UNA GAMBETA
EDWARD PIÑÓN
Hay situaciones que no pueden ocurrir. Y si pasan, alguien tiene que cargar con la responsabilidad. De nada servirán luego las explicaciones que se puedan entregar si antes no fueron capaces de dar los pasos para evitar esos hechos.
A golpe de vista, que Honduras meta mucho ruido con la llegada de Fabián Coito a su seleccionado, por más que desconozca una realidad y se haya apresurado en la comunicación, es el reflejo de que algo existe. Pues bien, sería bueno que en Uruguay no dejen que se desate una tormenta que levante una gran polvareda, porque eso es lo que va a terminar sucediendo si el gran entrenador que tienen las selecciones juveniles uruguayas se va del proceso porque no se abrochó su futuro.
No convencerán ninguna de las palabras que puedan emitirse, ni los argumentos que busquen debajo de las mesas para tratar de hacer ver que era imposible sostener a Coito.
Que quede claro. Ni es caro ni quiere irse, pero si no se despiertan y actúan es lo que va a terminar sucediendo. Y Coito es un gran nombre para los juveniles y para el futuro de la mayor.