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Guillermo Almada: Un apasionado del fútbol

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Leonardo Maine

FÜTBOL

El técnico que le dijo no varias veces a Peñarol y Nacional, espera que el ómnibus vuelva a pasar y pueda tomárselo. Mientras, sigue influyendo en la economía de Ecuador

Guillermo Almada, el técnico que le dijo no tanto a Peñarol como a Nacional, estuvo en Uruguay de pretemporada con su equipo, Barcelona de Guayaquil. El viernes regresó a Ecuador porque ayer tuvo lugar la “Noche Amarilla”, como se denomina a la presentación del plantel de Barcelona para la nueva temporada. En esta oportunidad el rival fue Alianza Lima y el equipo local, que para estas ocasiones siempre cuenta con la presencia de un invitado de renombre, se reforzó con el italiano Andrea Pirlo.

Durante su estadía en Montevideo le tocó vivir varios hechos, como la suspensión de la final del torneo de verano frente a Peñarol, que le hicieron darse cuenta que las cosas no han cambiado en el fútbol uruguayo. “Seguimos con los mismos problemas de siempre. La gente que yo traje de Ecuador no entendía nada. Ni los jugadores, ni los directivos ni los funcionarios. No entendían por qué no se jugaba ni por qué nos habían avisado faltando dos horas para el partido. El club apostó a venir acá, hizo una inversión porque vinimos más de 50 personas en la delegación. Nosotros y César Vallejo también. Para ellos fue peor porque vinieron específicamente a jugar los dos partidos del torneo. Y se enteraron de la suspensión estando ya en Colonia. No se puede suspender así un torneo que tiene dos equipos del exterior, que apostaron a estar a Uruguay. Y cuando los aficionados ya habían comprado las entradas. Seguimos en la misma mezquindad de siempre, donde lo que importa es solucionar nuestros problemas y no el fútbol”, afirmó Almada en su nueva casa de Colinas de Carrasco.

“De todos modos, para mí fue lindo estar en mi país y pudimos cumplir con el cronograma de trabajo y la planificación. Porque el partido con Peñarol lo terminamos jugando al otro día”, agregó el entrenador quien -conocedor de nuestro medio- antes que llegara su equipo a Uruguay recorrió todas las canchas que iban a utilizar y las de alternativa por si pasaba algo o llovía, como efectivamente sucedió.

PROPUESTA. Barcelona jugó cuatro partidos: frente a Liverpool, River Plate, César Vallejo y Peñarol. Los tres rivales uruguayos le dejaron buenas sensaciones. “Enfrentamos a equipos que intentan jugar y proponer. Buscamos esos rivales que nos pudieran ayudar para la dinámica y la intensidad del juego que intentamos tener. Buscamos que nos crearan dificultades, de nada nos sirve enfrentar a un rival que nos haga las cosas fáciles. Buscábamos buenas canchas, buenos pisos y buenas propuestas. Y lo conseguimos. Salieron partidos muy dinámicos y con gran intensidad. Cosas que, como siempre les digo a los futbolistas nos hacen superarnos y subir algún escalón. Me pareció que el fútbol uruguayo viene evolucionando, enfrentamos equipos que tienen otra propuesta, no tantos pelotazos; que es algo muy valedero, pero a mí no me gusta”.

Uno de esos amistosos fue frente a River Plate, su exequipo. “Regresar al Saroldi fue espectacular. Me reencontré con mucha gente amiga de un club que me dio muchísimo como jugador y como entrenador. Fueron muchos recuerdos de momentos espectaculares que vivimos en esa institución. Fue muy bueno volver a estar ahí, para mí y para Darwin (Quintana su ayudante)”, afirmó y aseguró que encontró muy bien al escenario darsenero. “El piso del Saroldi no tiene nada que envidiarle a ninguna cancha de Ecuador ni del mundo. Y los vestuarios los hicieron nuevos y están muy lindos. Dieron un paso adelante”.

RIVAL. Barcelona es un equipo que tiene casi diez millones de hinchas y su objetivo al comenzar cada temporada es uno solo: ser campeón. “Ganar todo es nuestra meta, en los equipos grandes no hay otra”.

Su primera actividad es la segunda fase de la Copa Libertadores, donde seguramente enfrentarán a Defensor Sporting. El club del Parque Rodó significó mucho en la vida de Almada. Allí se formó y fue campeón uruguayo en dos oportunidades. “Jugar contra Defensor siempre se me hizo complicado, cuando estaba acá dirigiendo a River, también. Estuve 15 años dentro del club y me moviliza muchas cosas desde lo afectivo, por más que uno siempre es hincha del lugar donde trabaja. Nunca me da lo mismo enfrentarlo, son partidos especiales por lo que viví ahí adentro y por las cosas que logramos. Y por el gran afecto que tengo por el club y por mucha gente dentro de la institución. Quiero que le vaya bien a Defensor, pero preferiría jugar con otro. Los dos nos jugamos lo mismo, pero soy profesional y hay mucha gente que confía en nosotros”, explicó.

RESPONSABLE. “En Ecuador hay mucha gente que está expectante de lo que hagamos y de eso depende su felicidad. Tanto el expresidente del país, Rafael Correa, como el actual, Lenín Moreno, han dicho que cuando Barcelona gana la economía se mueve distinto. Está comprobado: el país se beneficia cuando a Barcelona le va bien. Es una gran responsabilidad para nosotros. Repito, dicho por los políticos que son los entendidos en la materia y los que hacen los estudios, no por nosotros. La expectativa por cualquier cosa que juguemos es enorme”.

CICLOS. Su carrera como entrenador arrancó hace solamente diez años en Tacuarembó. Ha dirigido tres clubes. Y está acostumbrado a quedarse mucho tiempo en cada uno: lleva casi cuatro en Barcelona y antes estuvo cuatro y medio en River Plate. “Después de Marcelo Gallardo somos el cuerpo técnico que lleva más tiempo en un equipo en América”, contó y aclaró que el tiempo transcurrido no ha hecho mella en su trabajo y en su relación con los futbolistas.

“Creo que es la pasión con la que vivo lo que me renueva las energías. El compromiso mutuo que tenemos con los futbolistas, sumado al buen feeling que tenemos con los directivos y la gente, porque son muchas cosas. Y cuando una de ellas te empieza a cansar es que hay que tomar otros rumbos. No nos apuramos nunca en tomar decisiones, por más que el ciclo de Barcelona puede estar cerca de terminar. Pero por ahora nos seguimos sintiendo muy bien en la institución, queridos y respetados. Las ganas de entrenar todos los días está intacta y con la misma pasión”.

Almada fue elegido el mejor entrenador de Uruguay en 2012 y en 2015, lo que le valió el apodo del Pep uruguayo. También lo fue de Ecuador en 2016. Y debe tener un récord: le ha dicho que no a Nacional y a Peñarol en más de una oportunidad. La última fue hace un mes, cuando era la primera opción para dirigir a los tricolores. “No es que les dije que no porque no quería estar ahí. ¿A quién no le va a movilizar dirigir a un grande de su país, con tanta historia y tan gloriosos? Lo que pasa es que siempre que me hablaron tenía un compromiso con otra institución y por más que había una cláusula de salida estaba el compromiso. La cláusula de Barcelona era más fuerte, pero esto ya me sucedió cuando estaba en River. El compromiso con los futbolista, la hinchada, los directivos, me hace siempre cumplir la palabra. Más allá del dinero, por más que todos trabajamos por el bienestar de nuestra familia. Pero cumplir los ciclos y los proyectos pera mí es muy importante”, aseguró quien finalmente, el jueves pasado, conoció el estadio Campeón del Siglo y quedó impresionado. “Hacer una obra de esas en esta época y con tantas dificultades económicas como tiene el Uruguay donde todo es carísimo, es digno de felicitación. Esta precioso”.

El entrenador no descarta que en algún momento vuelva a aparecer la posibilidad de dirigir a un grande y pueda aceptarla. “Uno nunca sabe si el ómnibus va a volver a pasar, pero dirigir a un grande, a la selección o a Defensor son objetivos que siempre voy a tener”. Es que el técnico también conversó con los violetas cuando estaba en River Plate. “Seguramente en algún momento se va a dar, pero cuando me llamó Defensor tenía un compromiso con River y no iba a salir corriendo. Cada uno resuelve a su manera. Sé que hay entrenadores que han actuado de otra forma, pero es la manera en que me gusta caminar en la vida y la que me enseñó el mismo Defensor”, aclaró quien no sólo ha tenido ofertas de Uruguay, sino de otros mercados mucho más importantes y seductores, pero su respuesta siempre fue la misma

Dice que no se ha salvado, pero su situación económica es otra. “Tengo un gran bienestar. Hay una diferencia marcada con lo que se paga en nuestro medio. Pero hemos recibido ofertas multimillonarias de Medio Oriente y no nos dejamos deslumbrar por ellas por más que eso sí hubiera salvado nuestra vida, la de nuestros hijos y nietos también. Pero por respeto a donde estamos optamos por no dejarnos deslumbrar y seguir con nuestro proyecto deportivo”.

Almada tuvo que acostumbrarse a la locura que significa estar al frente de un club con tantos hinchas como Barcelona. Muy diferente a su experiencia anterior en River Plate o Tacuarembó. Y cuando regresa a su casa, lo esperan dos pequeños: Guillermina, de dos años y Gabriel, de diez meses. “Los pequeños son mi cable a tierra. En Guayaquil no podés ir a cenar o a hacer una compra en el shopping porque la gente se aglomera. Es lo que genera Barcelona. Además, yo de por sí soy muy casero. Voy al club muy temprano y a media tarde me voy para mi casa. Trabajo en la oficina que tengo allí y luego me quedo con los niños disfrutándolos, porque a esta edad los disfruto mucho más que cuando tuve a Yanina, mi hija mayor. En aquel momento estaba en la locura de ser futbolista y la disfruté mucho menos, quizás por mi propia inexperiencia. Hoy trato de hacerlo al máximo con mi señora y mis hijos”.

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Familia. Almada junto a su esposa Analía y sus dos hijos pequeños: Guillermina de dos años y Gabriel de diez meses. Sólo falta Yanina. Foto: Leonardo Mainé. 
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"Me lo planteo a futuro, ojalá se pueda dar"

“Hoy estoy más preparado, he aprendido mucho en este proceso que me ha tocado vivir en Ecuador”, afirmó Almada y reconoció que estar el frente de la Celeste es una de sus grandes metas. “Es uno de nuestros objetivos. Ya en algún momento en que no se sabía si se quedaba o no el maestro nuestro nombre estuvo en alguna terna. Es una de las cosas que me planteo a futuro, ojalá que se pueda dar. Dirigir a la selección de nuestro país es lo máximo que le puede pasar a un entrenador, lo mismo que a un futbolista. O hasta a un directivo. Representar al país es lo máximo que nos puede llegar a suceder”.

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