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¿Qué le pasa a Barcelona?

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Luis Enrique
ANDREU DALMAU

La derrota del Barça, el pasado domingo ante Real Sociedad, destapó una grave crisis en el club azulgrana desde varios sectores.

El orden cronológico de los hechos fue el siguiente: el viernes, durante la práctica, Lionel Messi tuvo un roce aparentemente menor con el técnico Luis Enrique, que sólo sería un anticipo de lo que estaba por venir. Después, llegó la suplencia del argentino, al cual recurrió el DT para tratar, en vano, de remontar. Esto derivó en una fuerte discusión en el vestuario de Anoeta, de nuevo entre el delantero, el entrenador y también el psicólogo del equipo.

Mientras esto sucedía, Zubizarreta, el director deportivo que tan cuestionado estaba por sus desastrosos fichajes (Vermaelen, Douglas, Mathieu), cavaba su propia tumba al apuntar hacia el presidente Bartomeu cuando fue preguntado por la sanción del TAS. El lunes fue despedido y hoy se espera conocer al sustituto. Una hora después de saberse esta noticia, Puyol (que asumió hace tres meses) anunciaba por carta que dejaba su cargo de director adjunto. Era una decisión tomada con anterioridad, que se precipitó al enterarse el exzaguero del despido de su superior por la prensa. Por otro lado, el plantel tenía programada, en la mañana del mismo lunes, la habitual práctica previa a Reyes con público (fueron 11.000 hinchas). La sorpresa saltó con un repentino parte médico en el que se explicaba la ausencia de Messi por una gastroenteritis que nadie creyó. Era la excusa habitual que Ronaldinho ponía no hace tanto tras una noche de fiesta. Luis Enrique estalló en un primer momento y decidió abrir un expediente disciplinario contra Messi, pero los capitanes (Xavi, Iniesta y Busquets), le convencieron para no hacerlo ante el temor de peores consecuencias, pero con la promesa de que los tres hablarán con el argentino.

Con este panorama, al DT le quedan dos partidos (mañana ante Elche y el del domingo ante Atlético de Madrid), para tratar de levantar al equipo de esta crisis de juego y resultados, mientras que el presidente Bartomeu, que heredó el cargo por la dimisión de Rosell y termina el mandato en 2016, parece abocado a unas elecciones anticipadas reclamadas desde hace tiempo por muchos socios.

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