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No es un cuento chino

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Gustavo Poyet
Clive Brunskill

Gustavo Poyet es el técnico del Shanghai Shenhua, una experiencia que considera totalmente increíble.

Gustavo Poyet se encuentra en la isla Okinawa, en Japón, realizando la pretemporada con su nuevo equipo, el Shanghai Shenhua de la Súper Liga china. Tras una experiencia negativa (y no sólo por los resultados) en el Betis de España, el técnico uruguayo llegó a evaluar dejar la dirección técnica para dedicarse solamente a comentar los partidos de la Premier League, algo en lo que le va muy bien. Pero lo llamaron los chinos.

—¿Te sorprendió la propuesta del Shanghai Shenhua?

—Fue sorprendente y muy rápida, sí. Estaba en mis cinco días post Betis (siempre me gusta desaparecer para salir de toda la locura) y me llegó la posibilidad de dirigir en China. Eso hizo que dejara mis minivacaciones y me fuera urgente para allá. Ya llevo un mes y medio y estoy muy entusiasmado. Me está gustando mucho.

—Supongo que negarse a una oferta económica de ese tipo debe ser difícil.

—Lo que le pagan a los entrenadores no es lo mismo que le pagan a los jugadores y tampoco es lo mismo un técnico que ya tiene un gran nombre y ha estado en el Real Madrid o en el Chelsea, por ejemplo, que yo. Pero no me quejo.

—Y te debe haber venido muy bien tras una experiencia en Betis, que fue muy fea y no sólo por los resultados que no se dieron.

—No le he contado esto a mucha gente, pero mi experiencia en Betis fue la peor que tuve como entrenador, lejos. Fue todo muy inesperado. No tengo mucha explicación de lo que pasó. Fui a dirigir a Betis por una sola razón: la afición del equipo. Por el recuerdo que yo tenía, de los 90 y pico, de lo que era ir a jugar al estadio Benito Villamarín. Era una hermosura aunque fuera en contra. Era un lugar espectacular para ir. Y me encontré con algo totalmente diferente. Una situación alterada, con mucho nerviosismo y mucha división. Mucha agresividad. Ellos mismos dicen que están hartos de todo lo que está pasando, pero toda esa agresividad, o esa calentura, los nubla a la hora de ser realistas. Y eso fue en contra del equipo, independientemente que los resultados no ayudaron. Yo acepto mi responsabilidad, pero las condiciones para que el equipo jugara bien y se soltara no estaban dadas. Hay cosas que no pueden ir juntas, aunque uno crea que sí. Y entonces era mejor que se terminara. No había que darle más vueltas. Me fui muy desilusionado y dolido.

—Las malas experiencias siempre dejan alguna enseñanza. ¿Fue el caso?

—Sí, me abrió mucho los ojos de cara a tomar decisiones para el futuro. Ahora estudiaría una propuesta de otra manera, mucho más a fondo, sobre todo. Como siempre, las malas experiencias sirven de mucho.

—¿Es cierto que habías decidido volver al comentario de partidos y dejar la dirección técnica?

—Tenía el clásico Barcelona-Real Madrid, con la cadena Bein Sports de Qatar para Estados Unidos y también iba a hacer la Premier League antes de Navidad. Y tuve que cancelar todo y pedir disculpas a una gente que la verdad me trata bárbaro. Es algo que me gusta y quizás sea un trabajo a futuro, pero mientras siga con la adrenalina de ser entrenador, lo voy a hacer. De momento lo mío es la dirección técnica. No me hubiera gustado terminar mi carrera de entrenador después de Betis. Si de repente ta va mal en cuatro o cinco lugares, podés pensar soy un desaste me tengo que retirar, pero no era el caso. Todavía soy joven y quiero seguir, pero como dije antes me abrió mucho los ojos a aceptar cosas en el futuro. Distinto es lo de China, porque es una experiencia totalmente nueva, increíble. Y además es el momento para estar en China.

—¿Y qué encontraste en China?

—El fútbol en China es muy honesto. Y muy rápido, muy de ataque. Mucho más de atacar que de defender. Y que cada vez lleva más gente. De momento está controlado por el equipo de Scolari, que lleva dos años ganando la Liga. Encontré cosas muy definidas, muy claras. Reglas muy concretas. Las reglas de los extranjeros, por ejemplo, son muy claras: hay lugar para cinco y uno de ellos debe ser asiático. Los extranjeros tienen mucha importancia, obviamente, y ninguno puede ser arquero. El arquero tiene que ser chino, sí o sí. Encontré un país donde el fútbol sigue creciendo porque el nivel económico es muy grande. Y cada vez los equipos traen gente más importante, lo que hace que pelear por el título sea cada vez más difícil.

—¿Creés que como se dice el fútbol chino se va a convertir dentro de años en potencia?

—Lo están intentando. Si pueden mantener el nivel de jugadores y si siguen trayendo cada vez gente más joven con importancia futbolística. Jugadores que están en la plenitud futbolistica, como el brasileño Oscar por ejemplo. Ya no va a ser la experiencia de ese jugador que viene al final de su carrera, sino que China va a ser parte de la carrera de los jugadores. En la medida que pasen los días, los meses, los años van a hacer crecer mucho al futbolista local. Y eso va a repercutir en la selección.

—¿Cómo es Shanghai?

—Una ciudad maravillosa. ¡Espectacular! Enorme, que tiene todo. Y a la que creo que es muy fácil adaptarse. Y el club es muy amigable y ya ha tenido uruguayos. Acá estuvo Osvaldo Giménez hace muchos, muchos años. Ya nos conocen. Y yo sigo aprendiendo.

—¿Cuál es el objetivo del Shanghai Shenhua?

—Ahora estamos de pretemporada, primero estuvimos en una isla del sur de China y ahora en Okinawa, una de Japón. Tuvimos que empezar antes que nadie porque tenemos un partido muy importante el 8 de febrero por la previa de la Champions League de Asia. Tenemos dos objetivos: el primero es entrar en el grupo de la Champions League de Asia. Si pasamos nos va a tocar el grupo del equipo japonés que jugó la final con Real Madrid; es un grupo muy fuerte. Y el segundo objetivo es volver a clasificar para la Champions del año que viene. Hay que terminar entre los tres primeros para ir directo o entre los cuatro para jugar la previa.

—¿Y el nivel futbolístico del equipo?

—El año pasado terminó cuarto. Había hecho una temporada excepcional, venía tercero muy cómodo y tuvo un bajón al final. Fue una lástima. Creo que Gregorio Manzano hizo un gran trabajo el año pasado y nosotros lo vamos a aprovechar. Vamos a usar lo bueno que tenía el equipo aunque le pongamos la idea nuestra. Este año se va a complicar un poco más porque hay dos equipos que subieron, que tiene un potencial económico brutal y que están trayendo jugadores de mucho nivel.

—¿Tenés un traductor o hablás en inglés con los jugadores?

—Hablo en español porque tenemos a dos colombianos, Guarín y Moreno, y el resto casi no entiende inglés. Entonces lo más lógico es que yo hable en español, no sólo porque es mi lengua, sino porque lo entienden los dos colombianos; y con Tévez serán tres. Y que la traducción sea del español al chino para todo el resto. Y tenemos otro traductor que traduce para los dos o tres, un nigeriano y un coreano, que entienden inglés. Tenemos tres o cuatro traductores, es una situación rara.

—¿Cómo sabés que le está diciendo en chino lo que vos querés transmitir?

—Como digo en broma, mi relación con el traductor tiene que ser única, exclusiva, espectacular. Sobre todo porque yo hablo mucho. ¡Creo que el traductor está hablando más que nunca! Me parece que lo principal es tratar de ser muy concreto. Cuando estuve en Grecia, los primeros días era un desastre. Quería decir todo en dos minutos y lo mataba al pobre traductor. Esa experiencia me ha ayudado mucho y ahora doy los mensajes más cortos, más claros y sencillos.

—¿Se juega a estadio lleno?

—El estadio nuestro lleva 40.000 personas y en los partidos importantes, en los clásicos, se llena. Yo hace un tiempo estuve jugando un partido con los veteranos de la Premier League en China y fuimos a ver justo un partido del Shanghai. Y estaba repleto. Todos con la camiseta del equipo y el ambiente era espectacular. Y cuantos más jugadores del nivel de Tévez lleguen, será mejor.

—Dijiste que era fácil adaptarse a Shanghai, pero con el amor que sentís por los animales, de comer perro, nada. ¿Verdad?

—Nooo. ¡Ni me lo digas! Hay comida internacional, pero no tanta como uno puede pensar. A mí me gusta la comida china y la japonesa también. No tengo inconvenientes. Además, te tratan muy bien y siempre intentan encontrarte una solución. Saben que hay otras culturas y otras necesidades. Por ejemplo, tampoco he manejado en Shanghai. Son más de 20 millones de personas y millones y millones de coches. Manejar no es una decisión fácil para mí, por más que las señales están también en inglés. Pero en el club ya lo saben y no tienen problema. Me llevan y me traen de todos lados.

Tévez. ”Apache” tranquilo, no habla chino

La idea de Poyet es que Carlos Tévez debute en el partido por la previa de la Champions League de Asia, el 8 de febrero, partido que seguramente será frente al Brisbane Roar de Australia. El técnico ya ha hablado con el “Apache” al que está esperando con los brazos abiertos. “Seguía de luna de miel, pero estuvimos planificando su llegada, porque la idea era que lo hiciera unos días antes que volviéramos de Japón y queremos ver si es mejor que se venga hasta acá o que nos espere en Shanghai”, contó Poyet. “Fue muy fácil hablar con él, le expliqué lo que esperaba de él y lo que él podía esperar de China y de Shanghai. Lo tranquilicé diciéndole que no tenía que hablar chino, ni él ni yo. Para que venga tranquilo y para que empiece a sentir la importancia del partido del 8, que es una final”, agregó el DT.

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