bonjour

HISTORIASSILVIA PÉREZ

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