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Los chicos crecen y cambian

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Los chicos crecen. Y no es una frase hecha, es real. Y ese crecimiento se ve en obras, en títulos, pero también en exigencias. El crecimiento no llega solo.

Por eso pasa lo que pasa en Defensor, por ejemplo, que cambió de entrenador ante la presión de los malos resultados.

Y lo mismo sucedió con Danubio, que tomó otro rumbo aún obteniendo un título, y con espalda ancha para soportar una racha adversa en el plano local.

Hoy es el turno de Liverpool, que no encuentra la fórmula para poder escaparle al descenso y sus hinchas y dirigentes ya no soportan la situación.

Pasa en esos clubes que, año tras año, se acostumbran a ganar. A pelear, a jugarle de igual a igual a los grandes, que consiguen triunfos y que además, crecen en lo patrimonial y en lo social.

Es parte del crecimiento, de un cambio en su condición. Ya no compiten por competir y la meta no es salvarse del descenso. No, la realidad marca otra cosa, marca que si no se gana, hay malestar y como suele suceder, la cuerda se corta por el lado más fino: marcha el entrenador de turno.

Ese paso, esa mutación, ya la viven varios clubes del medio. Y si bien están lejos de los grandes, actuán igual.

Desde el Arco

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