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El G10 perdió su poder y ahora manda la FIFA

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Gianni Infantino y Alejandro Domínguez en el congreso de la Conmebol

AUF

Clubes tendrán que votar hoy el Estatuto que aprueba el organismo rector.

Contra las cuerdas. Magullados. Y, prácticamente, sin posibilidades de negociar, por más que antes de que se desarrolle la Asamblea de Clubes intentarán por todos los medios aplicar algunas variantes para que el Estatuto que se apruebe se acerque mucho más a lo que ellos buscaban.

La realidad es que el mazazo ha sido muy fuerte, porque la respuesta negativa del TAS a dar lugar a un pedido de medida cautelar dejó a los clubes de primera división -que se nuclearon en el denominado G10- sin poder alguno y a merced de lo que establezca la FIFA.

Esto significa que, si en la jornada el organismo rector del fútbol mundial no comunica que aprueba las modificaciones que fueran realizadas al Estatuto madre, en Uruguay se tendrá que votar por un proyecto que permite la conformación del Congreso de la AUF con 37 votos, con buena presencia de OFI con 5 votos y nada más que un voto por cada club profesional, entre otras cosas.

Además, definitivamente queda conformado un Ejecutivo de siete miembros con un representante de los futbolistas y otro del fútbol del Interior. También se crea el organismo de contralor, en el que también habrá un representante de los jugadores.

Aunque a la hora de cierre de esta edición hay clubes que todavía no muestran su voluntad de levantar la mano para aprobar el Estatuto, otras instituciones están procurando convencerlos que no existe chance alguna de ir por otro rumbo.

En efecto, si en esta jornada no se consiguen los 13 votos que se necesitan para homologar el documento, la suspensión de la afiliación de la AUF caerá de manera inmediata.

Esto significa que los clubes uruguayos y la Selección quedarán fuera de toda competencia internacional.

Debe consignarse, también, que las reuniones para procurar elevar los votos del Congreso -se habla de llevarlo a 42- no parece probable que pueda efectivizarse, porque ese texto debería enviarse a la FIFA para que de su visto bueno.

Cuando hay una fecha límite fijada -2 de diciembre- queda claro que los tiempos no permiten una solución de esa naturaleza.

La única esperanza que pueden tener los clubes que no firmaron el acuerdo, es que FIFA diga que sí al documento que aprobaron nada más que siete instituciones y que tiene un Congreso de 78 votos.

Equivocaron el camino y fracasaron.

Doble costo. Los clubes del G10 realizaron una doble acción ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo y en la primera fallaron. Lo que también les generará un costo económico por el proceso iniciado.

Los votos no llegaron. Los diez clubes que procuraban tener mayor peso político duplicando su cantidad de votos en el Congreso, hoy se ven obligados a votar el Estatuto original de la FIFA. Un club de la A un voto.

No firmaron el acuerdo. Si se hubiese firmado, como buscaba la Comisión Normalizadora, el acuerdo que permitió realizar varias modificaciones al Estatuto original, no hubiera tenido ningún peso la resolución del TAS.

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