El lunes, Peñarol inauguró el estadio "Campeón del Siglo" jugando un partido amistoso contra River Plate argentino, el actual dueño de la Copa Libertadores. Fue una noche histórica; y más aún: fantástica.

JOSÉ MASTANDREA

Hasta el viernes pasado, el fútbol uruguayo pareció que era de primer mundo, de otro país.

El martes, con Gianni Infantino, el flamante presidente de la FIFA y su comitiva en un Palco del legendario Centenario, Uruguay, a estadio lleno, vencía a Peru y de esa forma quedaba como líder de las Eliminatorias.

Por si todo eso fuera poco, hubo un show artístico espectacular, de altísimo nivel, el miércoles en el "Campeón del Siglo" repleto, y el jueves, con un Gran Parque Central desbordante de pasión por los hinchas de Nacional se despidió el Álvaro "Chino" Recoba en una fiesta sensacional que contó con la presencia de figuras de relieve del fútbol mundial.

Todo bien, y hasta maravilloso, hasta el viernes. Ese día un alambrado nos despertó a todos. Nos llamó a la realidad. Estamos en Uruguay. En el fútbol de los escritorios... ¡Qué pena!

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