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Gaucho chic: en el Paladino volvió a sentirse como en casa

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Revelación. Leandro Onetto lleva dos goles anotados para Progreso en las dos primeras fechas del torneo. Y cambió la rambla de Fray Bentos por la de Pocitos. Foto: Francisco Flores
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PROGRESO

Leandro Onetto vivió solo en Montevideo con 16 años, muchas veces quiso volverse al pago pero el fútbol pudo más y hoy lleva dos goles en dos fechas

Le deja la entrada arriba del mueble a su hermana Martina, con quien vive, para que no falte a los partidos de Progreso. “Es la hincha número uno que tengo y a esta altura ya es un poco cábala. Es que el año pasado no entraban las pelotas. Hice un gol en toda la temporada en la B. Terminaba los partidos recaliente, pateando el piso porque las pelotas pegaban en los palos o me las atajaba el arquero. Y este año por suerte ya llevo dos goles en dos fechas. Entran las que no entraron el año pasado. Espero que los goles sigan llegando”, se ilusionó Leandro Onetto sentado en la vereda de Sarmiento y Bulevar España donde vive.

“Juego por izquierda, soy volante o puntero. Y el técnico también me pide que ayude en la parte defensiva, y es algo que me gusta. Tengo recorrido para hacer la banda”, contó sobre su función en el equipo de Marcelo Méndez.

“Si tengo para tirar el centro y veo un compañero solo, me gusta habilitar. Tengo un par de compañeros, con los que vengo jugando del año pasado, Joaquín Gottesman, ‘Nacho’ Lemmo y Mauricio Loffreda y nos entendemos muy bien”, comentó.

Se vino para Montevideo hace seis años, a los 15, para jugar en Defensor Sporting. Lo hizo junto a Ramiro Cristóbal, otro fraybentino como él, que hoy sigue en el club del Parque Rodó y de quien sigue siendo muy amigo.

“Yo jugaba poco en la Quinta y decidí buscar otro club. Por suerte me fue bien para seguir avanzando”, contó quien luego jugó un año en Fénix y después pasó a Juventud de Las Piedras donde tuvo a Marcelo Broli, hoy ayudante técnico de Marcelo Méndez en Progreso, quien lo invitó a mudarse de Las Piedras a La Teja el año pasado.

LAS GANAS.

 Tras vivir en la casita que tiene Defensor para los juveniles del interior, cuando se fue a Fénix pasó a vivir solo en un apartamento en el Buceo, que le alquilaron sus padres. Tenía apenas 16 años. “Fue complicado, fue duro. Mi madre y mis abuelas me mandaban la comida en encomiendas, pero estar solo es jodido. Muchas veces pensé en volverme al pueblo con la familia, pero las ganas de jugar al fútbol eran muy grandes y me quedé”, relató. “Trataba de tener la cabeza ocupada porque sabía que si no, las ganas de volverme a Fray Bentos eran mayores. Trataba de entrenar en doble horario y juntarme con amigos, porque cuando estaba solo era peor”, reconoció.

“Me costó mucho acostumbrarme a Montevideo, a las distancias, a los bondis. Por eso dejé de estudiar un año y medio. Y me arrepentí tanto, que hoy quiero terminar el liceo cuanto antes”. Estuvo viviendo solo más de dos años, hasta que su hermana Martina se vino a la capital para estudiar arquitectura.

FORLÁN.

Leandro quería estudiar una carrera que tuviera que ver con el deporte. Había pensado en educación física, pero se informó sobre nutrición y le pareció muy interesante. “Voy a la nutricionista y pregunto y pregunto. La vuelvo loca preguntándole cosas. Es la de la Mutual, todos tenemos derecho a ir, algunos lo hacemos y otros no. Yo voy porque quiero buscar mi mejor rendimiento. También hablo mucho con el ‘profe’ y con los técnicos para ver cómo puedo mejorar. Quiero explotar todo lo que tengo a mi alcance”, dijo convencido.

En ese profesionalismo intenta parecerse a su gran y único ídolo: Diego Forlán. “Siempre admiré a Forlán por su profesionalismo y por la forma en que trabaja. Es el que siempre seguí, es mi máximo ídolo. ¡Lo admiro mucho!”, afirmó y luego se lamentó de no conocerlo personalmente. “No tuve la suerte”.

PANTANOSO.

“¡Estuvo divino!”, dijo sobre el ascenso logrado con el equipo de La Teja. Ni sus padres ni sus hermanos pudieron venir a verlo en el trascendente partido frente a Villa Teresa, que terminó con los gauchos consiguiendo el tercer ascenso a Primera. No pudieron acompañarlo por el trabajo de su padre, que es comerciante y tiene una distribuidora de bebidas en Fray Bentos. Y su madre tiene bastante con que entretenerse en su casa con sus hermanos menores.

“En Progreso me sentí muy cómodo desde el principio. Por la gente muy sencilla, humilde y trabajadora que me hizo acordar mucho a mi equipo en el interior, al Anglo. Me volví a sentir en casa. Estoy muy cómodo en el club”, enfatizó. “Empezamos con la idea de no descender, queremos quedarnos en Primera, pero vamos a ir partido a partido y ver para qué estamos”.

Marcelo Méndez

“Se ganó un lugar”

“Lo descubrió Marcelo Broli que lo tuvo en Juventud. Lo trajimos el año pasado y nos dio un gran resultado. Se ganó un lugar y jugó la mayoría de los partidos, a pesar de que no tenía experiencia y que la Segunda División es complicada”, dijo Marcelo Méndez, quien lo dirige en Progreso. “Nos ha dado un gran resultado, más allá de estos goles. Hasta nos jugó de lateral el año pasado. Es un chiquilín y seguramente va a tener altibajos, ojalá que no, pero si los tiene estaremos para apoyarlo”, agregó el técnico de los del Pantanoso.

“Es un muchacho callado y medio timidón, pero el grupo lo hizo sentirse parte y se fue soltando. Se acostumbró enseguida. Él no tiene problemas económicos y llegó a una institución muy humilde como Progreso, pero se adaptó sin inconvenientes”.

Rstudios. Mil preguntas para su nutricionista

En marzo arrancará sexto de liceo en el Pocitos Day School, donde sus compañeros y profesores saben que juega en Progreso, pero lo toman con tranquilidad. Hoy enloquece a su nutricionista haciéndole preguntas sobre la carrera que piensa seguir.

Selección. Con un sueño celeste en el corazón

Extrañamente, no nombra una salida al exterior, al responder sobre cuáles son sus objetivos en el fútbol. “Mi sueño es jugar en un club grande y llegar algún día a la selección. Salir al exterior está bueno, pero para mí la selección es lo más importante”.

El pago. Sus vacaciones son en Fray Bentos

Comenzó a jugar en el Anglo de Fray Bentos con 3 años. También integró la selección juvenil de Río Negro donde jugó con Lucas Torreira. Sigue extrañando el pago y allí va de vacaciones. “Al no estar en todo el año, me gusta pasar unos días allá”.

Jorge Giordano

“Velocidad e inteligencia”

“Onetto es un chiquilín muy inteligente. Al principio le costó un poco porque es muy tímido e introvertido, pero a medida que se fue soltando, pasó a integrar el grupo de jugadores a proyectar”, dijo Jorge Giordano, con quien el fraybentino trabajó en Juventud de Las Piedras.

“El estaba en un selectivo de futbolistas jóvenes que teníamos, que jugaban en Cuarta y en Tercera División. No le dio el tiempo para debutar en Primera porque nosotros nos fuimos del club. Y luego, al tiempo, se fue él. Es rápido y toma muy buenas decisiones. La velocidad y la inteligencia son sus cualidades más destacadas”, agregó el entrenador, quien le dedicaba mucho tiempo a brindarle conceptos a los futbolistas juveniles.

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