Peñarol pendiente del examen: de las canchas del primer mundo, a una chica del fútbol uruguayo.

Técnico ducho, y franco, de decir lo que piensa, sin vueltas y menos aún ocultamientos, como cuando al mediodía del viernes cuenta que corrió el último entrenamiento de El Tanque Sisley antes de jugar contra Peñarol de las tres para las cuatro de la tarde, "porque así los muchachos (jugadores) van a cobrar el cheque con el que le pagaron lo que estaba atrasado", Julio César Antúnez dibujó con trazo claro una parte importante, y que quizá puede llegar a ser esencial, de la ecuación que plantea el encuentro que su cuadro disputará hoy con los aurinegros en la cancha de Wanderers.

"No voy a descubrir nada, es un gran jugador, un clase A, un lujo que se da el fútbol uruguayo, y que está adaptándose a jugar en nuestro medio, porque en toda su carrera nunca había jugado en el Uruguay, salvo con la selección; y…bueno, ahora va a salir a jugar en una cancha chica, hasta aquí jugó sólo en el estadio".

Exacto. No se puede decir, incluso porque ni siquiera ha habido tiempo para que pase, que Peñarol es "Forlándependiente", ni que es "Forlán y 10 más"; pero por algo es la gran apuesta que hizo Peñarol —adentro y afuera de la cancha— en esta temporada.

Es decir, como ya se vio en el amistoso ante Wanderers y luego en el debut de Peñarol en el Torneo Apertura frente a Cerro, la presencia y el aporte del mejor jugador del Mundial 2010, sino resultan excluyentes, al menos son gravitantes.

En ese sentido, entonces, también parece claro que hoy "Cachavacha" se encuentra frente a la circunstancia de tener que revalidar sus atributos —por el bien de Peñarol, no porque le vaya a agregar ni quitar nada a la trayectoria de un jugador consagrado— en el marco de esa especie de curso intensivo que viene cumpliendo, de adaptación a la más profunda y cotidiana realidad del fútbol uruguayo de cabotaje.

El factor más elemental, si acaso, es la cancha: el piso de la del Parque Viera está bien; pero, por razones de orden económico, no tiene —como todas las de Uruguay— la "alta fidelidad" que le brinda a los futbolistas el césped de Old Trafford en Manchester, El Madrigal en Villarreal, el Vicente Calderón en Madrid, el Giuseppe Meazza en Milán, el "Beira Rio" en Porto Alegre y el Yanmar Nagai en Osaka.

En ese contexto, pues, todo Peñarol rinde hoy un segundo examen, de otra materia, en el ámbito de la competencia oficial, porque sale del estadio, algo de lo que zafó frente a Cerro el domingo pasado. El propio "Tola" lo señala.

"Jugamos en el Viera, una cancha que nos sirve, porque los cuadros chicos andamos por todos lados; así que son cosas que hay que aprovecharlas. Es un partido lindo, motivante, que tiene cosas para poderlas disfrutar, porque vamos a jugar contra un rival superior, pues los grandes se armaron hasta los dientes y tienen planteles estelares; y nosotros vamos a tratar de buscar una sorpresa…eso que todos soñamos. A mí me encanta".

Pablo Bengoechea lo sabe; y lo dio a entender en Los Aromos ayer de mañana: "El Tanque, dirigido por el Tola (Antúnez), tiene la característica de jugar con muchos delanteros. En el partido pasado jugaron López, Figueroa, Nico Díaz, Callorda...imagino que atacará y no se meterá atrás; hay que estar preparado".

Sí, según su técnico, el rival de Peñarol viene de perder con Racing, pero "fue un par-ti-da-zo; de ida y vuelta...ida y vuelta. Íbamos ganando 2-0 y no renunciamos a nada, ni nos metimos atrás ni quisimos cerrar el partido, y en la hora nos metieron un gol de otro planeta, un balín desde 30 o 40 metros en el ángulo".

Hoy no será la primera vez que Peñarol juega por la actividad local a puertas cerradas: el 25.08.34, jugó con ese marco el pico de 27, pendiente de la final del Uruguayo de 1933, que se disputó el 27.05.34 y se suspendió a los 63 por los incidentes que hubo tras la jugada del llamado "gol de la valija" (foto). Los aurinegros también enfrentaron sin público, pero por la Copa Libertadores, a Vélez Sarsfield en el estadio Amalfitani de Buenos Aires: fue el 12.03.13, a raíz de los incidentes que la hinchada argentina promovió en el partido de ida jugado en el Centenario.

Como dato: Peñarol no ganó en ninguna de las dos oportunidades; en 1934 empató 0-0, pese a que Nacional jugó con 9 hombres, pues tuvo dos expulsados, y con Vélez perdió 3 a1.

Más allá del condicionamiento creado por razones de seguridad de parte del Ministerio del Interior para que el partido entre Peñarol y Cerro en la primera fecha del Torneo Apertura se disputara en el estadio Tróccoli, lo que hizo que los albicelestes decidieran trasladar el cotejo al Centenario, era obvio que en esa oportunidad los aurinegros no querían salir del estadio.

Pues bien, no lo hicieron, pero ahora deben hacerlo en forma obligada, pese a que hoy serán locatarios con El Tanque Sisley, a raíz de la pena que deben purgar por los incidentes de la final del Uruguayo pasado.

Por esa razón, pues, Peñarol y El Tanque Sisley se miden por la segunda fecha del Torneo Apertura en el Parque Viera, sin público, a puertas cerradas.

Así que, al que no quiere sopa, no dos, pero sí un plato, al menos por ahora, y ya se sabe: a los cuadros grandes no les resulta cómodo salir a las canchas chicas, por lo que ese será un obstáculo a sortear por el Peñarol de Diego Forlán; aparte de su rival, claro.

El juvenil va a jugar nuevamente de volante central, puesto en el tuvo un alto rendimiento frente a Cerro, hasta que la sustitución de Aguirregaray lo llevó al lateral derecho; de "5", aportó marca y armado: un buen balance.

Poseedor de atributos técnicos excepcionales, estuvo largo tiempo parado y volvió para la presente temporada con Julio C. Antúnez, que lo conoce y puede explotar sus condiciones naturales; atacante fino, no es para descuidar.

PeñarolJORGE SAVIA