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El goleador alemán que toma mate y sabe tocar el piano

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Goleador
DANIEL LEAL-OLIVAS

CHAMPIONS LEAGUE

Serge Gnabry, el delantero del Bayern Munich que le hizo cuatro goles a Tottenham en la Champions, y su vida de película.

Tottenham sufrió el martes una de las derrotas más humillantes de su historia: perdió 7 a 2 en casa con Bayern Munich en un partido por la Champions League. El alemán Serge Gnabry, de 24 años, fue la gran estrella de la noche. El joven nacido en Stuttgart, pero de origen marfileño que toma mate y toca el piano, se despachó con cuatro goles.

El partido había comenzado con un tanto del equipo local anotado por Son Heung-Min. El primer gol de Gnabry llegó a los 53’ cuando Bayern ya lo había dado vuelta y ganaba 2 a 1 gracias los goles de Kimmich y de Lewandowski. Anotó el tercer gol a los 53’, el cuarto dos minutos después, el quinto a los 83’ y el séptimo (tras otro de Lewandowski) a los 88’.

“Por supuesto, estoy muy feliz de haber marcado cuatro goles, mis primeros en la Champions League. Pero especialmente contento con la victoria del equipo. Es un gran triunfo. Es una buena señal para nosotros. Sabíamos que nos dejarían mucho espacio porque nos presionaron mucho. Al final, creo que mantuvimos el balón muy bien en la segunda mitad y aprovechamos nuestras oportunidades”, reconoció Serge tras el partido disputado en Londres.

La capital inglesa no le es desconocida al alemán, pues hizo las formativas en Arsenal. Fue en el 2016 cuando tomó la difícil decisión de abandonar Emirates Stadium en busca de más oportunidades.

El partido ante Tottenham y las consecuencias que puede tener su actuación demuestran que no se equivocó al abandonar Inglaterra y regresar a su país “Estaba seguro de que iba a poder jugar en el equipo, pero no quería esperar. No quería ser la cuarta o quinta opción. Dejar el Arsenal fue la decisión más difícil que tuve que tomar, pero hoy creo que fue la decisión correcta”, reconoció Gnabry, quien se instaló definitivamente en el primer equipo de Bayern Munich el año pasado.

LA HISTORIA. Serge nació el 14 de julio de 1995 en Stuttgart. Es hijo del marfileño Jean Hernnam y de la alemana Brigit. Cuando tenía poco más de cuatro años sus padres lo llevaron a a jugar al club Weissach porque el pequeño no dejaba de patear todo lo que encontraba a su paso. Así comenzó su carrera futbolística.

Luego de pasar por algunos pequeños clubes cercanos al lugar donde vivía, a los 12 años llegó a la cantera del VfB Stuttgart. Y su nombre empezó a aparecer en las carpetas de los reclutadores de los clubes más importantes de Europa.

Arsenal se fijó en él en 2010, cuando Serge era un adolescente de 15 años, pero tuvo que esperar un año para poder ficharlo. Con sólo 16 años aceptó el reto y armó sus valijas desoyendo muchas voces que le advertían que Inglaterra era muy difícil, que no lo lograría porque el estilo de fútbol era muy diferente al que él conocía.

Tras anotar ocho goles en 16 partidos con la reserva de Arsenal, fue ascendido por Arséne Wenger al primer equipo, donde debutó como profesional en septiembre de 2012. Disputó un total de 18 partidos, pero marcó un solo gol.

Los que lo habían aconsejado antes de partir hacia el fútbol inglés parecían haber tenido razón. Además de su sequía goleadora, sufrió una grave lesión de rodilla en 2014 y fue cedido a préstamo al West Bromwich Albion, donde tampoco le fue muy bien.

Para su suerte no había perdido su prestigio en su país natal y seguía siendo convocado a las selecciones juveniles.

Justamente revivió con la selección de su país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016. Tenía 21 años y ya había jugado varios torneos con los combinados juveniles germanos.

En Brasil, Gnabry demostró que no había perdido su talento, que su calidad estaba intacta y terminó siendo el máximo goleador del torneo junto a Nils Petersen. Ambos marcaron dos tantos más que Neymar.

Alemania perdió la final frente al equipo local, se tuvo que conformar con la medalla de plata y Gnabry se reencontró consigo mismo. Para la temporada 2016/2017 decidió regresar a su país y fichó por el Werder Bremen.

Pelota
Pelota. Le sobró un gol porque hizo cuatro, pero igual se la llevó.Foto: Reuters.

Jugó en total 27 partidos y marcó 11 goles. Gracias a sus buenos rendimientos en el Bremen fue convocado por Joachim Löw a la selección mayor. Debutó el 11 de noviembre de 2016 en un partido por las Eliminatorias para Rusia 2018 ante San Marino y lo hizo de la mejor manera: con un hat-trick.

En junio de 2017 pasó al Bayern Munich con un contrato por tres años, pero enseguida lo dieron a préstamo al 1899 Hoffenheim.

A pesar de algunas lesiones, anotó 20 goles en 46 partidos y colaboró para que el equipo jugara competencias europeas.

Finalmente, en julio del año pasado fue presentado oficialmente como jugador del Bayern Munich. Había llegado el momento en que el club entendió que había alcanzado el nivel necesario para peler un lugar en el ataque con Robben, Lewandowski, Ribéry y Coman. Meses después le renovaron su contrato hasta el 2023.

EL MATE. Gnabry suele llamar la atención cuando baja del ómnibus con el mate en la mano y el termo bajo el brazo, como si fuera un rioplatense cualquiera.

En realidad la infusión sudamericana se ha puesto de moda en la Bundesliga y varios futbolistas la consumen. Pero no todos llevan el mate consigo a todos lados como hace el hoy goleador del Bayern desde que estaba en el Hoffenheim.

El joven delantero no se destaca solamente en las canchas de fútbol, también lo hace tocando el piano. Y asegura que lograr sacar una pieza nueva es casi la misma sensación que convertir un gol. “Si aprendes una nueva pieza o tienes la sensación de tocar una nueva composición, es muy similar al fútbol”, suele explicar sobre su otra pasión.

En el Bayern saben que Serge es una de esas perlas que aparecen cada tanto. Por eso tratan de no cargarlo de responsabilidad y le dan prioridad a su madurez como futbolista y como persona, lo cual se nota cada vez más en su juego.

Una prueba: nunca había anotado en la Champions League donde llevaba 12 partidos, pero se despachó con un póquer frente a Tottenham. Hoy espera seguir creciendo hasta convertirse en uno de los nuevos líderes de su equipo.

personalidad

También tiene un buen corazón

Además de sus habilidades futbolísticas y en el piano, Gnabry tiene una gran personalidad y también un corazón de oro. Es muy sensible y se preocupa verdaderamente por el sufrimiento y los dolores de los demás.
Es parte del movimiento Common Goal, una iniciativa de futbolistas para beneficiar a quienes más lo necesitan. El objetivo es la unión de la comunidad mundial de los futbolistas para enfrentar los mayores desafíos sociales de este tiempo.
Gnabry demuestra que, fuera de las canchas, también se aplica el Fair Play. Al donar el 1% de su salario a esta noble causa, el veloz delantero apuesta por hacer el bien.

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