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Los hermanos Acuña con el arco entre ceja y ceja: unidos por el gol

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Acuña
MARCELO BONJOUR

FÚTBOL

Los dos anotaron el fin de semana, es la segunda vez que sucede en la misma fecha. A Matías nunca le gustó mucho que lo compararan con su hermano Héctor, once años mayor. Ambos hicieron carnaval y hace poco retomaron los estudios. El sueño de jugar juntos sigue intacto.

E l fin de semana pasado fue especial para los hermanos Acuña. Héctor, el mayor, anotó para Rentistas, que venció a Central Español por 2 a 0. Y Matías, el menor marcó para Liverpool en el triunfo negriazul 3 a 1 ante Wanderers.

“Siempre estamos pendientes uno del otro. Nos seguimos bastante. Bueno, yo lo sigo de chico. Je”, bromeó Matías sobre “Romario” once años mayor que él. “Justo jugó por la mañana y lo pude ver”.

Romario creía que era la primera vez que anotaban en el mismo fin de semana, pero Matías le recordó que ya había pasado. Que él le había hecho un gol a Nacional jugando en Fénix y su hermano había anotado en el clásico Cerro- Rampla en la misma fecha.

“Nosotros al ser delanteros tenemos que alimentarnos siempre del gol”, dijo Héctor. Seguramente, fue por él que Matías terminó jugando en su mismo puesto. “Siempre me gustó el puesto. Y además, lo miraba a él, como pasa siempre con el hermano mayor. Me acuerdo que una que vez me llevó a una práctica de baby fútbol en Don Bosco, y como me pusieron de arquero, me sacó de la práctica”, contó el hoy negriazul.

Son parecidos y tienen la misma voz. Ser el hermano de Romario no siempre fue sencillo para Matías porque la comparación estaba a la orden del día. “Por un lado es lindo porque la trayectoria que tiene es admirable. Pero a uno le gusta ser uno. A veces me joden, me dicen que soy la sombra de mi hermano. Muchos me dicen Romarito. O Romario junior”, admitió.

“Él tiene su personalidad y cuando le dicen eso, aclara que se llama Matías. Somos hermanos, pero por más que él haya seguido mis pasos en lo futbolístico, lo bueno es que cada uno sea cada uno. Siempre le digo que aunque a veces lo comparen conmigo, él es él. Que siga así, haciendo su nombre y su camino”, agregó el delantero de Rentistas.

“Somos diferentes, él es más de área. Yo me puedo retrasar un poco, o jugar por las bandas. En eso nos diferenciamos un poco, pero tener el arco entre ceja y ceja es el parecido que tenemos”, afirmó Matías, que acaba de ser padre de Francesca. Parece que la niña vino con un pan abajo del brazo porque él pasó a Liverpool, una institución, que le permite dejar atrás las penurias económicas del pasado.

“Lamentablemente, lo de Liverpool es considerado raro en el fútbol uruguayo, pero tendría que ser lo normal. Lo que está mal es el sistema. Nos quieren convencer que el fútbol uruguayo es pobre, que no hay dinero, pero el dinero está. El tema es que está mal repartido”, dijo el menor a quien Pezzolano ya lo había querido llevar a Liverpool en el semestre pasado. “Pero Juan (Carrasco) pidió que no me dejaran salir. Por suerte el interés de Paulo seguía y tomé este camino para tomar otro aire y seguir creciendo”, explicó.

“Liverpool es una gran institución, sin desmerecer a Fénix, que fue mi casa, y se portó muy bien conmigo. No me puedo quejar de Fénix. Es una cuadro humilde que sufre como todos en el fútbol uruguayo. Pero que me dio todo. Fénix es una familia y eso se extraña”, admitió Matías.

Negriazul
Negriazul. Matías Acuña llegó a Liverpool para jugar el torneo Intermedio. Antes jugó en Fénix dos años y medio y anteriormente en El Tanque. Foto: archivo El País.

CARNAVAL. Romario pasó sus primeros 14 años en Cerro Norte, pero cuando Matías tenía dos o tres, se mudaron para Palermo, en Salto e Isla de Flores. Y luego al barrio Sur. Como no podía ser de otra manera, los dos agarraron para el carnaval. “Siempre anduvimos con los tambores. Hicimos Teatro de Verano y todo. Hasta que llegó un punto en que no se pudo seguir porque el carnaval es la noche y al otro día había que entrenar. Y no daba”, explicó Héctor.

“Yo capaz que lo disfruté un poquito más. Y no me arrepiento, pero con la cabeza que tengo hoy, capaz que podía haber avanzado más en el fútbol. Pero tenía una edad en que uno se quiere divertir. Fui escobillero, toqué el tambor y hasta actor fui. Son etapas y lo disfruté mucho. No me arrepiento. Pero hoy estoy muy contento con el presente que tengo”, reconoció el más chico, quien al igual que Romario tuvo que agarrar la brocha para trabajar junto al padre en tiempos difíciles.

Bicho colorado
Bicho colorado. Héctor Acuña volvió a Rentistas donde jugó hace 13 años. Vistió más de catorce camisetas, algunas en más de una oportunidad. Foto: archivo El País

En la temporada 2013-2104, Romario fue el goleador del Campeonato Uruguayo con la camiseta albiceleste en el pecho. “Ese año estuvimos peleando el descenso con Cerro, pero en lo personal me fue muy bien. También en Liverpool anduve bien. Y en El Tanque, así como en México”, dijo el mayor sobre su carrera en la que vistió 14 camisetas, y algunas en más de una oportunidad . “Ahora estoy bien, volví a Rentistas después de 13 años. Pero ya estoy grande y se va acortando la carrera”.

Los dos han vuelto a estudiar. Ambos están terminando el ciclo básico: Matías en la Mutual y Romario en Audef. “Apuntamos a hacer el curso de técnico y además, hoy te lo piden para cualquier cosa. No haber estudiado es algo de lo que me arrepiento de mi adolescencia, pero nunca es tarde. Estamos recuperando el tiempo perdido”, aclaró Matías.

El sueño de jugar juntos está intacto. Pero si no pueden cumplirlo quizás hagan una dupla técnico. “La idea es tener el curso, después veremos. Matías tiene para rato jugando. Lo mío es empezar a revolverme para ser entrenador. Es el objetivo”, afirmó Romario.

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