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¿Culpable o inocente? Responsable

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Jorge Da Silva puso el cargo a disposición pero decidieron que continúe. Foto: Gerardo Pérez
[[[GERARDO PEREZ PALADiNO ]]]

Da Silva le dio al equipo la cuota de generación que faltaba, pero no se vio en el resultado.

Sorprendió Da Silva anoche, aunque se sabía cuál sería el equipo desde varios días antes, porque Peñarol no jugó con "doble 5", aunque la mayor aptitud para la marca de Nández y Pereira parecía sugerir que así lo haría en mediocampo.

La pregunta "de cajón", entonces, cuando de los últimos trece partidos Peñarol sólo ganó uno en los 90 reglamentarios, pues en la final del Uruguayo venció en alargue, y la continuidad del entrenador está en tela de juicio desde hace un par de semanas, es si el DT se equivocó, y, en qué medida es responsable de este momento del equipo que, cuando ya se jugó la tercera parte del Uruguayo Especial, quedó a siete puntos de Danubio, el líder, y a cuatro de su eterna referencia: el tradicional adversario.

En un 4-3-3 como el que utilizó Peñarol, en líneas generales, pues a veces Dibble arrancó por el medio casi como enganche, Costa no parecería ser el más adecuado para jugar de volante central y de marca, ni Nández y Pereira los más aptos para ir más adelantados por los costados porque son más de contención que de armado y de llegada, como tampoco el coloniense puede "herir" con su empuje por el medio, pues ahí lo rodean más piernas rivales.

Sin embargo, algunos números que dejó el partido con Juventud, establecen que esta vez el entrenador no dio tanto en la herradura, y más en el clavo: con Costa en esa posición, favorecido porque el rival entregó la posesión y la cancha, la pelota salió más "limpia" desde más atrás y, producto de ello, como de la sociedad Nández-Alex Silva por derecha, y a veces Dibble-Matías Rodríguez por el otro lado, Peñarol hizo 19 remates al arco contrario; 8 atajados, 10 desviados y uno (cabezazo de Alex Silva) pegó en el travesaño.

¿Entonces? El problema no estuvo tanto afuera, sino adentro de la cancha: faltó jerarquía, clase, para concretar las situaciones fabricadas. Algo que no es nuevo, porque no se trata de 90: en 450 de cinco partidos, Peñarol hizo dos goles, ambos en el mismo encuentro contra Fénix, uno menos que Villa Española, por ejemplo, que no ganó ni un punto, y los mismos que River Plate, cuyo técnico tiene poca chance de seguir en el cargo.

De eso, tras haber traído 51 goles de Arias, Gastón Rodríguez, Urruti, Dibble y Boselli en la temporada, pasada, no parece ser culpable Da Silva; sí responsable: llegaron por su pedido o con su venia, y no les ha podido sacar el rendimiento esperado.

LA DIFERENCIA CON EL RIVAL TRADICIONAL

¿Dónde está la ventaja?

Prueba de que el problema de Peñarol es la falta de clase: Nacional no juega mejor, pero en los golazos de Ligüera ante Fénix y Wanderers, y la gestión gravitante de Fucile en el Viera, hay que buscar parte de los cuatro puntos de ventaja.

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Jorge Da Silva puso el cargo a disposición pero decidieron que continúe. Foto: Gerardo Pérez

PEÑAROLJORGE SAVIA

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