DESDE EL ARCO

JOSÉ MASTANDREA

Hay jugadores clásicos y digan lo que digan, son los que terminan pesando. Los hubo, los hay y los habrá. Podrán jugar bien, regular o mal en cualquier otro encuentro del campeonato, pero cuando llega la hora de salir a la cancha y jugar el clásico, no fallan. Siempre rinden. Y se volvió a ver el sábado en el Centenario.

Otra vez Sebastián “Papelito” Fernández, otra vez el “Cebolla” Cristian Rodríguez, otra vez Jorge Fucile y otra vez Guzmán Pereira. Rindieron, jugaron, pelearon, dejaron todo en la cancha. Pero no fueron los únicos. Hay que acostumbrarse a la entrega de los argentinos. Gonzalo Bergessio volvió a ser figura y Lucas Viatri fue determinante en Peñarol. Y jugaron el clásico como si fuesen nacidos en las canteras de los grandes.

Sienten la camiseta, van a todas y no se guardan nada. Son jugadores clásicos y se nota. Vienen con esa aureola desde la Argentina. De hecho, jugaron y rindieron en los grandes de la vecina orilla. No es casualidad que hayan sido clave en el juego del sábado.

Mientras haya jugadores clásicos, el hincha estará feliz en la tribuna, porque se sentirá representado por esos futbolistas en la cancha. Y eso es lo que contagia, lo que estimula y lo que mantiene la pasión intacta.