Los debutantes aurinegros dejaron sus huellas. El argentino con un golazo y el uruguayo con fútbol.

Era el debut. No sólo de Peñarol, sino de dos de sus hombres, dos caras nuevas que desde el inicio, empezaron como titulares en un mediocampo muy diferente al que mostró el aurinegro en el Apertura.

No había pasado un minuto, cuando el argentino Tomás Costa dejó su marca. Recibió una pelota perfecta puesta por Diego Forlán en un tiro de esquina, y le pegó de aire. Sacó un latigazo que terminó metiéndose junto al caño derecho del arco de Cerro.

Mejor debut, imposible. Un golazo de arranque y festejo más que merecido por la precisión y la jugada elaborada en el laboratorio de Los Aromos.

Pero Costa no sólo aportó en la red, fue un volante moderno, de toda la cancha, con despliegue, e ida y vuelta. "Costa, además del gol, hizo un gran trabajo. La pelota cuando salió de sus pies, salió bien jugada. Eso es positivo", subrayó Polilla Da Silva tras la victoria.

Pero Costa no fue el único que estuvo bajo la lupa del hincha. Maximiliano Rodríguez también. Había que verlo en acción en el torneo oficial. Y había que analizar su juego por las que duelen, y por los puntos.

Y Maxi tampoco defraudó. Tuvo una primera hora muy buena, con chispazos de su talento. Fue otro de los que manejó la pelota y llevó a Peñarol hacia el área rival.

No terminó los 90 minutos, pero dejó una buena imagen. El propio entrenador explicó las razones de su salida.

"Maxi (Rodríguez) no estaba físicamente como para jugar los 90 minutos. Eso lo sabíamos antes del partido, pero optamos por largar con Maxi de entrada. Ya lo habíamos hablado con él, e íbamos a ver cuanto tiempo aguantaba. Estuvo en cancha mientras pudo, después, optamos por poner un compañero más fresco (Nicolás Albarracín) para que no se exigiera demasiado en lo físico", agregó Da Silva en el camarín aurinegro del Parque Viera.

Costa y Maxi dejaron sus huellas en el debut. El argentino, con un golazo, pero también con un buen trabajo en el medio, con buen pie y mucho trajín.

El uruguayo, llegado de Brasil, mostró su hilacha en la elaboración de fútbol. Tuvo un muy buen comienzo, pero después el físico empezó a pasarle factura y bajó.

Los dos dejaron el medio vaso lleno. Y los hinchas se fueron felices.

La experiencia es clave. Y ayer quedó demostrado con la actuación de Tomás Costa, el volante argentino de 31 años, que tuvo su primer partido con la casaca de Peñarol. Fue el referente de área (1.86) pero también un baluarte en el mediocampo. Llegó proveniente de la U Católica de Chile, pero jugó en Europa: en el Porto y en el Cluj de Rumania. Se notó en su desempeño. No le pesó nada.

Desde sus inicios, se destacó por su buen pie. Fue un talentoso en Wanderers, club que lo vio nacer futbolísticamente hablando. Después, su paso al Gremio de Porto Alegre, le dio mayor trajín y también un mejor trato de pelota, fiel al jogo bonito. Luego pasó a Vasco Da Gama y posteriormente a la U de Chile. Llegó proviente de Gremio, a una edad justa: tiene 25 años.

TORNEO CLAUSURAJOSÉ MASTANDREA