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En casa: Ney Castillo se pone otra vez la violeta

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Ney
MARCELO BONJOUR

DEFENSOR SPORTING

Jugó al fútbol y al básquetbol en Defensor; hoy vuelve al lugar donde arrancó como dirigente hace más de 30 años y es candidato a la presidencia del club en fórmula con Andrés Fleurquin.

Se llama Luis Alberto, pero todo el mundo lo conoce por Ney. Es que cuando su padre lo fue a anotar en el Registro Civil cambió el nombre que le había dicho su mujer y le puso el que él quería. En la familia materna se molestaron y ya desde la cuna comenzaron a llamarlo Ney. Parece que por un teniente de Napoleón, y le quedó para siempre.

Tras dos años lejos de la actividad dirigencial, desde que dejó de ser el presidente de la Federación Uruguaya de Básquetbol, vuelve y lo hace en el lugar donde se inició hace más de 30 años: Defensor Sporting. Ney Castillo es el candidato a la presidencia violeta por la lista 5, y su compañero de fórmula es el excapitán del club, Andrés Fleurquin.

Castillo comenzó como dirigente cuando se retiró de la práctica competitiva del basquetbol en 1983 en Defensor. Jugaba de uno y antes había estado en Bohemios. Allí llegó a Primera, incluso jugó unos partidos de titular hasta que apreció la gran generación de Daniel Vanet y Freddy Fernández entre otros. Se quedó un año, pero como quería jugar se fue a Defensor. “Hay una anécdota graciosa. Yo había estado viviendo un tiempo en Estados Unidos por motivos de estudio, y en Defensor se empezó a decir que venía Ney de Estados Unidos. Algunos me conocían pero otros no tenían ni idea. Y se imaginaron un americano alto. En la primera práctica, para jugar las finales de Tercera, mis amigos se alegraron de verme y el resto no pudo disimular su tremenda desazón”. Así comenzó la charla con Castillo en su oficina de la fundación Pérez Scremini, con las vocecitas de los pacientes que allí se atienden de fondo.

Según cuenta, era mejor jugador de fútbol que de básquet. “Jugué sólo en Defensor Universitario y en la selección de la Liga. Jugaba suelto adelante y fui goleador muchos años de mi cuadro y de la Liga”.

Nació en Santa Lucía y su padre era hincha de Peñarol porque los aurinegros en esa época concentraban en el hotel Biltmore y él lo acompañaba a ver sus prácticas. Cuando se mudaron para Montevideo primero vivieron en Colón, luego en Parque Batlle y después en Punta Carretas. Fue al liceo Suárez y muchos de sus amigos eran hinchas de Defensor. Lo empezaron a invitar a los partidos y luego lo llevaron a jugar a Defensor Universitario donde fue compañero de Jorge Franzini. Él lo metió en el mundo de la dirigencia.

CARRERA. Fue presidente del Básquetbol de Defensor e integró la directiva hasta que se fue a estudiar a Inglaterra. Cuando volvió lo fue a buscar Eduardo Arsuaga que procuraba la unidad quería que fuera delegado junto a Franz Oppenheimer y Claudio Paolillo en la época que Hugo Batalla presidía la AUF. “Pasamos muy bien en ese trío. Era un placer trabajar con ellos”.

Luego fue presidente de CAFO muchos años. “Nosotros hicimos los palcos vip, pusimos las luces y los banquitos. Y como yo tenía buenos vínculos con la Embajada Británica trajimos al ingeniero de Wembley para que hiciera un estudio en los pisos porque una fábula decía que había un lago abajo del estadio. No había ningún lago, simplemente había que filtrar bien el agua”.

Después se fue para el básquetbol, donde estuvo al frente de la Federación durante 14 años (2002 al 2016). Y ahora vuelve a Defensor Sporting, como candidato a la presidencia. Algo que ya le habían ofrecido antes, pero se había negado por entender que no había un equipo fuerte. “El club es ahora muy diferente que cuando yo estaba. Es un monstruo. Muy difícil de manejar sin un equipo fuerte y una gran organización. Ahora cuando me llamó otra vez Daniel Acevedo me dijo que ahora sí había un equipo fuerte. A Andy (Fleurquin) lo conozco de niño. Era amigo del padre, jugábamos en la Liga Universitaria. Es un valorazo y tiene una visión que excede a la de un jugador. Se recibió, es empresario. Tiene una visión moderna y sabe cómo financiar el club. Es un muchacho exquisito. Estoy entusiasmado, tengo muchas ganas. No creo que ningún club de Uruguay tenga un equipo como el que nosotros vamos a poner en la cancha, sin desmerecer a nadie. La vara está alta, pero ningún club tiene dos equipos en deportes diferentes, siempre competitivos. Y un área social que ningún otro tiene, pero que hay que explotarla mucho más. Defensor Sporting está enclavado en un lugar privilegiado y con muchos gurises. Hay que acercarlos al club y trasmitirles el amor por los colores”.

Es hincha fanático del club que espera presidir, aunque no lo demuestre. Pero a veces los nervios lo hacen irse de los partidos antes que terminen. Se da una vuelta y vuelve. “Mi mayor alegría fue en el 76, fue la primera vez y no te la olvidás más. Y tengo amistad con algunos de los jugadores de aquella hazaña, como Gregorio. Además, era más joven y seguramente lo exteriorizaba más. Pero el mejor Defensor que vi fue en la temporada en que jugaron juntos el ‘Polilla’ Da Silva y Nicolás Olivera. Era un placer no sólo ganábamos, sino que jugábamos muy bien”.

Estando al frente de la Pérez Scremini, Castillo es un hombre muy ocupado. “Estoy en un proceso de delegar a una nueva generación. No voy a dar un paso al costado, pero puedo quedar como supervisor o asesor, sin todas las responsabilidades que tengo ahora, que me encargo de todo. De la parte asistencial, el desarrollo, promocionar la fundación, juntar los recursos, etc. Si fuera ese el camino voy a tener más tiempo para Defensor Sporting”.

VOCACIÓN. Desde pequeño tuvo clara su vocación por la medicina. Desde que a los cuatro años tuvo un quiste en un testículo. “En esa época no existían las técnicas de diagnóstico de ahora. Entonces un amigo de mi padre, médico, me llevaba al sanatorio Americano donde me operaron. Me iba a buscar a la estación del tren en el que veníamos de Santa Lucía. Yo nunca había subido a un auto. Siempre dije que iba a ser médico por ese doctor que me ayudó tanto. Años después, cuando ya vivíamos en Lezica íbamos con mi madre en ómnibus a la playa Buceo y pasábamos por la Facultad de Medicina. Y yo le decía, ahí voy a venir yo. Y así fue”. Siempre trabajó desde primer año de facultad. Primero en un banco y luego consiguió que lo pasaran al Banco de Seguros, para estar más en lo suyo. “Mucha gente me ayudó. Me mandaban a estudiar y me hacían el trabajo”, recordó. También desde siempre supo que sería pediatra. “Me gustan los chiquilines. En el hospital Visca no había mucha cosa desafiante y el área oncológica era muy mala. Fallecían casi todos los chiquilines”.

Fundación. ”Nunca te acostumbrás a la pérdida de un chiquilín”.

Ney Castillo
Ney Castillo

Hizo la especialización en la Universidad de Minesota en Estados Unidos y luego estudió dos años y medio en Inglaterra. Aún hoy, después de tanto tiempo trabajando con pacientes oncológicos, sufre cuando las cosas no salen bien. “Este trabajo con los niños que se salvan ha sido una bendición. Pero nunca te acostumbrás a la pérdida de un chiquilín. Hay dos manera de perder a un paciente: a veces cuando recae ya sabés que no se va a curar. Hay algunas enfermedades que cuando el paciente recae sabés que se va a morir. Otras no. Vos te preparás, el equipo también y vas preparando a la familia. Pero hay otras circunstancias en que hay complicaciones en el tratamiento a pesar de que la enfermedades está controlada. Los tratamientos son muy agresivos. Esas muertes son agudas en poco tiempo, y son golpes muy duros para todos. Sobre todo para enfermería, ellos son los que más conviven con los chiquilines”.

A veces llega a su casa cansado, triste o sin el mejor humor, por eso describe a Rosita, su mujer desde 1970, como una compañera formidable. Ella y sus hijas Ana y Cecilia son hinchas violetas. No podía ser de otra manera. Tiene problemas con sus nietos, dos mujeres y un varón, porque sus yernos son uno de Peñarol y el otro de Nacional.

Rosita estuvo de acuerdo en su candidatura en Defensor Sporting.“Ella me acompaña en todo, difícil que me diga que no. Capaz que porque sabe que lo voy a hacer igual. Quisiera cerrar mi ciclo directriz donde empecé. Ahí están todos mis amigos. El otro día en el lanzamiento me reencontré con muchos de ellos, incluso compañeros del Suárez que no veía hace muchísimo. Fue un acto muy pasional y emotivo. El club ha estado cerrado a la gente. Creo que vamos a ganar

CAFO

El día en que se llevó la llave del Centenario para su casa

 Durante su pasaje por CAFO, Ney Castillo tuvo un par de discusiones con el entonces presidente de la AUF, Eugenio Figueredo.
“Venía un partido de la selección y habíamos arreglado la cancha que estaba impecable. CAFO tenía la potestad de suspender los partidos preliminares. Suspendimos uno y no pasó nada, pero cuando suspendimos el de Peñarol- Danubio se armó un lío bárbaro. Lo hicimos para cuidar la cancha, porque faltaban 15 días para el partido de Uruguay. Pero Figueredo lo refijó. Y yo lo resuspendí. Y para evitar algún problema me llevé la llave del estadio para mi casa y la devolví faltando una hora y media para el partido de fondo”, contó entre risas.

SOCIAL

La bandera violeta en barrios de contexto crítico

La lista 5 piensa clavar la bandera de Defensor en barrios críticos, creando escuelas de fútbol con un fin social. “Lo vamos a hacer ganemos o no. Queremos brindarle a esos niños una vivencia diferente. Y hay un proyecto aún más ambicioso: crear la escuela Defensor”, dijo Ney.

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