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Hay que cuidar la Ferrari

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DANIEL ROSA

DE VOLEA

DANIEL ROSA

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Se terminó el mandato de Wilmar Valdez como presidente de la AUF. Ya habrá tiempo de hacer un análisis exhaustivo de lo que ha sido su gestión junto al resto del Ejecutivo que componen aún hoy Edgar Welker, Alejandro Balbi, Ignacio Alonso y Roberto Pastoriza, por lo que ahora es bueno mirar hacia el futuro y lo que vendrá.

Lo primero a decir es que Arturo Del Campo y Eduardo Abulafia, los dos candidatos que quedan en carrera por le sillón presidencial, son a mi entender personas y dirigentes muy capaces, con buenas propuestas y serios, razón esta por la cual no me preocupa en manos de quién quedará la AUF. Lo que sí me inquieta es la política que puedan llevar adelante.

Tanto el Ejecutivo saliente como los anteriores, encabezados por José Luis Corbo primero y Sebastián Bauzá luego han dado pasos importantes para la independencia de la AUF, pero sobre todo de la selección. La dirigencia saliente ha sacado provecho de ello y, fundamentalmente, lo ha profundizado hasta devolver a Uruguay a la elite mundial con el quinto puesto en Rusia 2018. Este debe ser el desafío principal de quién venga.

Me preocupa mucho el discurso de qué hay que darle más dinero a los clubes. No señor, las instituciones se lo deben ganar. Es cierto que la selección tiene gastos altos, pero los cubre con creces. Desde hace tiempo no hay problemas por los premios de los jugadores, ni falta nada en el Complejo Celeste y eso ha redundado en buenos resultados a nivel de todas las categorías. Incluso se ha avanzado en el fútbol femenino, disciplina a la cual hasta hace poco no se le daba trascendencia.

Los clubes, por el contrario, siguen siendo deficitarios. Y, tal cual interpreto los discursos, parece que la selección debe transformarse en el sostén de las instituciones. En todo caso lo que se debe hacer es copiar el modelo y no vivir de él.

Nacional y Peñarol a lo largo de las últimas décadas no han hecho más que encabezar una lista interminable de fracasos internacionales completada por el resto de los equipos que han representado al fútbol uruguayo, contrastando con lo que ha conseguido la selección.

¿Culpa de un fútbol pobre? Seguramente. Ahora, ¿se puede hablar de un fútbol pobre cuando los grandes han pagado salarios de 50, 60 y hasta 70 mil dólares en estos años sin resultados internacionales? Más bien habría que hablar de un fútbol mal administrado, algo que no puede decirse de la selección.

Este Ejecutivo dejará una Ferrari reluciente de color celeste con un motor tan afinado que ni hace ruido. Por eso el consejo para Del Campo, Abulafia o quien llegue es que la cuiden, porque no sea que por apurarse a arreglar cachilas (algunas de las cuales sería mejor que cayeran en desuso por improductivas) choquen el coche más competitivo.

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