UNA GAMBETA
EDWARD PIÑÓN
Dejemos de lado lo que ya fue dicho hasta el cansancio, que Conmebol hizo caer en un error a la FIFA -determinación de intervenir la AUF- por un enojo personal de Alejandro Domínguez con los dirigentes uruguayos, y pasemos directamente a los hechos que se han originado en los últimos tiempos dentro de las competencias internacionales.
De qué manera se puede confiar que la entidad haya recuperado su transparencia y también su rigor profesional cuando en las últimas semanas, supuestamente queriendo estar atentos en todos los detalles, se les terminaron escapando elefantes por la puerta.
Lo cuenten como lo quieren, las irregularidades estuvieron arriba de la mesa con la inhabilitación y habilitación de Carlos Sánchez, con la indebida habilitación para jugar de Bruno Zuculini -disputó siete partidos- y con el último horror de todos: Ramón “Wanchope” Ábila. Al igual que Zuculini jugó el torneo cuando no debió comenzarlo por arrastrar una suspensión.
Qué bueno sería que este circo terminara de una vez, como para poder creerles que quieren cambiar en serio.