Navas, Ter Stegen, Víctor Valdés han recibido goles "tontos" como el que sufrió Guruceaga.

Jaime Roos lo describió como nadie. Es así, no hay lugar más cruel en una cancha de fútbol que la del puesto de arquero. Podés estar "toda la vida tapando agujeros", pero si "en una de esas salís bueno, se tiran al suelo y te cobran penal".

La tarde puede haber sido la mejor de todas, con vuelos acrobáticos para sacar con la punta de los dedos aquel bombazo que iba al ángulo o tener una reacción de un rayo para rechazar el tiro que iba contra el palo, luego levantarse y evitar el gol del disparo a quemarropa, pero nada de eso será recordado si un tiro tonto se escapa entre las piernas. O si se regala un balón en una salida defectuosa.

A Gastón Guruceaga le pasó en el Suppici lo que suele ocurrirle a prácticamente todos los arqueros del mundo, porque pocos se salvan de no sufrir un gol de los llamados tontos. Mala decisión, no cubrió los brazos con sus piernas, y la pelota se le escabulló como si estuviera enjabonada.

Obvio que fue un gol de enorme peso, que ese error hasta puede significar el adiós definitivo al título del Torneo Apertura, pero son cosas que pasan. Y que han experimentado varios arqueros importantes.

Como muestra acá van cinco situaciones increíbles, en grandes ligas o en selecciones de enorme peso histórico.

Uno de ellos es muy reciente, el 12 de marzo de este año. El Real Madrid recibía al Betis en el Santiago Bernabéu, y en el minuto 26 llegó el 0-1 del visitante con conquista de Sanabria. En realidad fue el propio Keylor Navas quien introdujo el balón en su arco.

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También en marzo del corriente, pero el 19, Víctor Valdés fue muy "generoso" con su adversario. El arquero fue el protagonista negativo en la victoria del Manchester United 3-1 contra el Middlesbrough en la Premier League.

El partido iba a dos uno a favor del equipo de José Mourinho y el 'Boro' tenía opciones de empatar cuando un defensor le dio un pase al arquero español, este se preparó para despejar pero se resbaló y Antonio Valencia solo tuvo que empujar el balón para marcar el gol definitivo.

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Marc André Ter Stegen, en sus tiempos de arquero del Borussia Mönchengladbach, el 2 de junio de 2013, cometió uno de los grandes errores de ese año.

El arquero se metió un gol en propia puerta en el amistoso que Alemania disputó con Estados Unidos en Washington DC. En el minuto 17, cuatro después de que Jozy Altidore marcara el 1-0 para los estadounidenses, el defensa Höwedes le dio un inocente pase a Ter Stegen, el guardameta rozó la pelota en su intento por controlarla, pero lo que ocurrió es que entró mansamente en el arco.

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Si hay goles que quedan marcados para la historia, por el error del arquero, son aquellos que definen títulos. Pues bien, eso pasó en Atlético de Madrid y Espanyol cuando se jugaron la Copa del Rey en la edición de 2000. El encuentro terminó con victoria del equipo catalán por 2-1 y con una avivada de Tamudo que marcó el devenir de la final.

Iban tres minutos de partido cuando el meta rojiblanco Toni, en un saque sin aparante peligro, olvidó mirar de reojo quién quedaba detrás suyo. A su espalda, agazapado como un felino, Tamudo aguardaba un despiste de su presa. El arquero fue a sacar de volea y al dejar el balón en el aire apareció el delantero del Espanyol como un rayo, golpeó el esférico con la cabeza y se quedó solo ante el marco rojiblanco

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El año pasado, para ser exactos el 11 de setiembre, el Granada se enfrentó Eibar. El arquero mexicano Guillermo Ochoa fue incapaz de atajar un balón lanzado desde fuera del área por Pedro León que llegó tras un pique frente a él. Ese tanto permitió adelantarse a los vascos en el marcador, luego ganarían 2-1.

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