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Los jugadores y los jueces deberán integrar el nuevo congreso

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Foto: Nicolás Pereyra
Nicolas Pereyra

AUF

Es un camino que se torna casi ineludible en este momento para la Asociación Uruguaya de Fútbol.

No es un problema menor, fundamentalmente porque en la redacción de los Estatutos que están pendiente de validación por los clubes no fue contemplado una demanda expresa de la FIFA. Hoy no se incluye a los llamados “grupos de interés” en el futuro Congreso, el que sustituirá a la Asamblea General.

Y, es bien sencillo, no hay otro camino posible para recorrer que el de terminar de aceptar que los jugadores, los jueces y los entrenadores tendrán que tener una importante representación en el Congreso de la AUF. Ese destino es ineludible, salvo que se quiera abandonar la afiliación a la FIFA.

Antes de establecer que ingresar a estos nuevos Estatutos no será un tema de tan rápida dilucidación, vale precisar qué fue lo que ocurrió y por qué se llegó a esta situación.

Para empezar, hay que dejar en claro que la AUF sabía desde el año 2013, por comunicación directa del italiano Primo Corvaro, que su punto débil era la falta de coordinación y participación equitativa del resto de los actores del fútbol uruguayo.

La FIFA indicó, reiteradamente, hacia dónde debía dirigirse la AUF en materia de organización política, pero los dirigentes de los clubes y quizás también los integrantes del cuerpo de neutrales fueron extendiendo la definición de la adecuación a las nuevas normativas para no perder peso político. La explicación en este caso es fácil de comprender: de una Asamblea de 17 votos se pasa a un Congreso de 31, por consiguiente, las cuotas de peso político se modifican sustancialmente.

Ojo, también hubo reparos jurídicos por encontrarse en situaciones diferentes a la de otros países. Por ejemplo, en Uruguay existe un “Estatuto del Jugador” que, entre otras cosas, por convenios con la Mutual establece los pagos mínimos y máximos de los futbolistas de Primera y de Segunda División. Entonces, una cuota de ingreso de los futbolistas al Congreso, en el que naturalmente se fijan posturas sobre estos temas económicos haría que los propios futbolistas sean juez y parte.

Otro aspecto trascendente, que también complica para incluir a los árbitros al Congreso, es el reclamo en un Juzgado de Conciliación que la gremial de jueces está realizando por un monto de 16 millones de dólares por el uso de sus derechos de imagen. ¿Entran en el Congreso y definen aspectos relacionados con este tema?

EL PROCESO. Ahora bien, la resolución de la aprobación de los nuevos Estatutos difícilmente tenga tanta velocidad como puede esperarse de parte de los jugadores o de los jueces. El proceso no es nada sencillo.

Lo único que podrá aparecer, para calmar las aguas y dar las señales que quiere la FIFA, es la votación a favor de los Estatutos, pero no su puesta en vigencia, porque luego de que lo aprueben los clubes deberá ser analizado por el Ministerio de Educación y Cultura.

Si bien aquí podría existir, de hecho ya fue expresado por Fernando Cáceres, Director de la Secretaría Nacional de Deportes, una gran voluntad del Ministerio de darle celeridad al tema, pueden llegar a generarse algunos nudos.

Igualmente, un intercambio entre las dos partes podría colaborar para que se evite el surgimiento de algún error y en un período de dos meses -sería así un éxito rotundo- se homologue todo el articulado.

Ojo. No todo queda ahí, porque luego tendría que crearse el Reglamento general y también los reglamentos de cada área. Y eso llevará otro proceso extenso.

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