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Cinco árbitros recuerdan las mejores anécdotas de clásicos que dirigieron

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Ernesto Filippi
Ernesto Filippi, arbitro, año 1982, 19820815, Coleccion Caruso, Archivo El Pais, sobre 28670, partido clasico, Peñarol vs Nacional
Coleccion Caruso

CAMPEONATO URUGUAYO

Ernesto Filippi, Fernando Cabrera, Julio Matto, Roberto Silvera y Javier Bentancor traen de su memoria algunos momentos que vivieron dirigiendo el encuentro más importante de todos

Ernesto Filippi y sus asistentes se fueron a comer una muzzarella y tomarse una cerveza en Avenida Italia y Propios después de arbitrar un clásico que definía al campeón uruguayo de 1986. Y que se había definido por penales. Y nadie se metió con ellos.

u201cEse clásico fue muy particular por varias razones. También por cómo se llegó a ese partido. Se jugó un 6 de enero para definir el Uruguayo del año anterior. Los dirigentes de los dos grandes se habían puesto de acuerdo de palabra que si la diferencia entre los dos era de dos puntos o menor, debían jugar un clásico definitorio. Nacional terminó arriba por un punto, pero jugaron el clásico para definir el Uruguayo como habían quedado de palabrau201d, recordó Filippi.

u201cEl estadio estaba repleto y terminó empatado. Hubo que ir al alargue y se terminó definiendo por penales. Ganó Peñarol y el último penal lo tiró Gustavo Matosas. Lo insólito fue que la hinchada de la Amsterdam pensó que ya había terminado la definición y entró a la cancha a festejar. Y no pasó nada a pesar de la invasión de la gente. Explicamos que había que seguir tirando penales y con la ayuda de la policía la mayoría de la gente se retiró del campo, pero algunos se quedaron sentados en el murito de la América. Y no pasó nada, no se suspendió y se tiraron los penalesu201d, relató Filippi, quien después de ese partido se fue con su terna a un bar. u201cNadie nos molestó ni nos dijo nadau201d, afirmó quien dirigió ocho clásicos en su exitosa carrera.

u201cYo los vivía con una intensidad diferente. Eran partidos donde dejabas todo y terminaba afónico -no había intercomunicadores como ahora- y agotadou201d, dijo el exárbitro.

Fernando Cabrera, por su parte, recordó el gol que le anuló al arquero aurinegro José Luis Chilavert en el 2003. u201cÉl remató un tiro libre y fue gol. Yo no había pitado y se lo anulé. Y además, lo amonesté. Quedó como loco. A los pocos días, yo venía de arbitrar Copa Libertadores en Argentina y al regresar me lo encontré en el avión. Nos pusimos a conversar y me decía que no podía creer el gol que le había anulado. Siempre me pareció un señor, pero hasta el día de hoy se debe acordar de ese gol que el anuléu201d, contó el u201cTanou201d sobre ese partido, que ganó el equipo aurinegro 3 a 1.

Con mascota.

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Matto

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Julio Matto también dirigió varios clásicos en su carrera de 16 años. El primero que le viene a la mente fue uno en la década del 90, porque fue el primer juez que salió a la cancha con una mascota, algo inusual para un árbitro. El niño, de diez años, era el hijo de su compañero Carlos Iguini y salió vestido de árbitro de la mano de Matto.

El exárbitro aún recuerda cuando lo llamaron del Colegio para decirle que iba a arbitrar su primer clásico. u201cPrimero sentí una gran alegría y después mucha ansiedad. Y eso que era martes, todavía faltaban varios días para el domingou201d.

Matto siempre tuvo buen diálogo con los futbolistas, pero una vez tuvo un altercado con Jorge Seré en un clásico. u201cIba ganando Peñarol, viene un centro y Darío Silva va a saltar para cabecear. Seré va hacia él. Darío se elevaba muy bien y le ganó con la cabeza a las manos del arquero. La pelota entró dando saltitos mansamente en el arco. Seré me reclamó que era falta del delantero. Yo le expliqué que él había ido hacia Darío y que no era falta. Siguió insistiendo y empezó a ponerme el público en contra. Entonces, yo con mi manera de ser le dije que no me tirara el público en contra y que si él no sabía salir no era culpa mía. Me dijo que no le podía decir eso y tenía razón, pero le expliqué que él tampoco me podía tirar al público en contra. Después estuvo un tiempo sin saludarme. Le dolió porque en ese tiempo se decía que le costaba salir y venía con ese castigo. Y eso que no había redes socialesu201d, relató.

Al poco tiempo Matto fue el cuarto árbitro de un partido Nacional-Flamengo por la Copa Libertadores que dirigió Loustau. Y como cuarto árbitro tuvo que ir al vestuario tricolor por la documentación. u201cEl u2018Changou2019 Pintos Saldanha, con quien yo tenía una gran relación estaba en la camilla de masajes y con su voz tan particular me gritó: u2018Matto, hoy de cuarto árbitro no nos vas a robar, ¿no?u2019. Los jugadores de Nacional se reían y me saludaban, pero Seré me miraba de lejos con mala carau201d, siguió recordando sobre aquellas épocas en que los árbitros salían solos del estadio, sin policía, ni seguridad o camioneta especial. u201cSalíamos caminando. A veces recorríamos dos cuadras hasta donde habíamos dejado el auto. Y no pasaba nada. Hoy una camioneta lleva a los árbitros hasta la casa. Todo ha cambiadou201d.

El "Chengue"

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Roberto Silvera, quien dirigió finales de Copa Sudamericana y Libertadores, fue quien expulsó al u201cChengueu201d Richard Morales el día que le tiró la camiseta a la hinchada de Peñarol. u201cFue en un clásico del 2012. El u2018Chengueu2019 ya tenía amarilla y le hizo una falta al arquero. Protestó un poco, pero se fue bien. Y después sorprendió tirando la camiseta a la platea América donde estaba la gente de Peñarol. Y los hinchas la destrozaron. La rompieron toda y lo más gracioso o pintoresco fue que se terminaron vendiendo los retazos por Internet. Por suerte no paso nada porque pudo haberse desencadenado alguna reacción. Fue lo más insólito que me pasó en un clásicou201d, relató Silvera, quien dirigió siete clásicos.

u201cUn clásico es lo máximo por la expectativa que se genera en el público. Antes y después. Antes te hacen notas y después el impacto por lo general es negativo. Antes te hacen pedidos de todo tipo y después el u2018¡nos robaste!u2019 es lo más común. Pero nunca pasó más de esou201d, afirmó quien en el 2014 hizo la final del Uruguayo entre Danubio-Wandereres. u201cFue todo divino, pero no se puede comparar con lo de un clásicou201d, comentó.

Ambulancia

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Javier Bentancor dirigió un solo clásico en su carrera. Y jamás lo olvidará por varias razones. Fue la semifinal del Uruguayo. Empezó ganando Nacional 2 a 0, empató Peñarol 2 a 2 y en el alargue el u201cColou201d Santiago Romero marcó el gol de la victoria tricolor. u201cTras ese gol, la hinchada empezó a tirar piedras y butacas hacia la cancha. Esperamos un poco y el juego se reanudó. El u2018Chinou2019 Recoba dispuso un penal que le atajó Migliore. Pensamos que después de eso las cosas se iban a tranquilizar, pero no fue así. Siguieron tirando piedras y butacas y caían sobre la ambulancia que estaba como siempre entre la Amsterdam y la América. El chofer se metió para la cancha. Me acuerdo la cara del asistente Miguel Nievas cuando vio pasar la ambulancia adelante suyo. Faltaban siete minutos, pero lo tuvimos que terminar. Por bastante tiempo Bengoechea, que era el técnico de Peñarol, siguió diciendo que faltaban siete minutos por jugarseu201d, contó Bentancor. Tras el partido como el estadio era una locura, se fue con la terna a su casa a hacer el informe, que fue como de tres páginas. En ese momento le avisaron que habían nacido su nieta Joaquina. A pesar de que estaba conforme con su tarea y tuvo luego una buena evaluación, esa fue la gran alegría de la tarde para él.

Bentancor se retiró hace un año y asegura que no extraña. Aunque a veces ve un partido y reconoce que sería lindo estar ahí. Dijo, a su vez, que dirigir un clásico es lo máximo. u201cA mí ya me agarró viejo, pero un clásico te puede marcar la carrerau201d, dijo.

Bentancur

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