DE VOLEA

Peñarol ganó y esa fue la gran noticia de la quinta fecha. Washington Aguerre se llevó por un rato los flashes el jueves por la tarde al anotar un gol de arco a arco, pero los focos apuntaban a lo que pasaría horas más tarde en el Campeón del Siglo.

No era secreto alguno que si el aurinegro no ganaba se terminaba el ciclo de Diego López al frente del equipo y quizás hasta el del gerente deportivo Carlos Sánchez.

Uno entiende que los dirigentes deben dar una señal para la hinchada. Un día un directivo me explicó: “Cuando la gente insulta al técnico y a los jugadores, los dirigentes miran para el costado. Ahora, cuando insultan al presidente y a la directiva, entonces cae el técnico”. Es lo que parece pasar en Peñarol.

A López se le cuestiona que perdió poder de mando en el plantel, pero parece que no se le reconoce que se ganó el derecho a definir el Uruguayo. El Consejo de Peñarol debe respaldarlo y mantenerlo. De ser cierto lo que se le recrimina, es la institución la que debe bajar el mensaje claro al plantel y a fin de año sí hacer los cambios que correspondan, pero que sean profundos. Rescindirle a Riascos no lo fue y cesar a López ahora tampoco resolvería el problema de fondo.